Un lapsus lingüe de la alcaldesa de Madrid se ha convertido este jueves en portada nacional de los medios al asegurar Manuela Carmena en una entrevista que Madrid “peatonalizará” la Gran Vía antes de que acabe la legislatura. En realidad, la alcaldesa se refería a la “semipeatonalización” de la calle, una intervención que ampliará las aceras de la principal arteria del centro de Madrid entre 2017 y 2018, adelantada hace un mes por Somos Malasaña, pero que no llegará a cortar el tráfico en la zona.
El ensanchamiento de aceras previsto no afectará al actual paso de taxis, autobuses de la EMT ni a las bicicletas, que seguirán circulando con normalidad por la zona. Tampoco a la carga y descarga nocturna, necesaria para los grandes comercios allí ubicados. Lo que aún no está claro es el número de carriles que permanecerán en la Gran Vía, aunque las pruebas que el Ayuntamiento ha ejecutado esta navidad con las restricciones al tráfico pueden dar alguna pista: un carril por sentido salvo en el tramo hacia Plaza de España, donde se ampliaba a dos.
El consistorio apuesta por dedicar en 2017 unos 800.000 euros para redactar el proyecto de ensanchamiento de aceras y otros 2,5 millones para ejecutarlo a lo largo de 2018, unos planes que de momento están a la espera de la aprobación de los presupuestos definitivos, a falta de un acuerdo con el PSOE, que no se opone a la medida.
“La Gran Vía es actualmente una gran herida urbana, que divide el centro de Madrid en dos partes. Con esta intervención queremos acabar con esa brecha, a la vez que se amplía el espacio peatonal”, explicaba hace un mes a Somos Malasaña el concejal de distrito Centro, Jorge García Castaño. También aclaraba que el Ayuntamiento solo permitirá “una línea de mesas” a las terrazas, para que el espacio ganado para el peatón no se lo acabe comiendo la hostelería.
El ejemplo de Bilbao
El ejemplo de Bilbao
Manuela Carmena ha citado en la entrevista la Gran Vía de Bilbao como el ejemplo a seguir. La ciudad vasca reformó su calle principal, la Gran Vía de Don Diego López de Haro, en el año 2000. Entonces amplió las aceras, rebajó bordillos y dejó un carril por sentido para taxis, buses y residentes, impidiendo el tráfico al resto. El resultado fue una calle con comercios florecientes y gran afluencia de peatones durante todo el día.
Para terminar de definir su actuación, el Ayuntamiento de Madrid analizará los datos del ensanche temporal de aceras en Gran Vía esta navidad. De momento, la contaminación en la zona se ha reducido considerablemente y a la actividad comercial, a juzgar por el dato ofrecido hoy por Carmena, no le ha ido mal: la alcaldesa ha asegurado que la Casa del Libro está vendiendo “un 15% más” este año.