Sergio y Elena se han convertido en celestinas del siglo XXI en su local La Luna de MadridLa Luna de Madrid. Aunque ha sido sin premeditación ni alevosía, sólo siguiendo la propuesta de un amigo como quien compra la lotería por si toca, lo cierto es que tras haber pecado ya dos veces, se han propuesto reincidir los últimos fines de semana de cada de mes. Cada oveja con su pareja y quien no la tenga, al número 17 de la calle Monteleón a participar en las 'Citas de los 7 minutos'.
La cosa consiste en reunir a 7 solteros con 7 solteras y darles 7 minutos de tiempo para ver si congenian. Cada chico dispone de 7 minutos para conversar a cada una de las siete chicas, y vicerversa. Una vez se han agotado los encuentros, Sergio y Elena pasan a preguntar individualmente a cada participante si hay alguna persona a la que desearían conocer más en profundidad. Después de cruzar los datos de todos, si se da la coincidencia de que, por ejemplo, un chico apuesta por una chica que a su vez se ha fijado en él, los organizadores de estos encuentros los ponen en contacto facilitándoles los respectivos teléfonos o e-mails.
Ambiente agradable
“Hay muchos más solteros de lo que parece”, nos comenta Elena. “A partir de los 30 cuesta más conocer gente. Un amigo en esta situación nos propuso organizar estos enuentros y, tras consultar la idea con algunos de nuestros clientes, nos decidimos a ponerla en práctica”.
Sergio, que era el más escéptico en cuanto al éxito de esta actividad, cuenta que parece que se ha formado ya alguna pareja gracias a esta iniciativa, aunque asegura que lo importante es que en los encuentros se crea un ambiente muy agradable y que, independientemente de si en ellos surge o no el amor es una buena forma de hallar amistades, de encontrarse con personas en una situación afectiva similar e, incluso, es una “perfecta terapia para vencer la timidez”. “Ves a gente que está como tú y te sientes menos solo. Simplemente por venir ya te encuentras mejor”.
Participar en una de estas citas es gratis y tan sencillo como enviar un correo electrónico a actividades@lalunademadrid.es. En el asunto hay que poner '7 minutos' y, luego, indicar en el texto el nombre y la edad.
¿Hay tiempo para el amor?
¿Que si da tiempo a conocer o a enamorarse de alguien en siete minutos? Obviamente, no. Sin embargo, “sí es un rato más que suficiente para saber si quieres volver a ver a alguien o no”, apunta Elena, que coincide con Sergio al afirmar que montar estas citas “es lo más bonito que hemos hecho en el bar”.
Desde que abrieron el café-bar, a finales del mes de julio, esta pareja -documentalista, él; periodista, ella- no paran de organizar conciertos acústicos, actuaciones de magia, de danza, monólogos, exposiciones o actividades infantiles todas las semanas. No obstante, es esta iniciativa amorosa la que más les ha llenado.
“Es muy bonito ver empezar a las parejas y es ilusionante ver cómo gente que se ha dejado un poco tras un desengaño amoroso, o que han dado casi por imposible encontrar una media naranja, prueban a venir y se activan de nuevo”, asegura Elena. Mientras, Sergio afirma que se han convertido en una suerte de confidentes e, incluso, de consultores sentimentales. “Vienen y nos preguntan que qué tal vemos a éste o a aquél, pero nosotros guardamos muy bien los secretos. Valemos más por lo que callamos que por lo que decimos”.
La mayoría de personas que han participado por el momento en estas citas se encuentra en la franja de edad de los 30 a los 40 años. En cualquier caso, corre a cargo de la organización evitar que haya grandes diferencias de edad entre quienes participan.
A Sergio y a Elena les ronda también por la cabeza montar una cita para mayores de 45 años y lo que sí que han puesto en marcha ya es un '7 minutos' para lesbianas que, aún sin fecha definitiva de realización, ya tiene a algunas interesadas inscritas.
“En cualquier caso, aquí se viene a pasar un rato muy sano. No hay nada de rollos raros y eso se ve al instante en la gente que se apunta a la actividad”, indica Sergio para finalizar.
Un barrio muy barrio
Los dueños de La luna de Madrid no sólo son unos comerciantes relativamente nuevos en el barrio, sino que también son vecinos nuestros desde hace bien poco. “Malasaña es un pequeño pueblo que nos ha acogido muy bien. Nos gusta mucho porque todavía perdura un poco de relaciones vecinales y la gente se hace favores, te conocen en el comercio de toda la vida y hay una rica vida callejera. Antes de venirnos a vivir al barrio no sabíamos que Malasaña -la que se vive de día- era así”, comentan.