La explosión flúor que invadió hace unas semanas la esquina de la calle San Bernardo con Palma, en Malasaña, ha desaparecido. La colchonería que abrió allí a finales de 2022 ha sustituido el verde y el naranja chillón por tonos beige y grises después de la publicación en este periódico de que sobre ella pesaba una orden municipal de cierre debido a errores de bulto en la declaración responsable con la que operaba.
El Ayuntamiento de Madrid obligó al cierre a principios de enero debido a que “se han detectado deficiencias que imposibilitan la continuación del ejercicio de la actuación declarada”, explicaba el documento al que tuvo acceso Somos Malasaña y que amenazaba con el precinto del local por la Agencia de Actividades.
Con esta medida la colchonería intenta subsanar las deficiencias de su declaración responsable para intentar conseguir una nueva licencia de actividad para evitar el cierre. Hace unos días Factory Colchón eliminaba la pintura de su tienda en la calle Bravo Murillo y poco después hacía lo mismo en Santa Engracia, donde también había incumplido la legislación municipal.
El desembarco de la colchonería en la calle San Bernardo provocó a finales de año una cascada de críticas en redes sociales por parte de vecinos del barrio que consideraban que su presencia afeaba la calle. En otros distritos la llegada de esta cadena también había provocado situaciones similares, con el agravante de haber pintado de flúor varios edificios protegidos, lo que fue denunciado por asociaciones vecinales en defensa del patrimonio.