La calva negra del señor del lado oscuro brilló finalmente bajo el sol de Madrid durante algo más de un día. El tiempo necesario para que su casco fuera desmontado, enviado a reparar y vuelto a colocar sobre el rostro de Darth Vader.
Este breve impás de desnudez capital sirvió para que alrededor de la escultura estrella de la exposición Face the Force se montara un pequeño revuelo -iniciado por este periódico cuando publicó la noticia el domingo- sobre el vandalismo que sufren habitualmente los elementos urbanos de Madrid.
Muchos medios se hicieron eco de la noticia e incluso algunos llegaron a inventar un supuesto robo del casco en cuestión, en aras de añadir espectacularidad a un pequeño suceso que no habría merecido ir más allá si el protagonista no hubiera sido el villano más famoso de la historia del cine.
Pero la vandalización de esta escultura se convirtió en el paradigma del escaso respeto de algunos madrileños a lo que está en la calle y que, por estar al cuidado de todos, acaba por no proteger nadie. Afortunadamente, los cientos de comentarios que el suceso generó en las redes sociales dejan bien claro que los vándalos son una minoría. Aunque se les vea mucho, como en el caso que nos atañe.
Este lunes, la organización volvió a colocar -ya reparado- el casco sobre la cabeza de Darth Vader. Como si nada hubiera ocurrido. Y los viandantes siguieron sacándose fotos. Igual que cuando no tenía casco.