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Licencia hotelera para un edificio de viviendas en Madera 25

El número 25 de la calle Madera fue uno de los primeros portales de Malasaña a los que las televisiones acudieron para documentar el caso de un edificio tomado casi por completo por las viviendas turísticas, que ejercían una gran presión sobre los vecinos de toda la vida hasta obligarles a marchar. Casos que se han repetido en otros lugares como Flor Alta 6. Todos operaban fuera de la legalidad, pero el de Madera 25 dejará de hacerlo así cuando acabe sus actuales obras de remodelación: el Ayuntamiento de Madrid le concedió hace poco más de un año una licencia para uso hotelero.

Las viviendas residenciales de Madera 25 eran explotadas hasta hace meses como apartamentos para turistas por la empresa Smart Rentals, que gestiona varios edificios residenciales reconvertidos en alojamientos turísticos en diferentes puntos de Madrid. La llegada de la licencia urbanística para convertir viviendas en hoteles motivó unas importantes obras de remodelación general de todo el edificio, para adaptarlo a su nueva condición.

La concesión de la licencia para usos terciarios se produjo el 17 de abril de 2017, cuando ya estaba vigente la orden municipal para proteger las viviendas residenciales de los efectos de la turistificación. La solicitante era la empresa Inmuebles Thanversix. Sin embargo, fuentes del Ayuntamiento explican que se concedió porque la petición se había producido con anterioridad a esa orden, que llegó tarde en este caso pero a tiempo para otros intentos de reconversión como los de Pez 21 y Valverde 4.

Un final esperado

Un final esperado

Sobre Madera 25 se documentaron varios casos de vecinos de avanzada edad, residentes en el inmueble, que se quejaban por el trasiego de turistas constante en su escalera. Ninguno de ellos quiso hablar de su caso con Somos Malasaña y todos acabaron marchándose. Durante más de un año entre tanto turista solo resistió un vecino en la planta sótano, pero al final habría claudicado.

Mientras eso sucedía, al edificio llegaban turistas desde cualquier parte de España y del extranjero que desconocían la situación del inmueble y lo que allí estaba sucediendo porque muchos de ellos accedían al alojamiento a través de agencias de viajes, tal y como pudo comprobar este periódico, puesto que la empresa comercializadora no solía anunciar los pisos en portales de internet tipo Airbnb. En numerosas ocasiones, los turistas, al ser informados de la situación en la que se encontraba viviendo el inquilino que se resistía a abandonar el edificio, se solidarizaban con su situación y afirmaban que de haber conocido ese hecho no habrían optado por alojarse en Madera 25, pero claro estaba que no sabían nada. Un par de familias de Málaga, con las que pudo hablar Somos Malasaña, indicaron que en su barrio de procedencia ocurría lo mismo y que ellos lo sufrían en sus propias carnes: al edificio llegaron contratando el alojamiento dentro de un pack turístico organizado que ofrecía una agencia de viajes malagueña.

El Ayuntamiento de Madrid acaba de aprobar una modificación de su Plan General de Ordenación Urbana para evitar conversiones enteras de edificios residenciales en apartamentos turísticos, como el caso de Madera 25. También perseguirá la proliferación de viviendas turísticas del tipo Airbnb en portales de vecinos.

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