Un 'after' ilegal amarga la vida a los vecinos de la calle Antonio Grilo
Lo sufrieron con intensidad en la calle Manuela Malasaña, en La Palma y, desde hace no menos de año y medio, lo padecen en Jesús del Valle. El fenómeno 'after' es una plaga bíblica para cualquier vecino de cualquier calle en la que brota uno de estos bares que suele abrir a partir de las seis de la mañana y cerrar al mediodía. El episodio más reciente de este mal lo encontramos en la calle Antonio Grilo, donde 'The Hole' acumula expedientes y denuncias (382 infracciones fruto de 75 inspecciones policiales), al tiempo que martiriza especialmente a quienes viven en el número 3 de la citada vía.
Cada fin de semana el escándalo de ruido y aglomeraciones de público de madrugada que padecen los vecinos de Antonio Grilo 3 es desesperante, según sus propias palabras. Cada fin de semana esos mismos vecinos denuncian puntualmente ante la Policía Municipal a la discoteca The Hole. De momento, no han conseguido nada. “Nos despiertan a partir de las 5.30 de la mañana y continúan con su música machacona hasta el mediodía o incluso más tarde, el edificio vibra entero. No vemos que el ayuntamiento tome más iniciativa que apilar expedientes y denuncias”, cuenta una vecina del número 3 de Grilo.
The Hole, no tiene permiso para abrir como 'after'. El pasado diciembre una representación de afectados se reunió con la subdirectora de la Agencia de Gestión de Licencias de Actividades (AGLA) quien les comunicó que los plazos de tramitación y resolución de las denuncias son los que son y que antes de junio sería difícil que lograran su objetivo de poder descansar.
De este asunto también se habló en el último pleno del ayuntamiento, a través de una pregunta del concejal de UPyD Julián Sánchez. La conclusión que sacaron los vecinos de esta gestión volvió a ser desesperanzadora para sus intereses: el tema sigue su procedimiento legal y no cabe otra que esperar.
Los problemas no acaban ahí. De nuevo, según denuncias de los propios vecinos del número 3 de Antonio Grilo, en ese edificio hay un piso 'okupado' por una persona de la misma discoteca 'The Hole', que “lo ha convervitdo en un supermercado de drogas que funciona 24 horas al día”. “Las redadas por parte de la Policía Nacional son continuas y la inseguridad en el portal y en la esquina de la calle Antonio Grilo con la travesía de las Beatas, creciente”.
Los trámites para el cierre de un local sólo pueden acelerarse en caso de que éste cometa una falta grave. Los vecinos creen que el carecer de licencia para la actividad que realiza, superar las emisiones de ruido permitidas -según mediciones policiales que acabaron en denuncia ante la concejalía de Medioambiente-, haberse demostrado que se produce venta de droga en el interior del local y haber superado varias veces el aforo de 90 personas que tiene permitido -según expediente policial-, son motivos más que suficientes para proceder a su cierre de manera inmediata.
Nadie está a salvo
Nadie está a salvo
Para abrir uno de estos 'after' ilegales que pueden arruinar la vida de cualquier residente en el barrio lo único que se necesita son pocos escrúpulos, alquilar un local con licencia de hostelería, habitualmente de bar, y posteriormente ir recurriendo todas las sanciones económicas que les impongan y que, por lo general, jamás pagarán haciendo uso de artimañas legales tales como cambiar el nombre de la sociedad gestora del espacio o de sus administradores. Si tras muchos esfuerzos finalmente se consigue su cierre, la solución pasa por buscar un nuevo local e iniciar de nuevo todo el proceso.
Dada la ingente cantidad de comercios de hostelería que hay en Malasaña, nadie en la zona puede estar seguro de que ahora mismo, en su calle, se esté gestando la apertura de uno de estos locales: en la calle Jesús del Valle el Garaje Club era un bar que llevaba años funcionando sin apenas generar problemas a las comunidades de vecinos que tenía a su alrededor pero todo cambió cuando hace cerca de dos años ya el sitio cambió de dueños y se transformó en 'after'. En todo este tiempo, quejas, denuncias, inspecciones y visitas constantes de la policía no han podido acabar con su molesta e ilegal actividad, que sigue atrayendo cada fin de semana a riadas de personas que buscan en él continuar la marcha una vez que cierran las discotecas de la ciudad.
En Manuela Malasaña, el local problemático se llama Room 31 y desde 2012 no ha parado de acumular denuncias. Music Bar Room 31 sl es la sociedad que desde febrero del citado año lo gestiona con licencia de restaurante y puesto de comida, según su CNAE. Si bien en los últimos tiempos la conflictividad se ha moderado, comercios cercanos lamentan la imagen y la suciedad que los clientes del establecimiento generan, mientras que los vecinos hablan ya de resignación.
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