Dura reacción de las asociaciones de vecinos ante la inminente aprobación de la Ordenanza de Terrazas y Quioscos de Hostelería y Restauración, prevista para el pleno municipal de este martes. La Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid (FRAVM) considera la normativa “un parche legislativo” que “avivará los conflictos vecinales que se han reproducido en los últimos meses en diversas zonas de la capital”, explica en una nota de prensa.
La FRAMV acusa al equipo de Gobierno y al Grupo Mixto, con cuyos votos se aprobará la normativa. Que la nueva legislación, “en vez de responder al interés general ha sido gestada en beneficio de una minoría, muy ruidosa”, la que representa la hostelería, de la que dicen “paga pocos impuestos, mantiene a sus trabajadores con sueldos de hasta un 40% por debajo de la media del conjunto de los convenios colectivos, hace un uso abusivo del espacio público, devalúa las viviendas, altera la convivencia en los barrios y en muchos casos empeora la vida de sus vecinas y vecinos”.
Las asociaciones vecinales niegan que la ordenanza sea “una norma nacida del consenso” y afirman que “una cosa es poder opinar y otra muy distinta ser escuchado para negociar un acuerdo, que es la base del consenso. Y en este proceso no ha habido negociación en ningún momento”, pese a que enviaron un texto con 66 sugerencias y alegaciones, “la mayoría de las cuales han caído en saco roto”. También se muestran muy críticas con la promesa de que las llamadas terrazas Covid finalizarían el 31 de diciembre de 2021. Primero se alargó al 31 de enero y ahora se prolongarán hasta dos años en todos los lugares sin zonas de protección acústica especial. “Lo harán, gracias a las modificaciones de última hora, incluso en Zonas Ambientalmente Protegidas. Rechazamos de manera rotunda que en estos lugares se mantengan las terrazas en bandas de estacionamiento, ocupen estas más o menos del 40% del espacio”, afirman con respecto a una de las últimas enmiendas en ser aprobadas.
“Si el texto no es aún peor para el vecindario o para otros sectores económicos como el comercio es debido a la movilización ciudadana de los últimos meses” a través de habituales caceroladas “y a la presión ejercida por las asociaciones vecinales y de comerciantes, que han conseguido que se incluyan algunos cambios, aún de manera descafeinada, como la prohibición de las terrazas de los food trucks, la supresión de las estufas de gas (aunque el plazo es demasiado amplio), la creación de la figura de zona saturada (muy recortada a última hora) y un régimen sancionador más duro”, reconocen antes de señalar que los servicios municipales de vigilancia y control son “insuficientes”.
“No estamos en contra de las terrazas” -aclaran- “pero sí de su concentración en zonas residenciales y de su descontrol, algo que, como bien saben los vecinos y vecinas de Chamberí, Centro, Retiro, Arganzuela, Salamanca, pero también de barrios de otros distritos periféricos, genera graves problemas de movilidad y convivencia”. Además, recuerdan que habitantes de zonas como Ponzano, Argüelles, Trafalgar, Malasaña, Chueca, Embajadores, La Latina, Ibiza o Goya “llevan meses de protestas porque están hartos de no poder dormir y descansar por causa del terraceo. La modificación de la ordenanza no va a servir para resolver estos problemas”.