El pasado 29 de octubre, de improvisto, una nueva vecina llegó al parque del Cerro del Tío Pío, en Vallecas. Una gran hormiga metálica que miraba la ciudad. Una obra de arte sin firma que los vecinos adoptaron rápidamente como una más y hasta la bautizaron como La hormiga obrera de Vallekas, tal y como cuenta Portal Vallecas. Estaba la hormiga tan contenta, haciéndose al nuevo vecindario, cuando el Ayuntamiento de Madrid ha decidido llevársela, vete tú a saber dónde. Los vallecanos, con el proyecto ValleKarte al frente, han lanzado una recogida de firmas para solicitar al Ayuntamiento de Madrid el regreso del brillante insecto.
El mismo Ayuntamiento que ha secuestrado a la hormiga obrera, empezó a desmantelar el 25 de octubre el Bosque Urbano de Barajas. Hace unos doce años, miembros de la Asociación de Vecinos de Barajas empezaron a plantar árboles y cuidarlos en un espacio abandonado por el Ayuntamiento. Los operarios municipales, escoltados por la policía, quitaron las mallas protectoras de las plantas, confiscaron las mangas de riego y las mangueras de goteo. También han quitado los nombres de los niños que acompañaban a los árboles plantados durante años por jubilados, escolares y vecinos, en general. Cualquiera que pase habitualmente por Barajas habrá visto las rotondas rebosantes de conejos. Pues bien, los vecinos avisaron desde el primer día que sin las mallas protectoras los animales destrozarían los arboles más tiernos, como ya ha comenzado a suceder.
También a finales de noviembre, se ha sabido que el Ayuntamiento tiene la intención de borrar el mural dedicado a Lucrecia Pérez en el antiguo Centro de Mayores de Aravaca (Plaza Corona Boreal). La pintura fue hecha en 2017 por un grupo de jóvenes del Distrito, con motivo del 25 aniversario del que suele considerarse primer crimen racista de nuestra democracia. Desde entonces, se ha convertido en el centro de las ofrendas florales que, desde hace 29 años, se llevan a cabo en homenaje a Lucrecia en el aniversario de su asesinato. Ayer, más de 150 vecinos, convocados por la Asociación Vecinal de Aravaca Osa Mayor y la Asociación Deportiva y Cultural Rosa Luxemburgo, se congregaron para gritar que el mural se queda.
El Ayuntamiento ha obviado la fuerte componente popular del Cerro del Tío Pío. Está en su nombre oficial, en el popular –las Tetas– y hasta en el suelo que allí se pisa, formado por el escombro de las chabolas donde vivían los vecinos que lucharon por hacer de su barrio un lugar habitable. La Junta de Distrito de Barajas ha considerado que el bosque de los vecinos de Barajas, formado por más 1500 árboles, es una plantación ilegal y ha solicitado al Área de Medioambiente la retirada del arbolado. Como un mero hecho administrativo, funcionarial, sin pararse a contemplar años de cotidianidad vecinal del espacio. En Aravaca, ante la necesidad de acometer unas obras, nadie se ha parado a pensar en cómo preservar un simple lienzo, un trocito de pared de gran importancia simbólica para la comunidad dominicana y el vecindario del lugar. Cualquiera que eche un vistazo a la foto sabe que es muy sencillo respetar el mural. Si se quiere. A veces, no son necesarias las reflexiones. Solo los hechos, los unos al lado de los otros, son capaces de explicarse solos.