Young Martín, el campeón de boxeo de los cincuenta que sigue vivo en la memoria de los vecinos de Tetuán
El 5 de marzo de 1931, a poco más de un mes de la llegada de la Segunda República, nació en el barrio de los Cuatro Caminos Martín Marco Voto (1931–2006), que traemos a esta pantalla porque, andando los años, se convertiría en Young Martín, campeón de Europa del peso pluma, aspirante a campeón del mundo y uno de los boxeadores más importantes de España en su momento. Durante la segunda mitad de los años cincuenta y los primeros sesenta, el peso mosca fue uno de los púgiles más populares de España, junto con Fred Galiana. El Zurdo de Cuatro Caminos.
Los inicios de Martín en el mundo del boxeo son indisociables del ambiente de deportistas, toreros y, claro, púgiles, que se curtían en el Cerro de los Locos (Dehesa de la Villa). Allí fue a entrenar con su padre desde pequeño y aprendió de figuras de la época como Luis de Santiago o Eusebio Librero.
Quienes le vieron boxear dicen que era rápido, decidido y de gran pegada para su peso. Con una defensa invertida difícil de superar, sus ganchos al hígado eran demoledores. Su punto débil, en cambio, residía en la fragilidad de mandíbula.
Debutó como boxeador en 1949, contando muchas victorias –la mayoría por KO– en su paso como amateur. Solo un año después dio el salto a la profesionalidad con una nueva victoria antes del límite, en dos asaltos, en su primera pelea. En 1951 se hace con el campeonato de España de peso mosca frente a Miguel Mur y en el 53 pelea en Las Ventas por el campeonato continental frente al francés Lou Skena, que le derribó inesperadamente en el decimocuarto, asalto después de una velada dominada por el de Cuatro Caminos.
El 3 de octubre de 1855 Martín no desaprovechará su segunda oportunidad de ponerse el cinturón. Derrotará al inglés Dai Dower en Notthingham, tirándole diez veces a la lona durante la pelea. El día 8 la portada del diario ABC fue entera para él. Con una imagen de su llegada al aeropuerto, el pie de foto rotulaba, a los pies de la multitud retratada en el aeropuerto de Barajas: “un nutrido grupo de amigos y aficionados acudió a recibirle”. Seguramente, estaría allí su gente de los Cuatro Caminos y la Dehesa de la Villa.
El título le valió el nombramiento de aspirante al cetro mundial, que ostentaba el argentino Pascual Pérez, pero no llegó la pelar hasta dos años después, intervalo en el que revalidaría dos veces su título europeo y perdería una pelea en México.
La pelea por el título mundial se produjo el 7 de diciembre en el estadio de Boca Juniors y, tras una dieta sostenida de más de un mes por el aplazamiento de la pelea, parece que el campeón no llegó en las mejores condiciones y perdió. Aun así, todavía defendió con éxito su diadema continental frente a Robert Pollazon (la perdería en 1959, en Helsinki). Young Martín se despidió de las dieciséis cuerdas en 1962.
En 1957, en la cúspide de la carrera de nuestro hombre, Ignacio Aldecoa escribió Young Sánchez, unos de los cuentos más alabados de la literatura española del siglo XX. En la veintena larga de páginas que tiene el relato no sale combate alguno, lo que importa es la vida de un púgil de medio pelo del barrio de Atocha. Es fácil pensar que, aunque el personaje es más bien un reflejo del boxeador español medio del momento, huyendo de las apreturas de un barrio de posguerra, el escritor se fijó en la sonoridad del alias del púgil de Cuatro Caminos para poner el título.
Martín no fue uno de esos boxeadores mediáticos tras su retirada aunque era una figura muy reconocida allá donde iba. En el barrio de Berruguete, donde vivía, muchos vecinos recuerdan a Tinín (este era su mote cariñoso de paisano) y en la página de Facebook de Amigos de Tetuán de las Victorias, que es algo así como una inmensa reunión virtual de antiguos alumnos, los viejos vecinos de la zona siguen comentando lo mismo sus gestas como boxeador que sus encuentros con él en el barrio.
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