“No es una cuestión política, se trata sencillamente de que estamos sobresaturados hasta un nivel insostenible y hay otros espacios igualmente válidos para acoger un evento así”, incide en repetidas ocasiones Alejandro en declaraciones a este medio. Es miembro de la Asociación de Vecinos Goya-Dalí, que agrupa a residentes del distrito de Salamanca de Madrid. Especialmente del entorno de la calle Goya, la plaza de Salvador Dalí y la Avenida de Felipe II, escenario del acto del Partido Popular este domingo 24 de septiembre contra la posible amnistía que PSOE y Sumar negocian con Junts y ERC para la hipotética investidura de Pedro Sánchez. Una protesta que ha despertado quejas vecinales en las que, como aclara Alejandro, “no hay un trasfondo ideológico”.
Defiende que el único motivo de las reclamaciones trasladadas al Ayuntamiento de la capital y la Delegación del Gobierno en Madrid, instituciones responsables de la concesión del permiso a los organizadores, es “garantizar el bienestar de los vecinos y del patrimonio ante la explotación desmedida del entorno del Palacio de los Deportes, en especial la plaza de Dalí”. Lamentan igualmente el poco margen con el que han tenido constancia de este hecho: el cambio de localización para la concentración, inicialmente convocada en plaza de España, se comunicó el pasado viernes 15 de septiembre. La modificación se trasladó al consistorio esa misma fecha, nueve días antes de la cita, apurando el plazo que marca la normativa.
Desde la Delegación del Gobierno comunican a Somos Madrid que de momento prefieren ser cautos. Informarán a los medios de comunicación sobre los pormenores de la movilización después de la reunión semanal sobre manifestaciones que celebra el organismo, fijada en la mañana del viernes. En cuanto al Ejecutivo municipal que lidera José Luis Martínez-Almeida, desde el área de Seguridad no han atendido hasta la fecha las preguntas de este diario sobre este asunto.
Una convocatoria que colma el vaso en una zona con población de alto poder adquisitivo, pero en muchos casos arrinconada por eventos casi diarios en el WiZink Center, patrocinio que esconde el nombre del Palacio de los Deportes, un pabellón que acoge acontecimientos de diversa índole el 75% de los días que tiene el año. La mayoría son conciertos, con un crecimiento exponencial de esta faceta en detrimento del deporte alternativo o de formación desde que la gestión del recinto pasó a manos privadas en 2014.
Una operación en la que estuvo implicado la que fuera mano derecha de uno de los rostros más representativos del acto del domingo: el expresidente del Gobierno José María Aznar. Al concurso para la explotación del pabellón se presentó una única compañía, creada pocos días antes de que expirara el plazo para presentar un proyecto. Se trata de Impulsa Eventos e Instalaciones S.A., con varios dirigentes procedentes de Madrid Deportes y Espectáculos, la empresa que por su parte gestionaba el espacio antes de su externalización y que era presidida por Pedro Antonio Martín Marín, exsecretario de Estado para el Deporte y exsecretario de Comunicación de Aznar.
Martín Marín favoreció la llegada de Impulsa, conglomerado que incluye empresas del sector de la producción de eventos como Octagon o Live Nation, que defenestró del recinto entidades como el Real Club de Esgrima exigiéndoles unos alquileres abusivos. Ahora la actividad deportiva ha quedado limitada a los partidos de baloncesto de Real Madrid y Estudiantes. Precisamente ambos clubes disputan encuentros este domingo: el equipo blanco a las 12.30 (a la vez que el mitin de los populares), mientras que el Movistar Estudiantes femenino juega a las 18.00. Todo ello después de varias noches consecutivas de conciertos en el mismo recinto: Andrea Bocelli miércoles y jueves, Spotify Equal Fest el viernes y Amaia el sábado.
Un cambio de ubicación entre malabares políticos y económicos
Pese a su persistencia en separar lo personal de lo político, Alejandro expone a título individual su visión sobre el traslado de la cita a su ubicación definitiva en Salamanca: “La Plaza de Colón la descartarían por las implicaciones de aquella famosa foto. Y aquí se celebró el acto inicial de la campaña autonómica de Isabel Díaz Ayuso, el 11 de mayo. Como Alberto Núñez Feijóo está muy cuestionado, creo que desde el PP de Madrid han querido apropiarse un poco del acto”. No obstante, la mudanza desde Plaza de España parece estar sustentada en la ocupación de este céntrico enclave desde este jueves por otra feria autorizada por el Ayuntamiento de Madrid, lo cual no dejaría apenas espacio para la manifestación.
Sobre el mencionado acto de campaña de Ayuso, Alejandro recuerda que “en él, por cierto, utilizaron el dolmen de Dalí y la escultura de Isaac Newton como si fueran un pivote más en el que poder apoyar cartelería y estructuras”. Critica que “emplearon un inmueble cultural como si fuera una pared cualquiera y ahora tememos que esta presión sobre el monumento vuelva a ocurrir”. Este vecino aprovecha para exigir la protección patrimonial de la obra, única creación de Salvador Dalí expuesta en la vía pública.
Pero Alejandro ilustra que los problemas en la zona vienen de largo al rememorar lo acontecido durante la final de la UEFA Champions League en 2019, con Manuela Carmena todavía como alcaldesa: “La fan zone para que los aficionados del Liverpool siguieran el partido se instaló también en la Avenida de Felipe II y resultó muy duro aguantar el ruido, la suciedad o las afectaciones al mobiliario por el exceso de alcohol de los seguidores”.
Fue uno de los días más “insoportables” para unos residentes que resisten la masificación ya no solo del Palacio de los Deportes, sino de las 30 terrazas que se agolpan en la plaza de Dalí aprovechando el tirón de los pre y posconciertos. Residuos, contaminación acústica, aglomeraciones en las carreteras adyacentes o colas que toman el espacio público son algunas de las razones para su indignación. Un enfado que no copará titulares ni columnas de opinión como el de los asistentes al acto del PP, con los dirigentes del partido y los expresidentes Aznar y Mariano Rajoy al frente. Puede que sea porque las reclamaciones de estos vecinos son pedestres, o quizá porque son más cercanas, más humildes, más honestas.