A principios de 2020, los ciudadanos madrileños disponían de una red de 37 Servicios de Urgencias de Atención Primaria (SUAP) a los que acudir si tenían una emergencia o necesitaban que un médico les atendiera por la noche o fuera del horario habitual de los centros de salud. Desde entonces han pasado muchas cosas: la pandemia obligó a cerrarlos “temporalmente”, pero más de dos años después la presidenta, Isabel Díaz Ayuso, ha firmado el acta de defunción de veinte, que no volverán abrir. De los otros 17, solo diez volverán, al final del verano, con médicos.
“Los servicios de urgencias de la Comunidad de Madrid son los mejores de España”, defendía este jueves Ayuso ante el pleno de la Asamblea regional. Unos días antes, su Gobierno había anunciado “un nuevo modelo de urgencias extrahospitalarias” que venía a confirmar los temores de sindicatos, profesionales y pacientes. Los SUAP desparecerán y pasarán a llamarse Puntos de Atención Continuada (PAC). El cambio no es solo nominal. Habrá una decena con personal médico y otros siete con personal de enfermería y técnicos de emergencias que, de facto, no son servicios de urgencias. De hecho, en la propia página web de la Comunidad indican que los SUAP “cuentan con médicos, enfermeras y técnicos de Emergencias Sanitaria”.
Por el camino, la consejería de Sanidad fulmina una veintena de servicios que solo en 2019, el último año completo que estuvieron operativos, atendieron 343.374 urgencias. A estas habría que sumar las 146.230 que se despacharon en los siete centros a los que ahora se priva de médicos. En total, casi 490.000 atenciones. Una cifra que se ha mantenido estable en 2017 y 2018, según los datos del Observatorio de Resultados del Servicio Madrileño de Salud.
La “reorganización” de estos servicios, que suponían el primer escalón en la atención de las urgencias y que permitían a los ciudadanos disponer de un centro abierto próximo a su domicilio los fines de semana, festivos y fuera del horario ordinario de los centros de salud, se basa, según la Comunidad de Madrid, en “criterios de actividad, geográficos, poblaciones y de ausencia de un hospital cercano”.
Con estos requisitos, de los 14 SUAP que había abiertos en la ciudad de Madrid a principios de marzo de 2020, solo cuatro reabrirán con médico. En la zona sur, donde había diez, volverán a funcionar solo dos, en Fuenlabrada y Pinto. Hacia el este, se recuperará el de Rivas-Vaciamadrid, el único de los cinco que se cerraron por la pandemia. En el oeste, permanecerán cerrados los cuatro que había. Y en el norte, donde había tres, además del CUE el Molar, que nunca se cerró, se reabrirán todos. Son los de Tres Cantos, Colmenar Viejo y San Sebastián de los Reyes.
De esta forma, se quedan sin su Servicio de Urgencias de Atención Primaria localidades como El Escorial, Majadahonda, Las Rozas, Collado Villalba, Parla, Móstoles, Alcorcón, Aranjuez, Alcalá de Henares, Torrejón, Coslada, San Fernando de Henares o Barajas. Los ciudadanos de estas zonas deberán acudir al hospital más cercano o, donde los haya, a los Servicios de Acción Rural que ya existían.
“Había que reorganizar efectivos de la siguiente manera: por criterio geográfico. Es decir, donde no haya un hospital a menos de 15 minutos”, defendía Ayuso este jueves. La presidenta de la Comunidad ponía como ejemplo el caso de Móstoles. “Antiguamente había un hospital y un SUAP. Ahora en este municipio hay dos hospitales públicos, por tanto no es tan necesario el SUAP en ese lugar”, afirmaba. En el centro de especialidades Coronel de Palma, situado en este municipio de más de 200.000 habitantes, se realizaron en 2019 más de 65 atenciones por urgencias de media al día.
Este es uno de los centros que reabrirá sin médicos. Como en los otros seis en esta situación, no se podrá ni diagnosticar ni prescribir medicación, por lo que finalmente los vecinos que tengan una urgencia, por leve que sea, acabarán yendo a un hospital. En este caso, al Universitario de Móstoles, comenta Eugenio, un vecino del municipio, que denuncia que en “lo que antes se tardaba 20 minutos en el SUAP, ahora se tardan dos horas”, sin contar el desplazamiento. “Le estamos quitando tiempo y calidad de vida a los vecinos de Móstoles y en general a la Comunidad de Madrid”, explica. El mostoleño comenta con enfado que “al final se van debilitando los servicios públicos y es la gente que no se puede permitir una sanidad privada la que lo acaba pagando”.
Atendiendo a los datos que maneja la propia consejería de Sanidad madrileña, no parece que el criterio de actividad haya tenido gran peso en la reapertura. Sí se reabrirá el servicio de San Sebastián de los Reyes, que en 2019 atendió una media diaria de pacientes por encima de los 100 usuarios. Sin embargo, el segundo con más actividad, el de Entrevías, al sur de Madrid, también por encima de los 100 pacientes al día, permanecerá cerrado, en este caso totalmente. Los vecinos de esta zona no tendrán ni médico ni enfermera de urgencias fuera del horario habitual de los centros de salud.
Como se aprecia en el siguiente gráfico, hasta ocho de estos servicios de urgencias extrahospitalarias que en 2019 atendieron a entre 60 y 70 pacientes de media al día no volverán a abrir o lo harán sin médico. En la misma situación están otros cuatro con una media por encima del medio centenar. De los que reabrirán al final del periodo veraniego, los que menos pacientes atendían de media son los servicios de Tres Cantos, Colmenar Viejo y Las Águilas, en Madrid.
Javier Baeza, que es el cura de la parroquia del barrio de Entrevías, la de San Carlos Borromeo, asegura que la eliminación de este servicio les produce “muchísima angustia”. Ahora a los vecinos no les quedará otra que desplazarse hasta el Gregorio Marañón o el Infanta Leonor, ambos a más de media hora en transporte público. Javier denuncia que las urgencias de los hospitales se terminan colapsando porque se quedan sin “un trámite intermedio que pueda valorar” la gravedad de cada paciente. El párroco cuenta que el martes acompañó a un vecino del barrio hasta las Urgencias del Gregorio Marañón. “Desde las cuatro de la tarde hasta las dos de la mañana estuvimos”, dice.
La situación, que se produce principalmente en la zona sur de la región, también se repite en Aranjuez. El SUAP no reabrirá sus puertas y obligará a los vecinos del municipio a recurrir a alguno de los Servicios de Atención Rural o desplazarse al Hospital del Tajo si tienen una urgencia, por lo que, de nuevo, las urgencias hospitalarias seguirán atendiendo a un volumen de pacientes más alto. Carla es una de las afectadas. “Ya no es que tengamos que esperar más tiempo para ser atendidos, que también, es que los que no tenemos coche tardamos casi una hora en autobús”, denuncia.
Ayuso justificó esta semana que “solo el 0,44% de la atención en los SUAP era para una emergencia”. La afirmación de la presidenta contradice la que arrojan los informes y datos oficiales de la Comunidad. Por ejemplo, la que dice que el 7,3% de las personas que acudieron a estos recursos, más de 55.000 personas, fueron derivadas al hospital por los profesionales sanitarios. En cualquier caso, un paciente que acude a urgencias no tiene la obligación de saber qué es o no demorable hasta que se lo dice un médico.
Si tomamos como referencia el parámetro de las derivaciones a hospitales, el caso de Entrevías vuelve a destacar. Es el que más pacientes al día derivaba de media, casi 10, que suponían el 9,5% del total de atenciones. Otros que permanecerán cerrados con algunas de las tasas más altas son los SUAP de Pozuelo, Majadahonda o Coslada.
El anuncio de este recorte en los servicios de urgencias extrahospitalarias respecto a la situación previa a la pandemia, en la que la Comunidad llegó a comprometerse incluso a abrir otra decena de SUAP más, llega en un momento en el que las urgencias de los hospitales están saturadas. En el Doce de Octubre, por ejemplo, se están atendiendo unas 700 diarias, frente a las 500 de media habituales. “Si nos cierran los centros de salud de alrededor y maltratan la atención primaria, esto es lo que termina pasando”, comentaba una enfermera de este centro para este reportaje.
Desde el sindicato médico Amyts, señalan que la presión asistencial en las urgencias de muchos hospitales está un 30%, un 40% o un hasta un 50% por encima de lo habitual. La ausencia de los SUAP suma presión. Según los datos de la Consejería de Sanidad, en 2019 se atendieron en ellos unas 753.000 consultas, de las el 7,3% requirieron derivación hospitalaria. Es decir, el 92,7% de los pacientes evitaron ir al hospital.
La decisión de la Comunidad de no abrir esa veintena de servicios, que según el consejero del ramo, Enrique Ruiz Escudero, no supondrá un ahorro para la administración, se ha encontrado con la oposición de sindicatos y plataformas en defensa de los servicios público. CCOO, UGT, y CSIT-Unión Profesional han anunciado ya que emprenderán acciones legales contra este departamento, al considerar que la “reorganización” supone “la disminución de dispositivos de urgencias y recortes asistenciales dramáticos para algunas zonas rurales”. “Nuestra posición es de rotunda negativa a todo el contenido de la resolución y lo que de ella se derive”, han defendido.
También se ha mostrado en contra Amyts, presente en la mesa sectorial. “Teniendo claro que la organización de la asistencia sanitaria compete al Gobierno de la Comunidad de Madrid, queda claro que supone una reducción importante de los puntos de atención y se querría saber qué dotación van a tener para que tengan una garantía de atención adecuada, de forma que no se produzcan situaciones de sobrecarga como las que se producían en los SUAP con anterioridad a la pandemia”, recogen en un informe en el que advierten del temor a que se produzca un “descontento y posible riesgo de salida de facultativos a otros niveles asistenciales”.
Desde la Asociación para la Defensa de la Sanidad Pública de Madrid ha exigido también la reapertura de los 37 SUAP en las mismas condiciones que tenían antes de la pandemia. “El cierre definitivo de 20 centros de salud y la conversión de otros siete en centros solo con atención de enfermería no urgente supone un retroceso en la accesibilidad de la población a la asistencia sanitaria necesaria y un mayor deterioro de una Atención Primaria ya recortada y deteriorada”, lamentan.
“La intención del Gobierno de la señora Ayuso es clara y avanza en ello hace tiempo: empeorar y hacer cada vez más inaccesible la Sanidad Pública, para que la población la abandone y se busque la vida en el sector privado”, denuncian.
La familia de Laura, que vive en Valdemoro, también se ha visto afectada por el cierre del SUAP de su barrio, que atendía una media de 43 paciente al día. Con el cierre de este servicio, todos los vecinos del municipio que necesiten acudir a urgencias tendrán que desplazarse a otra ciudad. “Mis padres y yo tenemos los medios para salir e ir a otro sitio. Pero las personas mayores que viven aquí no tiene posibilidades de salir de Valdemoro si tiene una urgencia”, explica con resignación.
Una situación que lleva más de dos años afectando a miles de personas en toda la Comunidad de Madrid y que tras el verano será definitiva. Mientras tanto, la presidenta Ayuso sigue presumiendo de gestionar uno de los mejores servicios de urgencias de España. “Y desde luego los vamos a seguir mejorando”, aseguró. La última mejora, el desmantelamiento de 20 recursos.