Citroën C5 Aircross MHEV: aún con más argumentos

Si hay un modelo, de los que se venden en el mercado español, que no ve reflejadas sus muchas cualidades en el nivel de ventas que le correspondería, ese es a nuestro juicio el Citroën C5 Aircross. Amplitud interior y de carga, modularidad -resultado de la experiencia de la marca francesa en el mundo de los monovolúmenes- y variedad de opciones de motor son algunas de las virtudes de este SUV de 4,5 metros de largo, no demasiado grande para lo que cunde de puertas adentro.

Una competencia que no deja de crecer es posiblemente el principal motivo por el que el C5 Aircross se ve menos de los que cabría esperar. Pero esto último podría cambiar ahora que acaba de incorporarse a su gama una versión de hibridación ligera, o mild hybrid, que rinde 136 caballos y lo introduce en el codiciado segmento de los coches con distintivo ambiental Eco.

Además de la etiqueta, el sistema de impulsión empleado por Stellantis en este y en otros modelos del grupo trae consigo una ligera reducción del consumo, cifrada en alrededor del 15%, y un aporte extra de fuerza cuando el motor gira a bajas revoluciones.

En la cadena cinemática recién estrenada encontramos un propulsor de gasolina de tres cilindros y 1,2 litros que funciona en ciclo Miller, el más eficiente para los coches híbridos, y sustituye la correa de distribución que tantos quebraderos de cabeza ha dado en los últimos tiempos por una cadena. A este motor se añade otro eléctrico de 21 kW alimentado por una pequeña batería de 0,89 kWh, así como una caja de cambios automática y electrificada de seis velocidades. Las emisiones del coche se sitúan entre 127 y 128 gramos de CO2 por kilómetro, según se escoja la versión Plus o la más equipada Max.

Lo distintivo del sistema de Stellantis es que es capaz de impulsar el vehículo por sí solo, algo que ocurre cuando circulamos a baja velocidad en ciudad o al maniobrar. De aquí surge el ahorro de combustible antes mencionado, que en las pruebas de homologación pasa de 6,3 litros/100 km (los que consume el modelo de gasolina de 130 CV sin hibridación) a 5,7 litros/100 km, apenas dos décimas más que las versiones diésel que Citroën aún mantiene en catálogo.

En conducción real, las cifras no son tan favorables, como suele suceder. El C5 Aircross mild hybrid, o MHEV, viene a gastar unos 7 litros en tráfico urbano y entre 6,5 y 7 litros/100 km en desplazamientos largos, en función de si el ritmo es más o menos tranquilo. Con estas magnitudes, combinadas con los 53 litros de capacidad del depósito, la distancia media entre repostajes bordea los 700 kilómetros, lo que no está mal en los tiempos actuales.

Estamos, pues, ante un coche de notables aptitudes ruteras que se ven reforzadas, como apuntábamos al comienzo, por un amplio espacio interior y por el gran volumen de equipaje que puede transportar: esta variante dispone de 580 litros con los asientos en su posición normal, 720 si los adelantamos todo lo que permite su desplazamiento longitudinal y hasta 1.630 cuando optamos por abatirlos.

Recordemos, además, que las tres plazas traseras son independientes unas de otras y pueden también abatirse y desplazarse a lo largo por separado, una posibilidad tan práctica como cada vez más rara de ver y que Citroën ha querido rescatar del Picasso y demás exitosos monovolúmenes del pasado.

Todo lo detallado hasta aquí se conjuga, según es el estilo de siempre de la firma de los chevrones, con una rodadura que se busca deliberadamente suave y ajena a las irregularidades del firme. Como todo, esto tiene sus detractores y sus entusiastas; estos últimos son los que no dudan en calificar esta forma de flotar sobre la carretera de sumamente confortable, mientras que aquellos se sienten más confiados cuando disponen de más información de lo que sucede entre el asfalto y las ruedas.

A los fans de este modo de entender la comodidad a bordo, Citroën los agasaja con un par de guindas ya bien conocidas: los asientos Advanced Comfort, provistos de un mullido suplementario, y la suspensión del mismo nombre, equipada con topes hidráulicos progresivos.

Nulas señales exteriores

El C5 Aircross Hybrid 136, que así se denomina comercialmente, apenas se distingue en nada del resto de la gama, especialmente por fuera. En el interior, el conductor sí halla un cuadro de instrumentos específico, donde observará un tacómetro de color azul que muestra la autonomía y los trayectos en modo eléctrico, un gráfico dedicado al flujo de energía del motor híbrido y un indicador del nivel de carga de la batería.

A ellos se agrega un medidor de la potencia, la indicación del modo de conducción elegido y el porcentaje de distancia recorrida en modo eléctrico, que suele ser nulo en los viajes por carretera y relativamente significativo en ciudad, aunque nunca se acerca al 50% que aventuró la marca cuando presentó el modelo.

La nueva variante microhíbrida del C5 Aircross viene a ampliar una gama en la que permanecen la versión de gasolina convencional, de 130 caballos, la diésel automática de la misma potencia y los híbridos enchufables de 180 y 225 CV, estos ya con distintivo 0 emisiones. El modelo MHEV cuesta 37.315 euros en acabado Plus y 38.400 euros en el denominado Max.