Las flotas corporativas continúan su ascenso y confían cada vez más en tecnologías alternativas

V. Celaya

El Barómetro sobre Flotas y Movilidad que anualmente publica Arval es una encuesta internacional realmente única no solo por su alcance, sino también por los temas que plantea y la visión panorámica que dibuja sobre el sector y sus perspectivas de futuro. En la edición 20ª del estudio se ha recabado la opinión de más de 8.600 responsables de la toma de decisiones de empresas que tienen sede en 30 países de Europa, América del Norte y del Sur y la región de Asia-Pacífico. 

El resultado es un informe de 93 páginas rebosante de datos que revela varias tendencias claras: las empresas confían en el futuro de las flotas y continúa el impulso de la electrificación; aumenta de igual modo el interés por la implantación de soluciones de movilidad para los trabajadores y se prevé un crecimiento en el uso de datos de vehículos conectados. Sorprenden el nivel sorprendentemente bajo de uso de datos telemáticos y la proporción igualmente llamativa -pero por lo contrario- de flotas que emplean vehículos usados. 

El 91% de las compañías espera que las flotas corporativas se mantengan estables o crezcan en los próximos tres años, pese a las incertidumbres que Arval detecta en la geopolítica, la economía y la industria del automóvil. Ese optimismo tiene su asiento en la confianza en el desarrollo de su negocio (73%) y en razones que relacionadas con las políticas de recursos humanos (44%), especialmente la contratación y retención de personal. El siguiente acicate para las flotas (32%) lo encontramos en la oferta a empleados de vehículos a los que antes no tenían acceso. 

Sobre los retos a que se enfrentan los gestores en los próximos tres años, un 35% menciona la electrificación como uno de los tres principales, y aumenta de manera ostensible la preocupación (hasta el 30%, cuatro puntos más que el año pasado) sobre el coste total de propiedad. Esto puede explicar la disposición de las empresas a extender el uso de vehículos conectados o a considerar los de segunda mano. 

El 43% de ellas declara tener vehículos usados en su flota. Si sumamos las que se plantean incorporarlos en los próximos tres años, la cifra se eleva al 83%. A pesar de todo, la edad media de las flotas está disminuyendo a nivel global, aunque en escasa medida -de 5,6 años en 2023 a 5,5 años en 2024-, lo cual indica que los problemas en la cadena de suministro están disminuyendo lenta pero progresivamente.

Una certeza que se extrae del informe es que la electrificación sigue cobrando impulso. Si en el Barómetro de 2022 el 59% de las empresas afirmaron que ya habían incluido al menos una tecnología alternativa en sus automóviles -ya fuera híbrida, híbrida enchufable o eléctrica- o estaban considerando hacerlo en los siguientes tres años, en 2023 esa cifra se elevó hasta el 70% y este año se mantiene en el mismo porcentaje. 

Las principales razones para dar el salto siguen siendo principalmente de carácter ambiental, como un menor impacto en el entorno (38%), la política de RSC de las empresas (27%), el cumplimiento de las limitaciones de acceso a las Zonas de Bajas Emisiones (24%) o la previsión de futuras políticas restrictivas (21%).

En cuanto al mix de vehículos que cabe esperar en el futuro, los encuestados calculan que el 35% de sus modelos estará electrificado en el plazo de tres años. Se espera que los 100% eléctricos continúen ganando cuota pese a los retos pendientes en cuanto a recarga, coste y gama de modelos disponible. El 36% de las empresas ya ha introducido coches eléctricos -o medita hacerlo a corto plazo- en su parque, y en el caso de Europa la proporción alcanza el 42%, lo que sitúa a estos vehículos a la altura de los híbridos enchufables (43%) y los híbridos convencionales (42%).

Un hecho interesante es que los eléctricos presentan aumentos desde 2022 tanto a nivel mundial como europeo, mientras que híbridos y enchufables experimentaron una gran alza entre 2022 y 2023 pero parecen declinar lentamente en los últimos tiempos.

La electrificación de los vehículos comerciales ligeros (LCV) va un poco rezagada, con solo el 31% de las empresas que han introducido una furgoneta con propulsión alternativa (en este caso se incluye la de pila de combustible de hidrógeno), pero también se advierten avances en este aspecto: en el Barómetro de 2022 solo el 7% de las flotas tenía eléctricos en su flota, registro que ha pasado al 10% en el último año.

La tríada clásica

En cuanto a los frenos a la implantación del vehículo eléctrico, el 70% de los entrevistados alude a la falta de puntos de recarga, ya sean públicos (35%), en las instalaciones de la empresa (31%) o en casa de los empleados (29%). A continuación se señala a los otros dos sospechosos habituales: el precio de esta clase de coches y lo que consideran que es todavía una oferta de producto muy limitada.

El Observatorio establece que el 75% de las empresas (el 79% en Europa) ya ofrece a sus empleados al menos una solución de movilidad, lo que comprende desde coches, viajes y bicicletas compartidos hasta el alquiler de bicicletas o ayudas para el transporte público. La cifra global ha aumentado cuatro puntos porcentuales con respecto al año anterior y la tendencia ahora está impulsada por las medianas empresas. Más que la influencia de la RSC se observa últimamente la de RRHH pues, como asegura la nueva directora del Observatorio, Oana Duma, “cada vez más empresas utilizan soluciones de movilidad para atraer y retener talento”.

Dado que el 40% de las empresas hace uso de la telemática en parte o en la totalidad de su flota, los vehículos conectados tienen un alto grado de penetración en las flotas corporativas. Sin embargo, existe una brecha considerable entre disponer del equipo y servirse de su potencial: solo el 16% de las compañías que cuentan con la tecnología adecuada afirman utilizar los datos procedentes de su plataforma telemática. En otras palabras: muchos coches están conectados, pero los datos siguen infrautilizados.