La Comisión Europea ha presentado su propuesta para la futura regulación de las emisiones Euro 7, que comenzará a aplicarse a partir del 1 julio de 2025 a turismos y furgonetas, y desde el 1 julio de 2027 a camiones y autobuses. Se trata de una normativa conjunta para todo tipo de vehículos y que impone límites más estrictos a la emisión de gases contaminantes y partículas, si bien el texto no es aún definitivo al estar sujeto a los cambios que puedan introducir el Parlamento y el Consejo europeos.
Para turismos y furgonetas se establece como límite de las emisiones de óxidos de nitrógeno (NOx) el mismo que había con la Euro 6 para los vehículos de gasolina: 60 mg/km. Es decir, que los diésel deberán reducir su tope según la normativa vigente actualmente, de 80 mg/km, a los 60 que se decreta en la Euro 7. No hay novedades aquí en lo que respecta a las partículas, que se mantienen en un límite de 4,5 mg/km.
En el caso de camiones y autobuses, los óxidos de nitrógeno, fijados en 460 mg/kWh como máximo hasta el momento, deben ahora atenerse a una doble restricción: 350 mg/kWh con el motor en frío y 90 mg/kWh en caliente. En partículas, se pasa de 10 mg/kWh en la Euro 6 a menos de la mitad en la Euro 7: 4,5 mg/kWh.
Con estas modificaciones, se espera que la reducción de emisiones de NOx para 2035 sea de un 56%, y del 39% para las partículas. Además, las nuevas reglas también dictan límites de emisión para contaminantes como las emisiones de óxido nitroso (N2O) de los vehículos pesados, un gas diferente de los óxidos de nitrógeno.
Es importante destacar que todos los vehículos deberán cumplir con las reglas por un período más largo que hasta ahora. Se comprobará el cumplimiento para turismos y furgonetas hasta que estos alcancen los 200.000 kilómetros o los 10 años de antigüedad, lo cual duplica los requisitos existentes bajo la normativa actual (100.000 kilómetros o 5 años). Para autobuses y camiones se establecen 700.000 kilómetros o 15 años.
La norma Euro 7 regula el montaje de sensores para medir las emisiones a lo largo de la vida útil del vehículo, con el fin de garantizar que no se manipulen los equipos de reducción de emisiones y que las autoridades puedan controlar a través del sistema de diagnosis de a bordo el cumplimiento de los niveles de emisiones.
La Comisión Europea señala que el cambio reglamentario tendrá un bajo impacto en los consumidores, ya que, según sus estimaciones, las reducciones de emisiones propuestas se pueden lograr con las tecnologías disponibles actualmente. Esto permite esperar un impacto moderado en los costes de los vehículos, de entre 90 y 150 euros por turismo o furgoneta, y de alrededor de 2.600 euros en autobuses y camiones.
Partículas de frenos y neumáticos
La Euro 7 será la primera norma a nivel mundial en ir más allá de la regulación de las emisiones del tubo de escape, al señalar límites adicionales para las emisiones de partículas de los frenos (solo en turismos) y normas sobre las de microplásticos de los neumáticos. Estas restricciones se aplicarán a todos los vehículos, incluidos los eléctricos.
La Comisión propone pruebas más estrictas para la homologación, incluyendo test en carretera para turismos y furgonetas e incluso ensayos con temperaturas de hasta 45 grados centígrados o viajes cortos típicos de los desplazamientos diarios, lo cual se añadiría al nuevo método RDE (Real Driving Emissions), ya en vigor, que mide con más precisión que el ciclo NEDC las emisiones reales de los vehículos.
Estas normas son complementarias a las dictadas para las emisiones de CO2. El objetivo acordado en este último caso es la supresión completa para 2035 en turismos y furgonetas; en los próximos meses se presentará la propuesta para camiones y autobuses. Para favorecer la movilidad eléctrica y la confianza de los ciudadanos en ella, la Comisión contempla también nuevas nuevas disposiciones sobre la durabilidad de las baterías.
El alto organismo europeo apoya su iniciativa en varias evidencias. Una es que el transporte por carretera es la mayor fuente de contaminación del aire en las ciudades, de acuerdo con sus informaciones. En 2018, más del 39% de las emisiones de NOx y el 10% de las emisiones primarias de PM2,5 y PM10 (partículas de menos de 2,5 y 10 micras, respectivamente) procedían, en la Unión Europea, de esta actividad. Estos porcentajes, agrega, son mucho más altos en las ciudades, donde la movilidad suele ser la principal responsable de la contaminación del aire.
Se estima que el transporte por carretera causó unas 70.000 muertes en la UE en 2018. Para el año 2035, con la aplicación del Euro 7, se prevé que se reduzcan las emisiones totales de NOx de automóviles y furgonetas un 35% en comparación con la Euro 6, y un 56% en autobuses y camiones. Al mismo tiempo, se rebajarán un 13% las partículas del tubo de escape de turismos y furgonetas, y un 39% las de autobuses y camiones, mientras que las partículas procedentes de los frenos de los coches se verán reducidas en un 27%.