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Vistoso, amplio y seguro, así es el nuevo y ‘deseado’ Kia Sportage

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Entre los conductores, o usuarios en general, que buscan lo que hoy en día se considera un vehículo familiar, cada vez son más los que se fijan en el Sportage. Con 4,5 metros de longitud, un interior muy espacioso y un maletero que no le va a la zaga, este vehículo deportivo utilitario —SUV por sus siglas en inglés— de Kia da plena satisfacción a las necesidades de una familia estándar actual, compuesta comúnmente por una pareja y dos hijos, y le ofrece además la posibilidad de elegir entre diversas tecnologías en un momento en que muchos dudan sobre el camino a escoger a ese respecto.

Antes de entrar a analizar esto último, es obligado admitir que, como ocurre no solo con los coches sino también con otros objetos de deseo, uno de los principales motivos de compra es sencillamente la estética. Si el Sportage era ya un modelo vistoso en su anterior generación, en esta ha adquirido un aire moderno —incluso atrevido— que, sin embargo, pocos clientes desechan por excesivo. Lo mismo sucede en el interior, que se percibe como avanzado y tecnológico, especialmente gracias al enorme panel de supervisión que manda en el salpicadero, pero sin que ello resulte en ningún caso abrumador, algo que sí les sucede a veces a los vehículos muy lujosos y sofisticados.

Después de pasar la prueba del agrado visual, los usuarios tienden ya a atenerse a criterios más racionales o medibles. Comprueban entonces que el coreano, siendo un modelo no excesivamente grande, alberga unas plazas amplias y que destacan sobre todo en la parte trasera del habitáculo. El equipaje de la familia tampoco es problema porque el maletero dispone de una capacidad que oscila entre los 526 litros de las versiones mild hybrid hasta los 591 de las equipadas con motor de gasolina sin hibridación.

El Sportage saldrá también airoso del test de calidad que cualquiera que está decidiéndose entre un modelo u otro quiere realizar sentándose al volante del que ya sueña que será ‘su coche’ y tocando aquí y allá para comprobar la buena factura de lo que se propone adquirir.

Llega entonces la cuestión más peliaguda en los tiempos que corren. ¿Qué motor elegir? ¿Electrificado o de combustión? ¿Gasolina o diésel? Muchos no lo tienen claro, y para llegar a todos Kia ha planteado una variedad de opciones mecánicas que no es habitual encontrar en el mercado, incluida la posibilidad de escoger en algunos casos entre tracción delantera y a las cuatro ruedas. 

El catálogo se compone de versiones de combustión -de gasolina y diésel-, microhíbridas también de gasolina o diésel, full hybrid e híbrida enchufable. Cada una de ellas presenta cualidades que se ajustan a un tipo concreto de comprador, y solo unos pequeños inconvenientes relacionados únicamente con el espacio que cada sistema de impulsión roba al maletero en función de la ubicación de sus componentes. 

El Sportage híbrido enchufable, con etiqueta de cero emisiones de la Dirección General de Tráfico (DGT), se antoja ideal para aquellos usuarios que utilizan el coche especialmente en tráfico urbano y que tienen a su disposición un punto de recarga. De este modo pueden disponer cada vez que se ponen al volante de 70 kilómetros teóricos —unos 55 reales— de autonomía en modo eléctrico que deberían bastar para completar la mayoría de los desplazamientos cotidianos, todo ello sin generar ruido ni emisiones locales de dióxido de carbono (CO2).

El punto fuerte de las variantes de hibridación ligera o mild hybrid lo encontramos, más allá del distintivo Eco que les corresponde, en la ligera reducción del consumo que se logra mediante la combinación de un sistema eléctrico de 48 voltios bien con un motor de gasolina de 150 caballos, bien con uno diésel de 136 CV, a los que aquel asiste en determinadas condiciones de conducción.

Por su parte, el Sportage híbrido convencional o full hybrid es uno de los más solicitados por quienes no disponen de un cargador en su casa o en el trabajo, tal vez porque —como tantos españoles— no reside en una vivienda unifamiliar ni cuenta con un garaje donde el coche pernocte. En esta versión el consumo es significativamente inferior al del modelo microhíbrido, aunque la etiqueta ambiental adjudicada sea la misma (Eco), merced fundamentalmente a la mayor intervención de la parte eléctrica en el empuje del vehículo.

La persona interesada en el SUV de Kia querrá, por último, probar cómo se desenvuelve sobre el asfalto, y advertirá que se trata de un modelo muy equilibrado en su compromiso entre comodidad de suspensión y eficacia a la hora de contener los movimientos indeseados de la carrocería, ya sean de cabeceo o balanceo. 

Un examen más minucioso le permitirá recrearse en el diseño de su panel panorámico, dividido entre el cuadro de instrumentos y la acostumbrada pantalla multimedia. Más abajo hallará el original display con el que puede conmutar dos grupos de funciones básicas del vehículo —navegación y audio por un lado, climatizador por el otro— mediante el uso mixto de mandos táctiles y botones físicos para acciones concretas, por ejemplo subir el volumen de la música o bajar la temperatura del habitáculo.

Tal vez ya en casa, el cliente se dedique a estudiar la amplia dotación de seguridad del Sportage, provisto, entre otras ayudas a la conducción, de asistente para evitar colisiones frontales en intersecciones y el que las previene a la salida de aparcamientos, además del control de velocidad inteligente basado en la navegación. A esos sistemas puede añadirse un monitor de 360 grados, el airbag central delantero, el dispositivo de aparcamiento remoto mediante llave y un ingenioso monitor de ángulo muerto  que muestra la imagen recogida por las cámaras en los relojes del cuadro de instrumentos, cuando accionamos el intermitente.

La compra llega siempre al fatídico final de la factura. La dolorosa parte ahora mismo de 29.202 euros, para la variante de gasolina de 150 CV en acabado Concept y con tracción delantera. Los híbridos ligeros arrancan en 32.602 euros, correspondientes a ese mismo motor pero asociado a la tecnología de 48 V y en versión Drive.

Por su parte, el híbrido más asequible, el de acabado Drive y tracción 4x2, cuesta 37.665 euros, y el más caro, un GT-Line con tracción a las cuatro ruedas, asciende a 49.643. En la cumbre de la gama, los híbridos enchufables tienen precios comprendidos entre 41.906 y 50.606, en función del nivel de equipamiento que incorporen.