En 2002 Volvo se lanza a la conquista del mercado de los SUV de lujo con el XC90. Abrazado a la seguridad y al diseño, el todocamino sueco no funcionó nada mal comercialmente en sus 12 años de vida -hasta 2014 se estiró la primera generación-, colocando casi 700.000 unidades en todo el mundo. Te recuerdo que los rivales eran -y son- de aúpa: desde el Volkswagen Touareg, hasta el más deportivo BMW X5, pasando por el todopoderoso Audi Q7.
En 2015 Volvo puso en circulación la segunda entrega del XC90, un SUV reformulado bajo los nuevos parámetros de diseño del ex Volkswagen Thomas Ingenlath y de construcción derivados de la plataforma modular SPA. El resultado es un SUV de 7 plazas de aspecto impactante, con una calidad interior en lo más alto del segmento y con los sistemas más avanzados en seguridad y asistencia a la conducción.
Es curioso observar cómo Volvo ha resuelto los 4,95 metros de largo y algo más de dos metros de ancho de la criatura: a simple vista es reconocible como un modelo nórdico de toda la vida, pero con unas líneas vanguardistas de las que adolecía la marca, comprada en 2010 por la china Geely. Una parrilla frontal con lamas dobles en disposición vertical, unas luces diurnas delanteras en forma de T tumbada o unas zigzagueantes ópticas traseras, acentúan esta personalidad.
La finura externa -las protecciones de plástico de la anterior generación se pintan ahora en el mismo color de la carrocería- persiste en el interior del Volvo XC90, que bien podría pasar por un confortable, cálido y agradable salón escandinavo medio. La esplendorosa superficie acristalada, los asientos de sobresaliente factura -posiblemente los mejores de la categoría- en una posición dominante de la carretera y una consola con una pantalla táctil XXL a modo de tablet donde se integran todas las funciones captan la atención en los primeros instantes a bordo.
A través de este iPad en disposición vertical se controla la ingente cantidad de tecnologías a bordo: control de crucero adaptativo, aviso de cambio de carril involuntario con aviso acústico y corrección automática del volante, aviso de ángulo muerto, sensor de fatiga, alerta de colisión, luces largas automáticas, cámaras perimetrales con visión cenital o asientos delanteros con múltiples reglajes, calefacción, ventilación y masaje.
Por lo demás el habitáculo del nuevo XC90 cuenta con una importante carga de trabajo artesanal, combinando materiales como el cuero, el aluminio cepillado, la madera, el cristal de Orrefors -la famosa fábrica de cristal sueca- para la palanca de cambios o controles en corte de diamante para el botón del sistema Start/Stop y el control del volumen. El bienestar sueco alcanza su clímax con el equipo de sonido Bowers&Wilkins de 19 altavoces y amplificador de 1400 voltios para convertir el interior en una especie de subwoofer rodante.
El espacio es otra de las virtudes del Volvo XC90, un verdadero siete plazas en disposición 2+3+2. El suelo completamente plano y tres asientos centrales que se desplazan longitudinalmente 11 centímetros, se inclinan y abaten sus respaldos, otorgan infinitas posibilidades de configuración, pero siempre favoreciendo la seguridad de sus ocupantes, que incluso cuentan con regulación en altura de los cinturones de seguridad de las plazas centrales.
En caso de elegir el XC90 de siete asientos, la tercera fila ofrece una comodidad suficiente para dos pasajeros de hasta 1,70 metros de altura. Aunque acceder a ellos no es una operación sencilla, sí lo es plegarlos o desplegarlos con un mecanismo (opcional) eléctrico. Cuando se abaten, quedan enrasados con la superficie ofreciendo 692 litros de maletero (por los 721 del 5 plazas). Cuando son utilizados, el volumen se reduce a 310 l, que sigue siendo suficiente para dos maletas grandes.
La oferta mecánica está compuesta por dos motores diésel, de 190 caballos (D4) y 225 CV (D5), un gasolina de 320 CV (T6) y un híbrido enchufable de 408 CV (T8 Twin Engine), combinados siempre con una transmisión automática por convertidor de par de ocho velocidades y con tracción a las cuatro ruedas (salvo en el D4, que es delantera). Todos están basados en bloques de dos litros, cuatro cilindros y turboalimentados.
El Volvo XC90 D5 es el más demandado dentro de la gama por el equilibrio mecánico entre rendimiento y eficiencia. 470 Nm de par disponibles a 1.750 rpm son los culpables de mover las dos toneladas del SUV nórdico con soltura y agilidad (incluso cargados de equipaje) y al mismo tiempo, junto a un escalonamiento de las marchas pensado para ahorrar carburante, de ajustar el consumo en 8 l/100 km en una conducción real.
El confort de marcha es otro de los aliados del XC90 de segunda generación. La nueva plataforma otorga una estabilidad excelente y un manejo ágil en espacios comprometido a pesar de sus dimensiones. Contenidos los balanceos propios de una carrocería de su tamaño, las suspensiones han sido pensadas para garantizar la comodidad más elevada a los ocupantes, y eso que, si se apuesta por la suspensión neumática adaptativa, se endurecen con el modo Dynamic o aumentan su altura en 40 milímetros con el modo Off-road.