Jaime Urrutia acudió el día 5 de noviembre a la sala REM de Murcia para deleitar al público con sus canciones más conocidas. El excantante de Gabinete Caligari tiene un repertorio inmenso porque fue el compositor de este grupo de los años ochenta y noventa. Además, cuenta ya desde 2002 con tres álbumes en solitario, cuando empezó su carrera en solitario con el espectacular disco Patente de corso.
El público murciano no faltó a la cita, con una buena entrada y una media de edad que rondaba los cuarenta años. La edad no es casualidad, porque buena parte de los asistentes no concibe a Jaime Urrutia sin Gabinete Caligari. Él mismo tampoco, a tenor de las confesiones entre canción y canción. Empezó el concierto en acústico con la promesa de tocar temas de Gabinete menos conocidos y otros tantos de su ya larga carrera en solitario. No se cumplió en mi opinión esa promesa, pero no importó. Sobresalieron los temas de Gabinete más famosos y se vibró con pocos pero excelentes canciones de Jaime en solitario (¿Dónde estás?, Lo que no está escrito, Tratando, Castillos en el aire).
La mayoría del público deseaba escuchar la peculiar rasgada voz de Jaime Urrutia con los temas de Gabinete de siempre, los del rock castizo o madrileño que los distinguió en los ochenta. Era además lo esperable. Sin más se empezó con Pecados más dulces que un zapato raso y quedó clara la línea de los siguientes noventa minutos: canciones de desamor, de apego a la tristeza y al fracaso sentimental. Fue el núcleo duro de un concierto soberbio con temas sobre todo de dos álbumes de Gabinete bien conocidos (Privado y Camino Soria), aunque aparecieron canciones más antiguas y más punk que rockeras, como Obediencia o Golpes.
Jaime Urrutia dio una lección de rock de siempre, del que no cambia por modas, del que se mantiene imperturbable, del clásico âo vintage como dirían ahoraâ y ello fue de agradecer entre un público que sabía que acudía para disfrutar de la nostalgia de un rockero ejemplar.