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LaLuz Mediterranean Art acoge al pintor oriolano Antonio Gálvez con la exposición 'Atmósferas'

LaLuz Mediterranean Art acoge al pintor oriolano Antonio Gálvez con la exposición 'Atmósferas'

María Ponce Murcia

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Joseph Mallord William Turner, uno de los mejores paisajistas de la historia, es uno de los artistas que ha inspirado al pintor Antonio Gálvez en su nueva exposición ‘Atmósferas’, una pequeña muestra que se puede visitar hasta el 25 de noviembre en la Galería LaLuz Mediterranean Art junto a ‘Mapas y Territorios’ del pintor murciano multidisciplinar Salvador Torres.

Antonio Gálvez, nacido en Orihuela, sabía desde los 9 años que quería ser profesor de dibujo. Eso es lo que contaba el pasado jueves 2 noviembre en la inauguración de ‘Atmósferas’. A pesar de que sus padres le advirtieron que “de la pintura no se puede vivir”, fue un profesor de la Escuela de Artes Aplicadas de Orihuela quien realizó el veredicto final: “El chico tiene que estudiar Bellas Artes”.

Para acceder a la Escuela de Bellas Artes de Valencia de San Carlos, tuvo que hacer un examen de ingreso: “Pertenezco a la última promoción del Plan Antiguo”, contaba, “consistía en una prueba con carboncillo sobre una pieza de 1 metro de altura. Duraba 15 días porque la escultura que teníamos que representar necesitaba claroscuros, no nos convencía el ángulo y teníamos que volver a empezar. Era una clase de 40 alumnos que nos disputábamos nuestra plaza. Y yo fui uno de los que ingresó”.

Antonio recuerda las clases obligatorias de Bellas Artes, donde descubrió el paisaje y su vinculación con Turner, uno de los pintores románticos más importantes del siglo XVIII, cuyas obras paisajísticas en acuarela como «El combativo Temerario siendo remolcado a su último fondeadero para ser desmantelado» son muy reconocidas.

Además de ingresar en la Escuela de Bellas Artes de Valencia de San Carlos, fue becado para realizar una estancia en Segovia durante el mes de agosto. “Teníamos que pintar a primera hora de la mañana porque llegaba el sol de las 12 del medio día y era insoportable. Recuerdo con orgullo que, antes de volver a casa, se realizaba una exposición con las obras de los pintores becados de toda España”. Añade entre risas: “Los canarios eran más distanciados, yo me llevaba muy bien con los andaluces”.

En cuanto a sus preferencias artísticas, admite que le gustan los clásicos, como Goya, aunque ya no se puede pintar con su técnica o con la de Velázquez. “Vivimos otros tiempos”. Si bien más adelante confiesa que Antonio López es un gran pintor. Nos cuenta su admiración por los paisajistas españoles del siglo XIX, cómo el Impresionismo era una estilo que le gustó mucho hasta que descubrió a Turner y a los expresionistas abstractos alemanes, los cuales representaban la realidad de forma subjetiva, distorsionada y deformada. Esta selección tomará forma en sus propias obras, donde no sigue la línea abstracta y figurativa contundentemente. En esta ocasión, nos muestra un paisaje surrealista, onírico, donde prima la ensoñación y la fantasía, lo que hace que cada uno pueda interpretarla a su manera. ``Hay veces que pinto más lento y otras más rápido. Puedo tardar entre 5 minutos, 5 horas o 5 días. Incluso hay partes que me olvido de ellas y me llevo una sorpresa cuando las vuelvo a encontrar. Esto pasa porque cada vez soy más rápido. Me gusta que la pincelada sea espontánea y no estar insistiendo y dibujando, sino que me dejo llevar cuando pinto. He llegado a este estado después de representar al natural paisajes o bodegones que me aburrían hasta que un profesor me dijo: ``tienes que inventarte los paisajes´´.

“No tengo una idea preconcebida. Voy utilizando los colores y a medida que realizo el cuadro, me surgen nuevas ideas, como el empleo de aguarrás para diluir, o cambiar la pincelada de horizontal, donde la mancha se queda, a vertical, es decir, levantando y dirigiendo el recorrido con el soporte”. Aun así, si nos fijamos en algunas de sus obras, podemos observar que recurre mucho al Action painting, un término que no conocía hasta que explicó que en sus tiempos se llama así al Dripping, técnica que utilizaba el artista por antonomasia, Jackson Pollock.

Tal y como se titula esta exposición ‘Atmósferas’, son los paisajes que nosotros decidimos y que los llevamos hacia nuestra estado emocional del momento. Nuestros propios fenómenos atmosféricos. Una eclosión entre el romanticismo de Turner, la fuerza de Pollock y la sensibilidad de Antonio Gálvez.

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