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Legislación sobre la nueva normalidad escolar
La 'nueva normalidad', mientras esté vigente la emergencia sanitaria, ha quedado regulada por el Real Decreto-Ley 21/2020. En su artículo 9, se establece que en los centros docentes se deben evitar las aglomeraciones y asegurar la distancia de seguridad mínima de 1,5 metros o, en su defecto, otras medidas de higiene de prevención de riesgos de contagio. Pero ahora todos (docentes, estudiantes, padres y madres, políticos…) nos preguntamos: ¿Y esto cómo se consigue?
El Ministerio de Educación y Formación Profesional ha propuesto a la Conferencia Sectorial de Educación un documento de Acuerdos para el inicio y el desarrollo del curso 2020-2021. Son 14 preceptos que desarrollan el citado artículo 9: calendario habitual, presencialidad, adaptaciones docentes para recuperar el curso anterior, apoyos personalizados, planes de riesgos laborales, planes de contingencia, lucha contra la brecha digital, refuerzo de la competencia digital, colaboración entre docentes y administraciones… Pero en realidad esto es desglosar intenciones y todos nos seguimos preguntando: ¿Y esto cómo se consigue?
El Ministerio también ha elaborado un documento con recomendaciones para adaptarse a todos estos preceptos de la nueva normalidad educativa, justificadas en estudios de impacto de COVID-19 en la infancia y del cierre –en su momento necesario y ahora parece que desaconsejable– de los centros educativos en la salud y bienestar del alumnado. Aquí ya se concretan medidas que garanticen una “vuelta a la escuela en septiembre, segura, saludable y sostenible”.
En este sentido, se establecen 4 principios básicos de prevención: (I) limitación de contactos, (II) medidas de prevención personal, (III) limpieza y ventilación y (IV) gestión de casos, todos los principios con acciones transversales como reorganización del centro, coordinación, educación sanitaria y equidad. De todas las medidas, parece que las que más han llamado la atención son las relativas a evitar aglomeraciones dentro de cada aula, más allá de las 'aulas-burbuja' (grupos de convivencia estable) para los cursos inferiores a 5º de Primaria: 1,5 metros de distancia interpersonal en aulas saturadas significa que el aula debe alojar la mitad del alumnado habitual… ¿Y esto cómo se consigue?
El problema de las aulas saturadas
Las aulas saturadas son un problema con o sin pandemia. No debemos pasar esto por alto. Hacen disminuir la eficacia didáctica de las clases, sobre todo al dificultar la atención personalizada del docente hacia el alumnado y entorpecer ritmos de aprendizaje. El sistema educativo debe hacer un esfuerzo por disminuir las famosas 'ratios' de estudiantes por aula, en todas las etapas educativas, y esto se logra básicamente con una mayor financiación en infraestructuras y sobre todo en personal. La pandemia ha puesto de manifiesto el gravísimo problema de personal del sistema educativo español; si su número ya era escaso antes, ahora ya es totalmente insostenible. Los docentes, que a la sombra de sus ordenadores han sido unos héroes etéreos durante el confinamiento (cerraron los centros, no la educación), no dan abasto para atender dignamente a cada estudiante.
Recordado esto, y asumiendo que cada aula deberá albergar la mitad del alumnado habitual, ¿cómo se consigue gestionar el doble de aulas con el mismo horario y el mismo personal docente? Es humanamente imposible. Las administraciones educativas deben contratar más profesorado y otro personal escolar, ahora de forma urgente; después, de forma habitual.
Pero no parece que haya voluntad, porque inhumanamente es posible todo: adaptación de espacios complementarios (pabellones, patios, almacenes, comedores…) y presencialidad por turnos (la primera mitad de la clase asiste las semanas pares y, la segunda mitad, las impares; y el tiempo en casa, problemas de conciliación aparte, para consolidar y ampliar conocimientos de forma autónoma). El profesorado seguirá siendo el mismo; el horario de atención docente, también; y “tan solo” habrá disminuido el calendario académico de cada alumno, pero eso no se paga, ni altera impuestos.
¿Entonces cómo se consigue? Más personal escolar
Estas medidas de “desaturación” de las aulas pueden compensar académica y socialmente en momentos de extrema excepcionalidad, pero para un mínimo de un curso entero no hay más vuelta de hoja: hace falta más personal escolar.
Los principios básicos de prevención contra la COVID-19 que ha establecido el Ministerio de Educación y Formación Profesional estructuran medidas de actuación que, aunque quizá dan demasiada responsabilidad a los centros, son muy detalladas y de una alta sensatez, coherencia y viabilidad, así que se hacen de lectura obligatoria para comprender cómo se puede conseguir la adaptación de los centros a la nueva normalidad. Pero no olvidemos que todas ellas, ahora y cuando no haya pandemia, se resuelven con una única consigna: más profesorado.
Esto cuesta dinero a las administraciones públicas con competencias en educación; ahora bien, ¿cuáles deben ser las prioridades de un Estado social y de derecho como constitucionalmente es España? Parece que la pandemia nos ha demostrado que los servicios públicos lo son, como la sanidad… y la educación.
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