Más allá de cuál debe ser la salida al conflicto hídrico en la Región de Murcia, parece que ya hay varios partidos ideando un modelo sostenible, lo que nos ha quedado claro a todos los murcianos es que cuando más lo necesitábamos, el PP nacional “se ha rajado” en materia hídrica y, de repente, parece negar el mismo discurso de solidaridad entre cuencas que alimentó en los años 2000-2011 y que le sirvió para convertir al Levante español en un feudo azul. Es fácil sentir que a Rajoy ya no le hace falta el Levante, y mucho menos la Región de Murcia, que tantos quebraderos de cabeza le ha dado en los últimos meses.
El discurso hídrico del Partido Popular se ha convertido en la gran estafa política del Siglo XXI en España y no por su contenido, discutible, sino por su finalización. Con cuatro años de mayoría absoluta y casi dos ya de gobierno con otro trasvasista, Ciudadanos, Rajoy ha sido incapaz de aprobar si quiera un Plan Hidrológico Nacional, instrumento indispensable para empezar a pensar cómo damos solución al campo murciano. Los populares de la Región saben que el barco se viene abajo y no les queda más que chapotear como el ahogado. Mociones en ayuntamientos y un par de acusaciones sobre el pasado que, aunque pudieran ser ciertas, no dejan de ser los últimos coletazos previos a la ruptura total.
Si prometieron algo que no era realizable, se tienen que ir ya. Cada agricultor murciano debería ir con su tractor a San Esteban para pedir que López Miras le devuelva su voto y si no lo hace, dimitiendo, deberían sacarle de allí. Si por el contrario, lo que prometieron era viable y no lo hacen por su demostrada incapacidad política, entonces, también deben irse.
La cosa, en definitiva, es que no se puede auspiciar un modelo de desarrollado basado en una promesa política de provisión y ahora ser incapaz de dar una respuesta viable. Tendríamos que empezar a tener este debate en serio, saber si alguien en Madrid piensa dar solución alguna, o si el PP se ve ya incapaz de hacer algo, para poder comenzar a plantear alternativas antes de que se produzca una salida virulenta. Los populares, dicen algunos, han roto el pacto social de la democracia en España, pero es que en la Región de Murcia con especial dureza también han roto el pacto social que les llevó a gobernar y el incumplimiento de un contrato no debería quedar libre de consecuencias.
La dignidad pisada del Partido Popular de la Región de Murcia simboliza la dignidad pisada de toda esta tierra y el problema es que ellos parecen no reaccionar, no pretender levantarse. Sumisos como Teodoro García nos conducen a la más absoluta irrelevancia entre repetición de argumentarios del año 2007 y bandera de España. No basta con sacar a la ventana la bandera, este país se defiende en cada uno de sus pueblos, reivindicando las específicas demandas que son nuestra seña de identidad.
El problema de los ahogados es que a veces te arrastran con ellos, te cogen y tú también te hundes. Por eso, esta Región no debería seguir pendiente de un ahogado que pone en peligro su supervivencia. Para salir del pozo tenemos que cerrar los últimos 20 años y pensar, en común, y con honestidad, un modelo sostenible para el agua que nos merecemos.
Más allá de cuál debe ser la salida al conflicto hídrico en la Región de Murcia, parece que ya hay varios partidos ideando un modelo sostenible, lo que nos ha quedado claro a todos los murcianos es que cuando más lo necesitábamos, el PP nacional “se ha rajado” en materia hídrica y, de repente, parece negar el mismo discurso de solidaridad entre cuencas que alimentó en los años 2000-2011 y que le sirvió para convertir al Levante español en un feudo azul. Es fácil sentir que a Rajoy ya no le hace falta el Levante, y mucho menos la Región de Murcia, que tantos quebraderos de cabeza le ha dado en los últimos meses.