Para los 'sindicatos del pesebre' parece que todo aquel que no se les pueda afiliar, no trabaja. Una visión con las orejeras del interés y de mantener su supuesta representatividad de cara a unas negociaciones con la patronal y el gobierno, que quedarán cojas al no sentirse representados los que sufren una situación límite, el pequeño agricultor y ganadero por cuenta propia.
Nadie puede negar que el pequeño agricultor o ganadero por cuenta propia... sí... autónomo, trabaja y mucho, con sus manos y sudor diarios; tanto o más que cualquier obrero asalariado por cuenta ajena en cualquier industria o comercio. A este trabajador no se le asigna un salario mínimo, “es un terrateniente”, cuando su terruño es como la paleta para el albañil una herramienta de trabajo.
Cuando se trata de repartir la riqueza está bien tener en cuenta al que sufre para llegar a fin de mes, porque solo consigue para pagar los servicios esenciales; se podría decir que quien trabaja por casa y comida es un esclavo del siglo XXI, de verdad que el exiguo salario mínimo se podría asimilar hoy en día a esa figura.
El problema del pequeño agricultor o ganadero no es tener que pagar en momentos puntuales a un jornalero un salario mínimo para que le ayude, es mucho más profundo. Se puede caer en el error de ver la cerilla pero no la mecha.
En un mundo globalizado donde las semillas se patentan y los alimentos entran a formar parte del activo bursátil, no es de extrañar que solo las grandes multinacionales puedan sobrevivir a la presión de la oferta y la demanda, echaremos de menos a estos pequeños agricultores y ganaderos cuando consigan que desaparezcan y los mercados controlen el alimento del mundo. Ese día el hombre perderá su condición humana y se trasformara en ganado.
No se puede mirar hacia otro lado en el campo, es verdad que se explotó como mano de obra barata y sin derechos a esos miles de emigrantes que se dejo entrar en época de Aznar, y que ahora se les reconocen derechos. No se puede permitir que se pongan en cuestión.
Dejen el salario mínimo en paz y defiendan que nuestro sustento y el trabajo tradicional en nuestro país (junto con el turismo) sea factible en las pequeñas y medianas explotaciones agrícolas y ganaderas, para así garantizar nuestra seguridad alimentaria, y los derechos del que trabaja... no solo de los trabajadores.
Para los 'sindicatos del pesebre' parece que todo aquel que no se les pueda afiliar, no trabaja. Una visión con las orejeras del interés y de mantener su supuesta representatividad de cara a unas negociaciones con la patronal y el gobierno, que quedarán cojas al no sentirse representados los que sufren una situación límite, el pequeño agricultor y ganadero por cuenta propia.
Nadie puede negar que el pequeño agricultor o ganadero por cuenta propia... sí... autónomo, trabaja y mucho, con sus manos y sudor diarios; tanto o más que cualquier obrero asalariado por cuenta ajena en cualquier industria o comercio. A este trabajador no se le asigna un salario mínimo, “es un terrateniente”, cuando su terruño es como la paleta para el albañil una herramienta de trabajo.