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Ciudadanos, en la encrucijada

Van directos al PP. Inés Arrimadas y su opción política no ha virado el rumbo y se dirigen al puerto de ‘Génova’ a refugiarse. Un pequeño motín a bordo liderado por Francisco Igea y con algún murciano por ahí metido intenta convencer a los ‘oficiales’ de que si siguen este rumbo dentro de poco tiempo no tendrán ni barco donde montarse.

Si Albert Rivera y su soberbia y narcisismo son los únicos culpables de que Ciudadanos esté prácticamente desaparecido y que su papel político haya dejado de ser significativo, ahora con su apuesta de ir de la mano de los populares en Cataluña, País Vasco y Galicia lo único que demuestran es que ante el diluvio que les vienen encima, en vez de abrir su propio paraguas, han decidido esconderse bajo el ala de una gaviota.

Algunos venimos advirtiendo de que este país no se puede gobernar sin Cataluña ni País Vasco -entre ambas comunidades representan un tercio del PIB de España- y ambos partidos son marginales en el norte. Los populares están al borde de la desaparición en el noreste y, por si faltaba algo, en Cataluña Ciudadanos puede pasar de primer partido a quinto.

En Galicia, donde tienen cero patatero diputados, quieren subirse al carro de Núñez Feijoó, y como dice el líder gallego, 41 + 0 no da para exigir mucho.

Es como cuando Inés hace unas semanas, antes de que Pedro Sánchez fuera investido, se sacó la cifra de 221, la suma de PSOE, PP y Ciudadanos, cuando en realidad su grupo aportaba menos del 4% del total. Me recordó aquella famosa frase de un compañero del mejor jugador de baloncesto de todos los tiempos, Michael Jordan, cuando en un partido consiguió 69 puntos, y un compañero suyo que solo metió uno, dijo: “Este partido se recordará porque entre Jordan y yo metimos 70 puntos”.

En Murcia la situación de Ciudadanos es peor, pues a la grave crisis interna se suma el hecho de que una de sus lideresas, la portavocía ‘oficial’ del Gobierno Regional es de Ana Martínez Vidal -que no ‘oficiosa’, esa la tiene el consejero Celdrán- lo tiene más claro que E.T., cuando decía: “Mi casa, teléfono”.

El mes que viene Ciudadanos tendrá que tomar la mayor decisión de su corta vida organizativa: desaparecer en los bancos de niebla del PP o arriesgarse por volver al centro, soltando amarras con los populares y volver a caminar sin tutelajes.

Van directos al PP. Inés Arrimadas y su opción política no ha virado el rumbo y se dirigen al puerto de ‘Génova’ a refugiarse. Un pequeño motín a bordo liderado por Francisco Igea y con algún murciano por ahí metido intenta convencer a los ‘oficiales’ de que si siguen este rumbo dentro de poco tiempo no tendrán ni barco donde montarse.

Si Albert Rivera y su soberbia y narcisismo son los únicos culpables de que Ciudadanos esté prácticamente desaparecido y que su papel político haya dejado de ser significativo, ahora con su apuesta de ir de la mano de los populares en Cataluña, País Vasco y Galicia lo único que demuestran es que ante el diluvio que les vienen encima, en vez de abrir su propio paraguas, han decidido esconderse bajo el ala de una gaviota.