Reproduzco literalmente el diálogo entre un compañero de instituto, profesor de Lengua y Literatura, y un alumno de 2º de la ESO último día del trimestre, justo antes de las vacaciones de Navidad:
-Maestro, ¿y p'a qué has venido a clase?
-Y tú, ¿por qué no te has quedado en casa?
-Mi madre me ha obligado a venir, dice que los maestros tienen ya muchas vacaciones.
-Dile a tu madre que a clase se viene con material. ¿Dónde está tu mochila?
-Mi madre la está lavando en la lavadora.
-Entonces no la está lavando tu madre.
A continuación, el profesor le da un folio al alumno y le dice:
-Copia las siguientes oraciones y me haces su análisis morfológico y sintáctico:
“El maestro y la madre del alumno tienen una conversación pendiente”
“El instituto no es una guardería ni el profesor un canguro”
El zagal se queda analizando las frases, con un bolígrafo que le ha prestado su propio profesor. Del diálogo se pueden deducir varios temas interesantes. El primero, el concepto que tienen algunos padres del instituto como un lugar donde sus hijos pueden estar atendidos mientras ellos trabajan. Sin más, sin otra pretensión. Lo académico, queda en un segundo término.
Esta filosofía cala enseguida entre los hijos, que pierden pronto el interés por aprender, por lo que ir al centro educativo les sirve únicamente como ámbito de socialización. Por lo que es bastante frecuente que lleguen a los centros sin material escolar. De ahí a los problemas disciplinarios hay un paso. Y bien corto. ¿Puede aguantar un alumno seis horas al día, los cinco días de la semana, sin mostrar interés por lo que les están contando sus profesores? Difícilmente. El problema es que la ley les obliga a estar escolarizados obligatoriamente hasta los 16 años.
¿Qué hacer con ellos? Los programas educativos específicos de atención a este tipo de alumnos no están lo suficientemente desarrollados en determinados centros en tanto priman criterios cuantitativos. La situación se agrava cuando hay otros much@s chic@s que sí van al instituto a formarse, a labrarse un futuro, y se ven perjudicados por los problemas de disciplina en sus aulas.
No me perdería por nada del mundo la conversación entre mi compañero y la madre del alumno. Seguiremos informando.
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