Todos conocemos al periodista Jordi Évole. `Salvados´ se convierte muchas veces en un acontecimiento nacional, especialmente cuando ha tratado temas de consumo y de grandes corporaciones, como fue el caso de los programas sobre Mercadona y las eléctricas. El éxito de esas entregas se debe, en parte, a que los medios de comunicación españoles rara vez hacen una investigación en profundidad o con espíritu crítico de las grandes empresas del país, sobre todo en un momento de `presunta´recuperación económica a base de reducir los salarios.
En el caso de este último programa, `Stranger pigs`sobre las granjas de explotación animal se ha emitido, además, en una época en la que la conciencia animalista y la preocupación por la salud está aumentando de forma vertiginosa. De hecho, el Congreso aprobó por unanimidad el pasado diciembre una reforma del Código Civil y otras dos leyes en la que los animales pasan de ser considerados objetos a seres vivos.
En el programa pudimos ver a Évole colándose de madrugada junto con miembros de Igualdad Animal en una granja en Murcia. Lo que se encuentran parece `la granja de los horrores´. Algunos cerdos yacen muertos en el suelo. Unos cochinos tratan de comerse uno de los cadáveres. Otros tantos aparecen llenos de malformaciones, heridas y tumores. Luego sabemos que aquello está cerca de la empresa de El Pozo y que además son sus proveedores. La polémica está servida.
Esta controversia, que vuelve a dejar la imagen de la Región de Murcia en los medios de comunicación por los suelos, está justificada, según Évole. El periodista catalán explica que se introdujo en la granja de forma clandestina porque ninguna les quiso abrir la puerta. Por otro lado, el gran error de comunicación por parte de la empresa cárnica, además, fue no dar la cara en el programa `Salvados´. Se ven imágenes de Évole contactando con la corporación en repetidas ocasiones sin que nadie le devuelva la llamada. Si no hay nada de lo que esconderse, ¿por qué no salir al espacio público y dar las explicaciones pertinentes?
Lo mismo se puede decir para el consejero de Agricultura, Francisco Jódar, quien manda al director general de Ganadería, Francisco José González, a enfrentarse a las cámaras. Gónzalez le espeta a Évole en una feria de porcino de Lorca: “No tenemos responsabilidad ninguna”. También dice que la comunidad cuenta con unos “cuarenta y tantos” inspectores para las alrededor de 1.500 granjas de la Región.
Si bien parece que esas imágenes son más bien la excepción que la regla, al tiempo de que podrían tratarse del lazareto, el espacio de las granjas donde se encuentran los animales enfermos, no por ello dejan de ser brutales. Esa granja existe.
Para quien piense que el periodista catalán ha sido torticero y ha mostrado una situación muy extrema e injusta para la industria, le diría que también las imágenes del `cerdito feliz´ que aparecen en la feria porcina son igualmente capciosas y a ellas estamos mucho más acostumbrados. No parece extraño que la producción industrial de 46 millones de animales tan sólo el pasado año en España se haya hecho a`cuchillo limpio´. En 2015 España se convirtió en el principal exportador de porcino de la Unión Europea y tercero del mundo, tras China y EEUU.
Sobre la objetividad ya se ha pronunciado el periodista en otras ocasiones. “No creo la objetividad, ya he dejado de creer en ella. Creo en la honestidad de enseñar lo que ves cuando te encuentras en esa situación”, dijo Évole al diario La Información. “Pretender que eso sea objetivo creo que es imposible. Nosotros no hacemos estudios sociológicos sobre ningún tema. Vas a un lugar y relatas lo que ves en un momento exacto en el que has estado. Eso no puede ser objetivo, lo único que puede ser es honesto”, añadió el periodista.
Los cerdos, animales con el gen del estrés, son llevados al matadero en empresas como El Pozo con música clásica de fondo para que la carne pueda ser después consumida en mejores condiciones. No sé qué música nos ponen a nosotros.