Me acosté con migraña antes de los resultados, desayuné con ellos y cuando volvía me encontré con unas nuevas elecciones, esta vez generales. Enhorabuena a los ganadores, abrazos a los perdedores. Recuerden ambos que no son dioses y que el ciclo de la vida vuelve a empezar cada cuatro años o, en apenas dos meses, aunque aquí vayamos para treinta y dos.
Pedro Sánchez se ha marcado un órdago: los de su izquierda tienen diez días para hacer lo que no han hecho en meses, ponerse de acuerdo sin que Podemos sea el 50% que no tiene, un aprendizaje desde el fracaso; los de su partido ya pueden guardar los idus hasta después de las elecciones de julio, un experimento que nadie sabe cómo va a salir: en verano y con las vacaciones a saber; la derecha con el pie cambiado llora porque han hecho lo que querían, adelantar elecciones. Entre tanto yo me sonrío, mientras mi cabeza repite un trozo de 'Escuela de Calor': “Hace falta valor, tribus ocultas cerca del río…”
El desastre sin paliativos de la izquierda, empezando por Podemos que, instalado en el conmigo o contra mí, ha fracasado en el municipio de Murcia mientras IU triunfaba en el resto de los municipios y terminando por el PSOE. El resultado no puede ser sólo explicado por sus candidatos. Es imposible interpretar de este modo la derrota de Eliseo, Diego José Mateos o el caso de Mariola, que depende de un tercero.
La campañas, buenas o malas, incluso los candidatos o las experiencias de gobierno no han influido en el voto. Este aparecía prefigurado de antemano: cinco días antes de las elecciones el CEMOP ofrecía unos datos cuasi-coincidentes con los resultados. Esto lleva a una reflexión: ni los indecisos eran tantos - como ellos mismos indicaban en sus anteriores proyecciones - ni fueron tales, ni el voto se decidió en la última semana si observamos las tendencias. Esto conlleva que tengamos que repasar el marco. No se ha votado pensando en la situación regional y esto, que parece una tontería, no lo es. Esta es una clave que yo no supe valorar y explica los resultados.
Más Región no tuvo su espacio en el debate, una lástima que le impidió progresar tanto como el hecho de que no tuviera su lugar en el pacto del Turia. Curioso. En esta Región no hay regionalismos, tenemos localismos. Hasta que MC no se decida a cruzar el Rubicón para pactar con otras fuerzas, con objeto de conseguir presencia autonómica, sus reivindicaciones y sus objetivos no se alcanzarán. Una realidad lejana a fecha de hoy, aunque aprendan, nadie les dice que no les vayan a cambiar la ley electoral.
Si la situación regional, ni si me apuran la local, aunque las obras y los atascos hayan pasado factura desmedida al alcalde Serrano, ha sido clave en estas elecciones. Veremos cómo lidia Ballesta con la continuación de unas obras de movilidad que no puede parar - supongo que determinados movimientos y su cobertura mediática desaparecerán como lágrimas en la lluvia – y lo que es peor: ¿cómo hará estas obras compatibles con el tranvía como pretendía hacer Serrano y con los millones en túneles que ha anunciado? Si no lo logra ya saben a quién echaran la culpa, a los que no gobiernan.
Si aceptamos que la cuestión regional o local ha pasado a segundo plano tenemos que pensar en el marco, la información que recibimos. Según los datos, en primer lugar, las redes y sus jaulas mediáticas, entre ellas el WhatsApp; en segundo lugar, las televisiones nacionales sin apenas información local murciana. En esto hay que ser claros, España es un peón en la presión de algunos grupos mediáticos e industriales con raíces italianas e intereses en España que han impuesto una progresiva melonización en el sector mediático y cuya influencia no cabe minusvalorar. Al final todo nos lleva a Berlusconi, quien me lo iba a decir veinte años después de dejar Italia. En tercer lugar, los medios locales con sesgo de partido, lugar donde algunos demuestran pasión por el ademán.
El triunfo ha estado en presentar estas elecciones como una queja contra Sánchez. En esto, los asesores del PP y el martilleo constante ha sido un éxito. Al presentar la campaña, tanto desde el punto de vista local como autonómico, como una respuesta Sánchez y no como una solución a los problemas particulares de los murcianos hemos olvidado de dónde venimos, de un Gobierno tránsfuga. El PP ha recogido la pulsión regionalista al enfrentarse con Sánchez, una postura que ha llevado a Ayuso al éxito. La idea del gobierno ilegitimo ha calado.
En consecuencia, el éxito o el fracaso en esta campaña no ha estado ligado al Mar Menor y su defensa. Esta murió el mismo día que se aprobó una ILP que dio la sensación de que todo estaba solucionado sin que nadie sepa para que existe exactamente y nadie se atreva a decir que es un significante vacío, útil académicamente, inútil para todo lo demás. La cuestión no parece estar en el trasvase, que, a pesar de los anuncios de SCRATS, tiene los días contados en el Supremo, en parte, y no solo por el tema de los caudales ecológicos. Ante esto solo queda marcharnos de Europa o no cumplir con las directivas europeas, cualquier cosa es posible tras Doñana.
Todas estas cuestiones habrá que tenerlas en cuenta en julio, afectará la presidencia europea; que pasará con la conformación del gobierno en las autonomías y en los municipios. Para entonces, Murcia se enfrentará a otros cuatro años de lo mismo y habrá que reflexionar por qué la Región y sus problemas no son tema de agenda política.
Me acosté con migraña antes de los resultados, desayuné con ellos y cuando volvía me encontré con unas nuevas elecciones, esta vez generales. Enhorabuena a los ganadores, abrazos a los perdedores. Recuerden ambos que no son dioses y que el ciclo de la vida vuelve a empezar cada cuatro años o, en apenas dos meses, aunque aquí vayamos para treinta y dos.
Pedro Sánchez se ha marcado un órdago: los de su izquierda tienen diez días para hacer lo que no han hecho en meses, ponerse de acuerdo sin que Podemos sea el 50% que no tiene, un aprendizaje desde el fracaso; los de su partido ya pueden guardar los idus hasta después de las elecciones de julio, un experimento que nadie sabe cómo va a salir: en verano y con las vacaciones a saber; la derecha con el pie cambiado llora porque han hecho lo que querían, adelantar elecciones. Entre tanto yo me sonrío, mientras mi cabeza repite un trozo de 'Escuela de Calor': “Hace falta valor, tribus ocultas cerca del río…”