Este es un espacio de reflexión crítica de la actualidad, desde una perspectiva territorial y educativa, que son los dos ámbitos en que su autor es medianamente experto o al menos a los que se ocupa. Lo que viene a continuación forma parte de la rama educativa, pero la reflexión se vuelve homenaje y, la crítica, alabanza. Ha fallecido, sin duda antes de tiempo con solo 61 años, una persona excepcional, que ha sido maestra de escuela… y de vida. Se trata de una figura que contribuye desde un caso local a fortalecer un ideal universal de la profesión docente y el desarrollo vital. Y como algo muere en el alma cuando una buena maestra se va, es de ley dedicarle este espacio. Su nombre es Isabel Hernández García, o, simplemente, Isabel, la maestra de Las Palas.
Las Palas es una pedanía del municipio de Fuente Álamo de Murcia, de algo más de mil habitantes, con un único colegio, público, que alberga a aproximadamente centenar y medio de niños. Allí, ha habido una paisana, Isabel, ejerciendo su trabajo docente y su vida desde principios de los años 80, durante más de treinta años, habiendo sido alumna previamente tras su vuelta de una emigración a Francia. Y su trayectoria, con el desarrollo de una inconmensurable vocación docente, alcanzó una dignidad tal que no obedece únicamente a la larguísima permanencia temporal, sino sobre todo a un peso en la vida cultural y social de la localidad que ha excedido vaivenes políticos, generacionales y laborales.
Recientemente, el Ayuntamiento de Fuente Álamo, en Pleno del 7/04/2022 y a través del Expediente 1911/2022, ha decidido por unanimidad renombrar la calle de ubicación del colegio de esta pedanía como “Maestros de Las Palas”, en homenaje a los docentes del pueblo, y vincular esta acción al reconocimiento primario y explícito a los maestros que han inspirado este acto de honra: Isabel, de quien estamos hablando, y Carlos, su marido y con una trayectoria plenamente paralela a ella, incluso formando parte ambos del equipo directivo en varias legislaturas. Tal como se desprende de la Moción que propició la iniciativa, es innegable la impronta que han dejado en el devenir escolar y social de Las Palas, en prácticamente todas las generaciones vivas. Han canalizado todas las reformas educativas de la democracia en Las Palas, en cierto sentido han dinamizado la vida del pueblo con la implementación de un amplísimo abanico de actividades escolares y extraescolares, y han protagonizado un papel muy destacable en su transformación social, desde un pueblo de emigrantes a otro de inmigrantes, poniendo un esfuerzo especial en la inclusión de los estudiantes (y sus familias) de distinta etnia o condición y, más recientemente, de distinto país, idioma o religión. En definitiva, bien se puede afirmar que los maestros Carlos e Isabel han adquirido un gran peso en la identidad y en la historia de Las Palas.
Lamentablemente, Isabel se vio forzada a la jubilación en el año 2013 por un grave cáncer de pulmón, que pudo superar a pesar del mal pronóstico, y ganar casi una década de vida más, hasta que hace pocos meses le fue diagnosticada una recidiva muy agresiva. La enfrentó hasta el final, con esa fortaleza que siempre la ha caracterizado y dando a todos una última lección de vitalidad. El pasado 14 de abril de 2022 nos dejó, causando un vacío que será permanente, pero con el gran consuelo de que tuvo una vida feliz y plena, hasta el último día, pudiendo incluso conocer a su nieto recién nacido y regalarnos sus últimas sonrisas. Isabel ha sido una persona muy querida y valorada, en la abundancia de ambientes en que ha vivido, y se ha puesto de manifiesto en la despedida multitudinaria que ha tenido y en las innumerables muestras de cariño recibidas.
Defensora a ultranza del derecho a la educación, con una inmensa vocación de servicio público, y garante de una enorme honestidad y transparencia en el trato social, su legado sigue más vivo que nunca. Los que la conocimos, desde la amistad, la escuela, la ciudadanía y la familia, esperamos estar a su altura y afrontar su ausencia con al menos la mitad de su arrolladora fortaleza y su admirable entusiasmo vital. Isabel de Las Palas fue una queridísima maestra de escuela… y vida.
Dice la canción que algo muere en el alma cuando un amigo se va; lo que no dice es que el alma se resiente aún más cuando ese amigo es un maestro y, como hemos recalcado, no solo de escuela sino también de vida, y deja una ausencia tan marcada y compartida. Su hijo y su hija, que nos dedicamos a la docencia inspirados por ella y nuestro padre (su marido), deseamos, junto a él, transmitir el tremendo orgullo que sentimos por la maestra Isabel y dar las gracias por el aprecio tan masivo mostrado. Isabel nos sigue dando lecciones y así será siempre.
Este es un espacio de reflexión crítica de la actualidad, desde una perspectiva territorial y educativa, que son los dos ámbitos en que su autor es medianamente experto o al menos a los que se ocupa. Lo que viene a continuación forma parte de la rama educativa, pero la reflexión se vuelve homenaje y, la crítica, alabanza. Ha fallecido, sin duda antes de tiempo con solo 61 años, una persona excepcional, que ha sido maestra de escuela… y de vida. Se trata de una figura que contribuye desde un caso local a fortalecer un ideal universal de la profesión docente y el desarrollo vital. Y como algo muere en el alma cuando una buena maestra se va, es de ley dedicarle este espacio. Su nombre es Isabel Hernández García, o, simplemente, Isabel, la maestra de Las Palas.
Las Palas es una pedanía del municipio de Fuente Álamo de Murcia, de algo más de mil habitantes, con un único colegio, público, que alberga a aproximadamente centenar y medio de niños. Allí, ha habido una paisana, Isabel, ejerciendo su trabajo docente y su vida desde principios de los años 80, durante más de treinta años, habiendo sido alumna previamente tras su vuelta de una emigración a Francia. Y su trayectoria, con el desarrollo de una inconmensurable vocación docente, alcanzó una dignidad tal que no obedece únicamente a la larguísima permanencia temporal, sino sobre todo a un peso en la vida cultural y social de la localidad que ha excedido vaivenes políticos, generacionales y laborales.