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Reconstrucción

Como una riada, como una riada de estas ramblas tan nuestras está acabando toda esta época. Como una rambla que se desborda, en la que aguas claras recién caídas arrastran todo lo que había arraigado a las orillas, todo lo mal estacionado, lo mal plantado. Parece que las aguas bajan lentas al desbordar pero el caudal es poderoso.

Y es que al final tenía que llover. Crisis y medidas anticrisis que vienen a soportar los de siempre, democracia devaluada, aparatos todopoderosos de partidos oxidados, desproporcionalidad, capitalismo de amiguetes, paro, exilio y corrupción mucha corrupción, corrupción a toneladas. Al final tenía que llover. La lluvia era fina al principio, pero continua y a ratos copiosa. Al final se desbordó, se está desbordando la rambla y algunos, arrollados por su corrupción y otros por su insuficiencia van saliendo a trompicones de la escena. Por mucho que banqueros y sindicalistas de la patronal clamen al cielo.

La vida parece corta pero es muy larga, o quizás sea al revés, no sé. En diciembre del 78, confieso, yo tenía 19 años y entraba modestamente en escena repartiendo propaganda y defendiendo la abstención en el referéndum de la Constitución. Con el golpe de Estado como otros muchos alcancé a comprender las bondades de la Constitución, participé más o menos conscientemente del pacto tácito con los poderes fácticos y también de las esperanzas socialdemócratas. Lo que vino después todo el mundo lo sabe, por decirlo en una palabra: gatopardismo. Ahora muchos estamos con la segunda Transición, pero con la que va en serio, no con esa idea retorcida de dar otra vuelta a lo mismo para que nada pueda cambiar a la que se ha adherido hasta el Partido Popular y con la que nos entretienen Cospedal, Rivera y otros.

La reconstrucción ya ha comenzado. Aún, considerando lo importantes que serán las posiciones políticas concretas que den soporte a la Transición, más importante será aún la decisión colectiva, cívica, social de emprender el camino de reconstrucción cultural, filosófica y moral. Una Transición que enraíce con los principios de libertad republicana, civismo y democracia fuerte, completa. Una Transición que en sus primeros pasos, en esta legislatura, debiera en mi opinión estar liderada por un pacto de progreso, de cambio, por un pacto de izquierda.

Hace pocos días el caso Noos, que ya se cobró la dimisión en su día del Fiscal General Eduardo Torres Dulce por las presiones a las que se vio sometido, nos permitió comprobar cómo tres magistradas jóvenes, valientes, independientes y decididas mantenían la acusación sobre Doña Cristina de Borbón y al mismo tiempo tenemos conocimiento de que decenas de jueces valientes, la mayor parte anónimos y también decididos mantienen a lo largo de todo el país la batalla contra la corrupción. El que Doña Cristina esté enjuiciada en base a indicios sólidos tiene un valor incalculable porque “si el rey está efectivamente sometido a la ley, vivimos en una república”. Rousseau dixit.

Por si faltaba algo tenemos la 'ley mordaza' y la intención recurrente de limitar las libertades, con la amenaza constante que representa para esos patriotas que son los activistas de las plataformas antidesahucio y antihipoteca injusta, con Joaquín Sánchez, aquí en Murcia, a la cabeza y otros muchos ciudadanos. Amenaza ahora agudizada por el 'caso titiriteros'. Me viene a la cabeza la vivencia de PG Woldehouse y que recoge Christopher Hitchens en la que a Woldehouse, capturado por los nazis, se le propone participar en una emisión de radio Berlin. Woldehouse imprudentemente acepta y nada más comenzar su alocución declara que muchos jóvenes le preguntan: ¿Cómo se llega a ser prisionero? Bueno, hay diversas maneras, responde. Mi propio método fue comprar una casa de campo en el norte de Francia y esperar a que llegara el ejército alemán. Probablemente es el plan más sencillo. Tú compras la casa y el ejército alemán hace el resto.

Si, la reconstrucción es urgente, porque hay urgencia en oxigenar la vida pública, en dignificar nuestra vida como trabajadores, en consolidar aún más nuestras libertades, en comenzar a mirar al futuro con optimismo, en abandonar ya estas aguas pantanosas. Sí, deberían continuar de forma sincera las conversaciones por un gobierno de izquierda, que dieran un decidido impulso inicial a esta segunda Transición.

Citando a Maquiavelo, los que fundan un espacio más nuevo y democrático de convivencia (un reino o una república), “…no saben cuánta gloria, honor, seguridad, quietud y satisfacción pueden alcanzar, ni los amantes de la tiranía conocen cuánta infamia, vituperios, reproches, peligros e inquietud echan sobre sí…”. En fin, que haya justicia 'para' que no se hunda el mundo.

Como una riada, como una riada de estas ramblas tan nuestras está acabando toda esta época. Como una rambla que se desborda, en la que aguas claras recién caídas arrastran todo lo que había arraigado a las orillas, todo lo mal estacionado, lo mal plantado. Parece que las aguas bajan lentas al desbordar pero el caudal es poderoso.

Y es que al final tenía que llover. Crisis y medidas anticrisis que vienen a soportar los de siempre, democracia devaluada, aparatos todopoderosos de partidos oxidados, desproporcionalidad, capitalismo de amiguetes, paro, exilio y corrupción mucha corrupción, corrupción a toneladas. Al final tenía que llover. La lluvia era fina al principio, pero continua y a ratos copiosa. Al final se desbordó, se está desbordando la rambla y algunos, arrollados por su corrupción y otros por su insuficiencia van saliendo a trompicones de la escena. Por mucho que banqueros y sindicalistas de la patronal clamen al cielo.