Pablo Casado y la hiperventilación como programa electoral.
El Partido Popular ya no tiene discurso propio. Ahora trata de sobrevivir entre Abascal y Rivera, un día es un poco más de Texas y otro de Silicon Valley. El principal partido de España ha pasado a ser más contingente que una batamanta.
Propuso Casado volver a la Ley del 85 en materia de aborto, pero luego pensó que mejor no. Propuso Casado bajar el Salario Mínimo a 850€, pero luego resultó que era un pequeño malentendido. Más tarde, triste y desangelado, diose cuenta Casado de que Rivera y Abascal utilizaban la familia como tema de campaña y propuso un Ministerio de Familia. Y todavía queda una semana. ¡La vida es una tómbola!
Pedro Sánchez carga con la cruz (del independentismo y los batasunos).
Recuperan los socialistas el “no es no” a Rajoy –que luego fue abstención por imperativo; sí, pero no mucho; nos llamamos y lo vemos– para los partidos independentistas. Parece que Ferraz prefiere pactar ahora con Rivera, miembro insigne según Adriana Lastra del “trifachito de Colón”. Aplicando un buen filtro de Instagram Rivera podrá ser a partir de mayo un progresista entrepeneur maravilloso. Mientras tanto, el PSC bailando a lo loco y Sánchez haciendo como que la mayoría de la moción de censura fue un sueño de Resines.
Unidas Podemos con Garzón En Pie Más es Menos Los Verdes.
Curiosa estampa de campaña la que ha dejado la cartelería de Unidas Podemos. Desaparece Pablo Iglesias, pero la cara de Garzón inunda Murcia. Sí, Alberto Garzón, candidato por Málaga. Porque vale, confluimos, pero mi careto en todas las calles de España, por favor.
Esto por no hablar de la sopa de siglas madrileña que lidera Isabel Serra. Ya es más fácil acordarse de todos los reyes godos que del nombre de la candidatura de turno de la izquierda muy izquierda y mucho izquierda. De esto en la Región también sabemos algo, porque ahora Ganar, es decir IU, es decir el PCE, es Cambiar, que no Cambiemos ni Ganemos, sino todo lo contrario, pero lo mismo. ¡Qué pereza de gente!
Vox, el voto útil (al PSOE).
La emergencia de Vox ha servido en España, de momento, para que el PSOE esté por encima de los 130 escaños en muchas de las encuestas más fiables (la última de GAD3, por ejemplo). Porque el voto del miedo, en este caso del lógico miedo a volver 40 años atrás, funciona, especialmente en un electorado, el español, que no suele votar en positivo.
En política a veces se cumple lo de que cuanto peor, mejor, mejor para mí el suyo beneficio político.
Los limones.
No está teniendo mucho protagonismo en la campaña Somos Región, el partido regionalista de Alberto Garre. Y hasta cierto punto es normal. Hablan de cosas bastante aburridas como la financiación autonómica, de la que depende el futuro de nuestros servicios públicos. A quién le importa eso pudiendo hablar de pistolas.
Guerra sucia.
Tampoco se habla suficiente del escándalo democrático que supone la existencia de una policía política en nuestro país, al más puro estilo bananero. Porque en una escala moral, entre comprarse un chalé con un préstamo y usar las estructuras de Estado para construir noticias falsas sobre un contrincante (Pablo Iglesias) para viciar la decisión de los ciudadanos, claramente la primera está muy por encima.
No se vayan, queda lo mejor.
Si piensan que tras el 28 de abril habrá pasado lo peor, se equivocan. Nos toca una campaña autonómica y municipal épica. Los políticos de la Región nos harán preguntarnos durante 15 días por cuestiones estratégicas que determinarán el futuro de un millón y medio de ciudadanos. Bueno, eso, o nos pedirán que digamos cuán orgullosos nos sentimos de todo lo que uno se puede sentir orgulloso siendo una persona de bien. A saber: ser español, ser de España, español ser. Este año en 'el orgullo' no suena Fangoria, suena Manolo Escobar.