El Ayuntamiento de Murcia sobrevive a días de máxima crispación a costa de la campaña de vacunación contra la COVID-19. El concejal de Salud popular, Felipe Coello, se resiste a dimitir pese a la exigencia del resto de formaciones políticas –Ciudadanos, PSOE, Podemos y Vox-, a renunciar por haber recibido una dosis. Una situación que no es nueva –ya pasó con el exconsejero de Salud, Manuel Villegas, y con la exalcaldesa de Molina de Segura, Esther Clavero- si no fuera porque, además, Coello también se ha dedicado a vacunar escudándose en su licenciatura en Medicina, pese a que nunca llegó a ejercer.
El golpe más duro al Ejecutivo municipal viene desde dentro: los naranjas, socios de Gobierno del PP, demandan insistentemente al alcalde de Murcia, José Ballesta, la caída del edil de Salud. A la cabeza de la formación política se encuentra Mario Gómez, que ha protagonizado discrepancias con el primer edil desde el día en que se puso en marcha la coalición. Al otro lado del teléfono, Gómez no contempla más opciones que la salida de Coello del Consistorio murciano.
¿Cree que Coello caerá?
Estamos convencidos de que el PP va a asumir su responsabilidad. No concebimos que no tomen cualquiera de las dos alternativas posibles: el cese o la dimisión de forma voluntaria y responsable. Podemos entender que esta es una situación complicada para todos, incluso para nosotros. No es plato de buen gusto estar hablando de estas medidas. En la política –a nivel nacional – se está asumiendo de manera ética el compromiso de cesar o expulsar a consejeros, concejales, diputados...
¿Baraja otras alternativas en caso de que no se produzca la salida del concejal de Salud?
Estamos convencidos de que tomarán la decisión. La mayoría de la Corporación lo ha dejado claro y Ballesta debe asumir su responsabilidad y cesa a Felipe Coello de sus funciones por vacunarse, por saltarse los protocolos y por la gestión del proceso de vacunación.
Nosotros no vamos a forzar nada. Apelamos a la responsabilidad de todos. No se le puede seguir dando la espalda a la ciudadanía. Incluso el líder nacional del Partido Popular ha exigido responsabilidad a todos [los miembros de su partido], incluido Ballesta.
Ballesta aseguró que algunas declaraciones hechas durante el último pleno contra él se hicieron “desde el rencor y odio personal”, ¿se refería a usted?
No me doy por aludido. Se ha demostrado, por mi parte, que no hay rencor u odio porque a pesar de todas las diferencias que hayan podido existir, siempre en el ámbito político hemos podido entendernos. Nuestro partido ha estado trabajando de manera responsable y codo con codo con nuestros socios. No ha habido ningún problema, más allá de los que algunos hayan podido provocar. Independientemente de las diferencias de criterio que pueda haber, y pueden existir porque somos partidos distintos, podemos buscar un fin común.
¿Saben a ciencia cierta cuánta gente ha sido vacunada en la capital? ¿Y fuera de protocolo?
A ciencia cierta no se sabe nada, lamentablemente. Nos han facilitado unos datos que rondan los 6.000 vacunados en la capital. Ponemos de manifiesto que se ha vacunado a colectivos que no estaban dentro del protocolo que contempla el grupo 1 de riesgo y de gente vulnerable. De hecho, nos informan de que hay muchísimos médicos enfermeros y personal que está trabajando en primera línea en la lucha contra la COVID-19 que no se han vacunado. No es de recibo que una administración se salte los protocolos vacunando a aquellos que no le corresponde. No tenemos datos fiables. Según nos trasladan, son datos remitidos desde la Comunidad Autónoma, pero tampoco están contrastados. Seguiremos analizándolos para corregir estas derivas y que se lleven a cabo los protocolos según marca la regulación establecida.
¿Se debe sancionar a las personas que se vacunan fuera de protocolo?
Hay que diferenciar dos tipos de personas que se hayan podido vacunar fuera del grupo 1. Por un lado están los ‘amigos de’ o aquellos que se hayan podido aprovechar de su puesto para hacerlo. Por otro lado, las personas que trabajan en un equipo funcionarial –cualquier ministerio o consejería, por ejemplo- a los que algún superior les haya dicho que tienen que vacunarse o que pueden hacerlo de forma voluntaria y que le hayan justificado los motivos. Estos no tienen la culpa de nada.
La culpa es de aquellos que tienen que velar por que el protocolo se cumpla. Algunos echan la culpa a la interpretación que se puede hacer del protocolo, que puede inducir a errores. Yo lo he lo he leído muchas veces y es muy sencillo. Si surgen dudas que se hagan las consultas pertinentes en tiempo y forma. Hay mucha gente en riesgo que está esperando su vacuna mientras hay otras personas que, aprovechándose de su cargo, se han vacunado.