Un año tras el incendio mortal de las discotecas en Murcia: “El local era un horno sin salida, no pudieron reaccionar”
“Uno nunca cree que vaya a pasar por algo así, el dolor es permanente, y la frustración es muy grande porque sabemos que su muerte fue con un tremendo sufrimiento”. Habla Jairo, padre de Leidy Paola, una de las 13 víctimas mortales del incendio que arrasó la madrugada del 1 de octubre, hace ahora un año, las discotecas Teatre y Fonda Milagros, en la calle Isla Cristina de la capital murciana, en la zona de ocio de Atalayas. Ambos locales llevaban casi dos años abriendo sus puertas sin licencia y con una orden de cierre sin ejecutar.
Unos minutos antes de morir, Leidy Paola tuvo la entereza de mandarle un audio de despedida a su madre “y eso no se va de nuestra mente, estamos psicológicamente destrozados”, cuenta al otro lado del teléfono Jairo desde la localidad en la que reside, Caravaca de la Cruz.
Su hija habría cumplido 29 años en febrero. Esa noche había decidido salir de fiesta por Murcia junto a su novio, Kevin Alejandro Gómez (de 27 años), y otra pareja de amigos, Jorge y Rosa pero nunca regresaron a casa. Jorge y Rosa eran padres de tres niños. El de Leidy Paola, Jairo, como el resto de familiares de las víctimas ha sido incapaz de recuperarse anímicamente.
Para recordar la memoria de sus familiares “y exigir justicia” han convocado este lunes una concentración a las puertas del Ayuntamiento de Murcia, a quien consideran también “responsable” del suceso.
Todas las víctimas eran de nacionalidad colombiana, ecuatoriana y nicaragüense. La Fonda Milagros era una de las favoritas del público latino de la capital murciana. De Nicaragua era Eric Hernández, que llevaba 15 años en España, y celebraba esa noche en el palco número 18 su cumpleaños junto a familiares y amigos. Siete de las víctimas -entre ellas, Eric- se encontraban en la celebración.
No había amanecido todavía cuando los primeros avisos alertaron al 112 primero desde Teatre, y luego clientes de Fonda y vecinos de los alrededores preocupados por la espesa columna de humo gris que se elevaba por encima de los edificios.
A las 6.02h de aquel trágico domingo se activaron los servicios de emergencias para evacuar las discotecas. Las sirenas de las ambulancias y los coches patrulla se confundían con la música de los locales aledaños, que seguían con la fiesta. Al poco ya había saltado la información a todas las portadas mientras los bomberos se apuraban por si quedaba alguien con vida en el interior de las discotecas.
“El humo estaba a ras de suelo”
Todavía les dio tiempo a encontrar a un superviviente, que deambulaba por Fonda, según el testimonio de Pedro Antonio Guirao, jefe del Servicio de Extinción de Incendios y Salvamento de Murcia. Según su relato ante la jueza que instruye el caso, el incendio ya estaba desarrollado en la cubierta cuando llegaron y “el humo estaba en la cota cero, a ras de suelo”. A las 9.30 se localizó a la primera víctima. Hasta las 15.30 no se encontró a la última.
“Hay niños que han quedado huérfanos y que no tienen quien responda por ellos”, cuenta apenado Jairo: “Imagínate lo que es viajar con la ilusión de salir adelante porque en nuestros países nos vemos obligados a emigrar, llegar con esa energía y encontrar la muerte”.
Repite la misma queja el letrado Pedro López Graña, que representa a una decena de familiares de dos de las víctimas: “Muchas personas se han quedado desamparadas; tras la tragedia todo eran buenas intenciones” pero todas esas promesas “se han disuelto como la lluvia”. Y pide un mayor compromiso por parte de las administraciones: “Consideramos que deben hacer un mínimo esfuerzo y prestar apoyo emocional y económico”.
Todas las víctimas se encontraban en el segundo piso de Fonda Milagros; aunque el fuego se originó en el local contiguo, Teatre, en el que se celebraba la fiesta 'We are remember'. Según relataron aquellos días los bomberos, se encontraban en un fondo de saco “muy enrevesado”; había que recorrer más de 60 metros para llegar hasta donde se habían refugiado.
Las llamas, provocadas por una máquina de fuego frío contratada para la ocasión, no pudieron controlarse hasta pasadas dos horas y media desde que arrancó el operativo.
La máquina de chispas, según se derivó de las pesquisas, fue adquirida en Ali Express. Su propietario –Alfonso G.– alegó que “según los papeles, tenía el logotipo de la CEE (...)” y que había visto “otras máquinas similares con los mismos certificados que las máquinas compradas”.
Sobre las seis de la mañana, continúan los investigadores, “algunos testigos vieron cómo de uno de los altavoces o focos del techo, a los que golpeaban las chispas de las bengalas, salía una pequeña llama; de esto se dieron cuenta ya que al portero que se encontraba en las escaleras le cayó una chispa y miró hacia arriba, viendo cómo se había prendido el altavoz”.
Dos días después del suceso, aun con la capital de luto, el juzgado de instrucción número 3 de Murcia asumió las diligencias abiertas por 13 delitos de homicidio imprudente. 24 horas antes se había hecho público que ninguna de las discotecas tenía licencia municipal, y que se había ordenado su cierre en 2022.
Modificaciones sin licencia
Teatre era la discoteca original, y en 2019 se habían realizado modificaciones para las que nunca se obtuvo licencia y de las que resultó la creación de la Fonda al dividir el local con una pared de pladur.
La mayor negligencia, relata Jairo, “es que ese incendio no tendría que haber ocurrido porque todo era anómalo e ilegal, eludiendo todas las responsabilidades por parte de quien correspondiese en el Ayuntamiento, los propietarios de la discoteca, los agentes de la policía municipal, todos”, se queja. “Esos dos locales tenían que estar cerrados; estamos ante una muerte colectiva por negligencia, aquello se convirtió en un horno sin salida y no pudieron reaccionar”.
Una de las puertas de emergencias de Teatre estaba inutilizada con una reja y cerrada por dos candados, según el informe de los bomberos, que aquella madrugada tuvieron que luchar contra las elevadas temperaturas del fuego (500 grados centígrados), la rápida expansión del humo y el riesgo que existía de derrumbe del falso techo del edificio.
Se incumplieron multitud de medidas de seguridad, insiste José Manuel Muñoz, letrado de Jairo y de la familia de Kevin Alejandro: “No había un sistema de detección de humo, las medidas de emergencia no cumplían con los requisitos legales y los locales funcionaban como dos discotecas pero compartían un mismo espacio”.
“Los empleados de Teatre lograron que todos los clientes de la misma salieran antes de que hubiera ninguna víctima, pero nadie avisó con tiempo a la discoteca La Fonda”, recuerda Pedro López Graña.
“Estábamos muy asustados”
Una de las supervivientes de Fonda habla de un “milagro”, porque nadie les alertó: “Olía a quemado y nos dimos cuenta de que teníamos que irnos (...) estaba todo a oscuras, y la linterna del móvil no alumbraba nada, nos íbamos tropezando, estábamos muy asustados (...) buscaba las luces de emergencia pero se no activaron, ni la alarma, no había absolutamente nada”.
La Policía Científica describió una cadena de “circunstancias” que colaboraron en el “fatal desenlace”: no hubo un sistema conjunto de emergencias acorde a un único establecimiento con dos espacios.
Según los investigadores, por parte de Teatre, “se incumplió gravemente el plan, hay indicios de que no se dio aviso al establecimiento colindante, provocando esta falta de aviso y el retraso en la detección del incendio, el trágico suceso mortal” por el que la Fiscalía podría imputar a las seis personas investigadas hasta el momento de un delito de homicidio por imprudencia.
Los seis han ido desfilando por los juzgados en los últimos meses: los responsables de la discoteca Teatre y Fonda, el DJ que organizó la fiesta 'remember' y el propietario de la máquina de fuego frío.
“Sí que se ha avanzado judicialmente”, reconoce el letrado José Manuel Muñoz, “aunque todavía queda un camino largo por delante para depurar responsabilidades”. Muñoz está a la espera de que la Audiencia se pronuncie sobre una pieza separada que presentó a petición de sus clientes para dirimir la implicación del Ayuntamiento de Murcia en el incendio.
Un inspector municipal incumplió la orden de precintar los locales
El Consistorio murciano había detectado fallos de seguridad en la discoteca cinco meses antes del incendio, pero no la cerró. Contraviniendo una instrucción expresa del entonces concejal de Urbanismo, que había solicitado una inspección del local, un inspector municipal dio, en cambio, por buena una nueva documentación aportada por el dueño para mantener abiertos sin licencia ambos locales. Por este motivo, el Ayuntamiento de la capital murciana suspendió de forma cautelar a varios funcionarios por no haber precintado las discotecas incendiadas.
El letrado López Graña también considera “pertinente” investigar al Ayuntamiento como responsable civil subsidiario, y ha ampliado la investigación a otro presunto responsable, por homicidio imprudente, al ingeniero que firmó las declaraciones responsables, afirmando que los locales cumplían con las normas para obtener licencia de apertura.
Además de los imputados durante este año se ha tomado declaración a 17 testigos y se han generado más de 3.800 archivos. Esta semana se ha ampliado otros seis meses el plazo de instrucción, a la espera de un informe pericial sobre las medidas contra incendios y evacuación de las naves, así como la pericial de un ingeniero sobre las máquinas de chispas.
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