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Manolito Gafotas y una heroína de la Revolución Francesa confluyen en el parque que construyeron los vecinos de Carabanchel

Monolito instalado en el parque Manolito Gafotas en 2022 por el Ayuntamiento

Luis de la Cruz

Madrid —

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Entre el PAU de Carabanchel y el barrio de La Fortuna (Leganés), que se miran a través de la M-40, hay un parque lineal que fue parque porque lo quisieron sus vecinos antes de que el Ayuntamiento de Madrid lo convirtiera en algo digno de tal nombre según los estándares de la planificación urbanística.

El parque líneal estaba ya previsto en el proyecto de urbanización del PAU de Carabanchel aprobado en el año 1999. Sin embargo, los pisos se fueron entregando y la zona verde no terminaba de aparecer sobre el mapa. Es más, la M-45 y la R-5 le dieron un buen bocado al terreno. Así que los vecinos pasaron a la acción y decidieron poner guapo su parque, convocando en 2003 una primera arbolada (plantación de árboles) que se convertiría en una tradición que se prolongaría durante dos décadas.

Las arboladas, siempre de ambiente festivo, fueron contando con más y más participación y el 9 de abril de 2006 se decidieron a inaugurar el parque, con el nombre de un ilustre vecino de Carabanchel Alto: Manolito Gafotas. Al acto asistió la madre del personaje, la escritora Elvira Lindo. Pero la inauguración del parque solo fue un punto y seguido para la reivindicación vecinal, que continuó aún muchos más años.

Con décadas de retraso, el Ayuntamiento terminó en enero de 2023 la primera parte de los trabajos de urbanización del parque. Ahora, avanza la segunda parte de las obras, que comenzaron después de verano y abarcan casi tres kilómetros de longitud del parque lineal (116.000 metros cuadrados). La intervención mejorará los itinerarios peatonales (habrá una senda urbana peatonal y otra forestal para peatones y ciclistas) y se hacen con la vista puesta en que la nueva vegetación sirva de barrera acústica y visual con la M-40.

Aunque PAU sea una palabra que remite a una tipología urbanística nueva, los Carabancheles, antiguos municipios absorbidos por la capital en 1948, cuentan con una rica historia que reclama nuestra atención cuando las máquinas remueven la tierra.

El pasado 29 de diciembre la cuenta en X (antes Twitter) de Karabanchel.com se refería a un posible hallazgo ocurrido en el transcurso de las obras. “Durante las obras del Parque Manolito Gafotas se ha encontrado un pozo junto a donde pudo estar la fábrica de jabón de Francisco Cabarrús (y por tanto el ”Chateau de Saint-Pierre“ donde nació su hija Teresa)”, decía la cuenta del grupo, autor del libro Historia de los Carabancheles. Desde sus orígenes hasta su anexión a Madrid, que ya va por la quinta reimpresión.

Chateau de Saint-Pierre es como se conoce la finca de recreo donde pudo nacer Teresa Cabarrús, hija del financiero ennoblecido Conde de Cabarrús, que nació en 1773 en Carabanachel Alto. La joven fue enviada a estudiar a París cuando solo contaba once años. Allí, se convertirá en un personaje de la corte de Luis XVI y el círculo íntimo de la futura Josefina Bonaparte. En 1793, ya divorciada de su primer marido, es detenida por ayudar a lo girondinos. Escribe desde la cárcel al revolucionario Lambert Tallien, a quien ya conocía, que consigue liberarla. La vida de Cabarrús es de película y, de hecho, aparece en el último biopic de Napoleón, rodado por Ridley Scott.

Cabarrús es conocida como Notre-Dame de Thermidor y es mucho más famosa en Francia que en España, aunque en los últimos años se han publicado aquí varios libros sobre su figura. El año pasado, con motivo del 250 aniversario del nacimiento de Teresa Cabarrús, el grupo de vecinos e historiadores locales detrás de Karabanchel.com llevó a cabo una serie de actos, entre los que hubo unas jornadas en la Biblioteca Luis Rosales sobre su figura. Allí se presentó una documentadísima investigación que proponía una ubicación para la fábrica de jabón y casa de la familia Cabarrús, en la que Teresa pasó su infancia.

Los biógrafos de Cabarrús quisieron situar los orígenes de la ilustre dama en un palacio y hasta en un castillo, pero más bien habría que buscarlo en una de las casas solariegas de la zona, una contigua a la fábrica de jabones que regentó Francisco Cabarrús y que pudo estar en la finca conocida como Las Piqueñas.

Posteriormente hubo lavaderos y huertas en la finca y, llegando al siglo XX se construyó allí el asilo de San José para enfermos epilépticos, gestionado por la Orden Hospitalaria de san Juan de Dios. Lo curioso es que los investigadores de Karabanchel.com han encontrado referencias a la pervivencia de la fábrica de jabón en estas encarnaciones, que aún conocieron los vecinos del barrio de La Fortuna.

Resulta llamativo que sobre una franja de terreno que los vecinos dignificaron como zona verde durante años, mientras servía de aparcamiento y escombrera, se entretejan la historia y la identidad del Carabanchel Alto más nuevo. Con un héroe del pueblo llano de la literatura infantil y una protagonista de la revolución francesa nacida en Carabanchel.

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