La última fase de las excavaciones que investigadores de la Universidad de Murcia (UMU) están llevando a cabo en la Cueva del Arco, en Cieza, ha sacado a la luz una importante acumulación de fragmentos de huesos pertenecientes a especies como son caballos, ciervos, cabras y conejos del período paleolítico. Se trata de restos que “se encuentran en un estado de conservación excepcional”, explica el profesor de Prehistoria de la UMU Ignacio Martín Lerma, quien dirige la excavación junto a Dídac Roman, de la Universitat Jaume I.
Los restos de fauna encontrados tienen muestras de incisiones realizadas con herramientas de sílex, lo que hace indicar en palabras de Martín Lerma que el hallazgo correspondería “a lo que podríamos decir que fue una carnicería de hace más de 20.000 años”. En esa zona de la cueva estos grupos separaban la piel y la carne de los huesos para después fracturar los más grandes en busca del tuétano, alimento propio de la época.
El equipo de investigadores encontró los restos acumulados detrás de una línea de hogueras hallada en una campaña anterior. La hipótesis es que los huesos estaban en esta zona porque los habitantes de la cueva los arrojaban tras comerlos a la parte trasera de la cavidad.
Los trabajos en la Cueva del Arco, una importante cavidad ubicada en el Cañón de Almadenes, se iniciaron en 2015. Gracias a las fases anteriores se pudo descubrir que la cavidad posee una larga secuencia de ocupaciones desde el Paleolítico al Neolítico. Las primeras ocupaciones pertenecen a los Neandertales (hace unos 50.000 años), a la que le siguen diversos niveles de hace entre 30.000 y 18.000 años. La Cueva del Arco dejó de usarse como hábitat con la llegada de los primeros agricultores y ganaderos del Neolítico, hace unos 6.000 años.
La quinta campaña de excavaciones se ha desarrollado este mes septiembre con un equipo conformado por 10 personas, la mayor parte de ellos estudiantes y doctorandos de la Universidad de Murcia.