Maruja Vera tiene 74 años. Este lunes saltó a las portadas de la prensa después de que agentes de la Policía Local la identificaran en el pleno del Ayuntamiento de Molina de Segura. Desde el Ayuntamiento aseguran que la intención no era expulsarla, pero en el vídeo que trascendió del incidente sí que se ve a agentes de la Policía Local agarrándole del brazo. “Dicen que no querían expulsarme de la sala, pero parecía que quisieran cogerme en peso y sacarme de allí; lo que lo paró fueron las protestas de la gente”. Esa mañana se había presentado en el Consistorio junto a otras mujeres de distintas asociaciones feministas y contra la violencia de género del municipio para protestar por la desaparición de la Concejalía de Igualdad con el nuevo gobierno de PP y Vox tras las municipales del 28M, que desbancaron al PSOE a pesar de haber sido la lista más votada. El área de Igualdad ha pasado ahora a ser la Concejalía de Familia, en manos del partido de extrema derecha.
“Aparezco yo solo y parece que sea la protagonista, pero no es así, además de mi asociación -Horizontes- había mujeres de otros colectivos como Mujeres Con Nombre, que son las que más necesitan ahora las ayudas, tenían un buen paraguas en Igualdad”, relata Maruja. Su misión, la de Mujeres Con Nombre, “es dar asistencia a mujeres víctimas de violencia machista, hacían charlas, se reunían... y ahora no sabemos si les quitarán las ayudas, la concejala de Familia -Escarlet Marielén Piñero- no nos genera ninguna confianza”. Las protestas arrancaron con su intervención en el pleno: “Todo lo que se armó fue por sus palabras, por su falta de respeto y educación, dijo un tajo de barbaridades y todas protestamos al unísono, pero me llamaron la atención a mí a lo mejor porque estaba en la segunda fila”.
A Maruja la necesidad le impidió estudiar. “A los 8 años estaba trabajando con unas condiciones muy duras en las fábricas conserveras de Molina de Segura, después de hacer la comunión; quería llevar un sueldo a casa para ayudar y fui analfabeta hasta los 17 años”. Entonces empezó a ir a la escuela de las monjas por las noches. “No me paraba ni el frío porque tenía mucho interés en no quedarme atrás y aprendí a sumar, restar, multiplicar, dividir, leer y escribir”.
Forma parte de Horizontes desde hace casi dos décadas. “Nos concentramos todos los jueves primeros de mes en el Paseo Rosales para protestar contra la violencia de género; a ver si nos mantienen el permiso”. Y reflexiona que “las mujeres van avanzando poco a poco, pero ahora parece que de un plumazo se lo quieran cargar todo y fastidia”. Hombres y mujeres, continúa, “tendríamos que ir de la mano”.
“¿Me vas a poner en la lista negra, mira que a estas alturas ya me da igual?”, recuerda que le dijo este lunes a uno de los policías que tiraba de su brazo. “¿Es que nos toman por idiotas? Mira, a mí no me gusta nada este partido (Vox), ni sus ideas, son retrógadas y una vuelta al pasado, y hacia atrás -como dice el refrán- ni para coger impulso”. E insiste: “Tenemos ya unos años ganados con mucho trabajo en materia de igualdad y derechos y eso no se puede perder, tenemos que seguir luchando por la cultura, la sanidad y una nación donde todos podamos vivir con dignidad”.
“Esos partidos -como Vox- solo traen miseria y esclavitud, y donde estén es como la marabunta, acaban con todo lo bueno”, dice Maruja, quien duda si seguirá yendo a los plenos del Ayuntamiento porque “tienes que mantenerte en silencio, que si no mira la que se arma, pero para escuchar a Vox y sus barbaridades tienes que tener la sangre de hielo”.
Y concluye que ella no hizo “nada malo” en el pleno del lunes. “No insulté a nadie, ni hablé sin respeto, el pleno es de todos, también de los ciudadanos; y todos protestamos por las palabras de esta mujer”. Si se encuentra “cara a cara” con el alcalde (del PP), José Ángel Alfonso, “se lo diré, que no dirigió bien el pleno; no sé si seremos o no ignorantes, pero nos merecemos el respeto de nuestros políticos”.
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