Contrapunto es el blog de opinión de eldiario.es/navarra. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de la sociedad navarra. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continua transformación.
Cuando la política se queda en mera estética
El otro día, Gil Calvo, experto en comunicación política, escribió un magnífico artículo en el que intentaba explicar el porqué de la fascinación popular por los movimientos radicales. El sociólogo sacaba del armario ropero argumental el viejo concepto de Walter Benjamín sobre la 'Estetización de la política'. Benjamín describe como el pensamiento fascista de la época utilizaba la estética, el arte, para su propaganda política. La belleza aplicada a las expresiones de la política como polo de atracción. Hasta tal modo, que lo importante era la estética. ¿Qué importan las víctimas si el gesto es bello? “Fiat ars, pereat mundus” (Paso al arte, aunque perezca el mundo)
El uso de la estética como señuelo para atraer adeptos ha sido y es moneda corriente por todas las corrientes políticas. La imagen del Che Guevara en las camisetas fue un icono para la izquierda. Los uniformes nazis fabricados por Hugo F. Boss buscaban la belleza de lo siniestro. La admiración por la imagen provoca un efecto mayor entre las personas jóvenes. La estética es fuente de fascinación juvenil; eso lo saben bien los publicistas.
Pero Gil Calvo da un paso más al afirmar que las nuevas formas culturales ya no se encuentran en las artes sino en las redes digitales. De tal modo, que el escenario virtual se convierte en el nuevo escenario público de la política. La Comunidad Twitter donde el éxito es la réplica de tu tuit. La Comunidad Instagram cuyo nexo común es la imagen; por cierto, Vox ya es el primer partido en adeptos en esa comunidad. La Comunidad Facebook que agrupa a personas mediante adhesión a amistades desconocidas. Si nos fijamos, el éxito virtual no se encuentra en el contenido de lo que se expresa sino en el efecto movilizador de lo icónico. La emoción versus la razón. Todos estos hitos virtuales aplicados a la política sustituyen a concentraciones, mítines, encuentros, diálogos. Éstos perviven más bien como residuos, como recursos para la foto. Por la imagen a difundir; no por la interrelación misma de las personas.
En fin, la política se estetiza en el sentido que pierde contenido, reflexión, argumento, dialéctica. La política deja de ser el discurso sobre cómo vivir, cómo convivir, cómo resolver los problemas, cómo nos organizamos. La política se convierte en mera banalidad. Y con la banalidad de lo político, perdemos su potencial comunitario e inclusivo. Es la trasmutación de la ética por la estética.
Frente a este proceso virtual que no virtuoso hay que apostar por la ética, valores, desarrollo comunitario... El goce estético no puede estar supeditado a ocultar la realidad. Es preciso repolitizar el espacio común. Desvirtualizar la actual realidad y volver a vivir en el espacio físico común; lógicamente aprovechando las ventajas digitales. En definitiva, reconfigurar el espacio público visible, donde no todo es bello ni uniforme. La confianza, la empatía, el sentimiento comunitario sólo es posible en el espacio físico.
La política, como bien común supremo, sólo puede sobrevivir cuando todas las personas son tenidas en cuenta. Cuando la acción política se convierte en socialmente útil. Cuando tus ideas se exponen al otro y de ese debate se acercan ambos. Estamos, sin lugar a dudas, ante un reto civilizatorio.
El otro día, Gil Calvo, experto en comunicación política, escribió un magnífico artículo en el que intentaba explicar el porqué de la fascinación popular por los movimientos radicales. El sociólogo sacaba del armario ropero argumental el viejo concepto de Walter Benjamín sobre la 'Estetización de la política'. Benjamín describe como el pensamiento fascista de la época utilizaba la estética, el arte, para su propaganda política. La belleza aplicada a las expresiones de la política como polo de atracción. Hasta tal modo, que lo importante era la estética. ¿Qué importan las víctimas si el gesto es bello? “Fiat ars, pereat mundus” (Paso al arte, aunque perezca el mundo)
El uso de la estética como señuelo para atraer adeptos ha sido y es moneda corriente por todas las corrientes políticas. La imagen del Che Guevara en las camisetas fue un icono para la izquierda. Los uniformes nazis fabricados por Hugo F. Boss buscaban la belleza de lo siniestro. La admiración por la imagen provoca un efecto mayor entre las personas jóvenes. La estética es fuente de fascinación juvenil; eso lo saben bien los publicistas.