Hogar, una inteligente crítica a la felicidad de plástico
Javier Muñoz (Javier Gutiérrez) es una de esas personas que no se dan por vencidas nunca. Y cuando digo nunca, es nunca. Ni el choque de realidad que supone darse cuenta de que el mundo moderno ya no está hecho para una antigua leyenda del mundo de la publicidad como él. Ni sus consecuencias económicas, que le obligan a renunciar a su lujosa casa de un privilegiado complejo residencial barcelonés para mudarse con su familia al humilde barrio del Carmelo. De hecho, si algo provoca en él esta situación es que su ingenio se agudice hasta niveles terroríficamente insospechados.
No obstante, es el momento en el que Javier entra en contacto con Tomás (Mario Casas), el nuevo inquilino de su antigua casa, cuando la película comienza a mostrarnos sus cualidades; cualidades que van desde el drama familiar hasta el flirteo con el thriller más oscuro, todo acompañado del virtuosismo técnico al que los hermanos Pardo nos tienen acostumbrados. El inteligente juego del encuadre, de los espacios, de los reflejos y del uso subjetivo del color combinan con las acertadísimas decisiones de cásting y las magníficas interpretaciones de Gutiérrez y Casas; todos elementos esenciales en la configuración de la férrea y tirante atmósfera de la que la película puede presumir.
Lo que, sin embargo, no debe distraer al espectador del verdadero fondo de la película, una crítica a la felicidad de plástico, de televisión de color saturado, configurada siempre mediante referencias y cuya toxicidad se denuncia en la película hasta en el último plano. Un alegato a una forma de vida más simple, humana y sana; que, aunque en el fondo presente tantos imperfectos como la familia con la que Javier sueña, representa el mejor ejemplo de una familia exitosa.
Sí, sería un error no mencionar su parecido con la oscarizada Parásitos (2019, Bong Joon Ho). De hecho, cabe señalar que una de las grandes virtudes que presentan este tipo de películas es su propia experiencia de visionado, llena de sorpresas y giros argumentales; por lo que visionar Hogar teniendo todavía fresca su referente puede llegar a desvirtuarla. Pero también sería un error no considerar Hogar como una notable historia y una excepcional puesta en escena que no debe pasar desapercibida por sí misma.
4/5
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