Ha pasado poco más de un mes de los incendios que arrasaron la Comunidad Foral de Navarra donde se quemaron más de 14.000 hectáreas. Durante este mes han surgido pequeños incendios forestales, en Gazolaz, por ejemplo, las temperaturas han alcanzado máximas históricas e incluso el Gobierno de Navarra ha modificado la orden foral de uso del fuego para prevenir incendios en determinadas condiciones meteorológicas.
El lunes 25 de julio, se declaraba un incendio forestal en Carcastillo, en la Ribera Navarra, que afectaba a un pinar y a varios campos ya cosechados. Navarra activó entonces el Nivel 2 del Plan de Emergencia por Incendios Forestales y desde entonces un amplio dispositivo de bomberos y medios aéreos ha intentado controlar el incendio: seis aviones del Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico del Gobierno de España, tres helicópteros del Gobierno de Navarra y uno del Gobierno de Aragón.
Según las primeras investigaciones, todo apunta a que el incendio ha sido provocado y los cuerpos de seguridad siguen en busca del causante. El día 25 por la tarde, a petición de los bomberos, se desalojó la piscina municipal. “Vivo al lado de las piscinas y el humo era tremendo”, cuenta una vecina mientras toma el café. Más tranquila, admite que fueron momentos de nerviosismo: “Estábamos preocupadísimos por si se acercaba mucho al pueblo”. Otra vecina se ha sumado a la conversación y ha comentado que “no se habla de otra cosa en todo el pueblo”. “En la peluquería ha sido el tema del día”, añadía.
El alguacil del pueblo cuenta que el viento norte ha facilitado el control del fuego: “Si llega haber bochorno habría que desalojar el pueblo”. Según ha informado esta mañana a este periódico el suboficial de los Bomberos de Navarra, Jesús María Méndez, el incendio se encuentra perimetrado. “Están trabajando con medios aéreos en una zona de pinar más complicada para que entren los medios terrestres”, ha explicado Méndez, quien ha detallado que el peligro reside en que el incendio se “expanda a todo el pinar”.
Voluntarios y trabajadores de la Cruz Roja han estado en el puesto de mando de los bomberos ofreciéndoles comida y agua. En la frutería de la Calle Nueva de Carcastillo, un voluntario de la Cruz Roja comenta que “el agua fresca es lo que más agradecen”. Además de agua les llevan fruta, bebidas isotónicas y bocadillos. En la cooperativa del pueblo, a primera hora de la mañana, se les ha ofrecido a los bomberos un café para “coger fuerzas”.