Con la aplicación desde este lunes de la nueva estrategia de vigilancia de la COVID-19, que implica entre otras cosas que las personas que hayan dado positivo pero que sean asintomáticas o tengan únicamente síntomas respiratorios leves no deberán guardar cuarentena, el Servicio Navarro de Salud (Osasunbidea) ha comenzado a “readaptar” sus diferentes dispositivos, recursos materiales y personal sanitario para centrar la atención en las personas vulnerables. Así, entre otras medidas se ha reducido el equipo de rastreo -que en los meses con mayor número de casos llegó a superar las 170 personas, contando con el refuerzo de los militares- a 25 profesionales.
Según detallan fuentes del departamento de Salud a este periódico, este equipo podría ampliarse en caso de la llegada de una nueva ola que provocase un aumento de los contagios y que obligara a intensificar las labores de rastreo para acotar los brotes. Estos profesionales, apuntan, se centran ahora en los ámbitos que son más vulnerables a la aparición de nuevos focos: hospitales, centros de salud, residencias y el centro penitenciario de Pamplona.
El número de rastreadores necesarios es ahora menor, aseguran desde el departamento, ya que se eliminan de forma definitiva las cuarentenas de contactos estrechos y, en caso de tener síntomas leves de COVID-19, es suficiente con una prueba de autotest para tramitar la baja laboral, sin la necesidad de una prueba de validación, como se hacía hasta ahora.
Gran parte del personal que en su día formó parte del cuerpo de rastreadores de la comunidad foral, añaden estas fuentes, han pasado ahora a reforzar otros equipos, tanto de gestión de la COVID-19, como de sus consecuencias, como por ejemplo el de Enfermería en Atención Primaria, red que soporta el grueso de la gestión de la pandemia.
Desde Salud destacan la importancia de mantener un equipo de rastreo para evitar la propagación de casos en caso de que se produzcan brotes, como el que en mayo originó una nueva variante resistente a las vacunas detectada por primera vez en Pamplona y a la que se le puso el nombre de 'Carriquiri', en referencia a la primera ganadería de reses bravas que se lidió en los Sanfermines de Pamplona en 1852 y que ahora da nombre al premio que se otorga al toro más bravo en las corridas. Gracias a las labores de rastreo, esta nueva variante se pudo acotar y afectó únicamente a 194 personas.
Para garantizar una buena gestión de la pandemia en caso de la llegada de nuevas olas, Salud también decidió prolongar el contrato de alrededor de 700 profesionales sanitarios que conforman el llamado 'contingente COVID', el personal que fue contratado de refuerzo para poder afrontar la pandemia de coronavirus. Estos sanitarios seguirán en la plantilla del Servicio Navarro de Salud hasta al menos el mes de julio.
elDiario.es/Navarra
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