Pablo Casado viene defendiendo estos días que el acuerdo logrado con Ciudadanos para presentarse en coalición en Euskadi es la “mejor forma de aglutinar al centro derecha” y que servirá “de paso previo” de lo que podría ser una coalición a nivel nacional en el futuro, bajo el nombre de España Suma. Para ello se ha referido en varias ocasiones al único precedente de una coalición entre el Partido Popular y Ciudadanos previa a unas elecciones, el ejemplo de Navarra Suma. Un caso particular y algo distinto al de Euskadi, ya que en la coalición que se presentó tanto a las elecciones generales de abril y de noviembre como a las autonómicas de mayo también estaba integrada la principal fuerza de derechas en la Comunidad Foral, UPN. Casado ha asegurado que esa primera experiencia en Navarra “ha sido satisfactoria” y que ha tenido “grandes éxitos” electorales. Sin embargo, los resultados no dicen lo mismo y demuestran que la fórmula no termina de funcionar como esperaban, sobre todo en las elecciones generales, fin último de Pablo Casado con esta fórmula de la coalición con la formación naranja.
Si bien en las elecciones al Parlamento de Navarra del 26 de mayo, la coalición logró mejorar sus resultados respecto a los obtenidos por separado en los mismos comicios de 2015, UPN, PP y Ciudadanos perdieron votos en las elecciones generales de 2019 -tanto las de abril como las de noviembre- con respecto a las de 2016, donde UPN y PP sí se presentaron juntos y Ciudadanos fue en solitario. De hecho, los regionalistas recibieron en 2016 más votos coaligados solo con el PP, sin Ciudadanos. Lograron entonces 106.976 apoyos (sin contar con los 20.505 de Ciudadanos), y en noviembre de 2019 la coalición recibió 98.448. Además, ese resultado supuso la primera vez que UPN y PP bajaron de los 100.000 votos en la Comunidad foral. Así, aunque UPN sigue siendo el partido preferido de los electores navarros, su apuesta conjunta con PP y Ciudadanos no ha terminado de funcionar como se esperaba: se dejó casi 10 puntos porcentuales respecto a los comicios de 2016 y más de 20.000 votos.
Entre las razones de la pérdida de electores se puede encontrar la reticencia hacia los regímenes forales de la formación naranja y de la corriente más conservadora del PP que contradicen la defensa de los fueros y el autogobierno de UPN, un partido catalogado como “foralista” pese a que en los últimos meses, precisamente por su integración en Navarra Suma, esa defensa haya quedado un poco escondida. En Euskadi, donde el PP vasco ha defendido siempre la foralidad y el concierto económico, a diferencia de Ciudadanos, que ahora parece que la aceptará, puede provocar también una fuga de votos como ya sucedió en Navarra, si bien es cierto que a diferencia de la Comunidad foral, en Euskadi la coalición PP-Ciudadanos carece de un partido como UPN que ha acaparado el mayor número de electores en las últimas elecciones. En común ambas comunidades tiene que Ciudadanos hasta la fecha ha tenido un papel residual en cuanto a número de votos se refiere.
En las elecciones autonómicas del 26 de mayo, sin embargo, la unión de las tres formaciones sí sirvió a UPN para alcanzar la veintena de escaños, cifra a la que no llegaba desde las elecciones del 2007 cuando logró 22 parlamentarios que le sirvieron para gobernar con mayoría absoluta. También aumentó considerablemente su número de votos, alcanzando los 127.346, más que los que obtuvieron UPN y PP por un lado y Ciudadanos por otro en los comicios de 2015, cuando llegaron a los 115.000 votos. Aun con todo, con los 20 parlamentarios obtenidos en mayo de 2019 la coalición de Navarra Suma no logró su gran objetivo, que no era otro que sacar mayoría absoluta para evitar un gobierno como el del cuatripartito de 2015 liderado por Uxue Barkos, de Geroa Bai. La unión de los parlamentarios de PSN, Geroa Bai, Podemos e Izquierda-Ezquerra y la abstención de los de EH Bildu permitieron a la socialista María Chivite ser nombrada presidenta del Gobierno de Navarra.