Volkswagen estudia un ERE para la mayoría de su plantilla con la implantación del nuevo modelo de Polo
Ya está ocurriendo. El paso de los rutilantes titulares, “Fabricar el segundo modelo en VW podría generar entre 300 y 500 nuevos puestos de trabajo”, a la letra pequeña del acuerdo entre la multinacional alemana y el comité de la planta de Landaben: la dirección estudia ahora solicitar un ERE, expediente de regulación de empleo, con el que enviaría al paro a la mayoría de los 4.400 trabajadores de la fábrica en Navarra durante el próximo verano, mientras unos pocos comienzan a fabricar el nuevo modelo de Polo, el A07.
Aunque el comité de empresa no ha recibido por parte de la dirección de Landaben ninguna información oficial, la plantilla da por asumido que el año que viene irá al paro durante el verano. El lanzamiento de la nueva generación de Polo está prevista para junio de 2017 y, en esta ocasión, desde Landaben han decidido que la producción de los últimos modelos del Polo actual (el 5) no se llevará a cabo de forma paralela al lanzamiento del nuevo modelo, sino que el 07 comenzará a fabricarse inmediatamente después de terminar el ciclo del 05. Landaben fabricará únicamente 5 coches el primer día de producción del 07, e irá aumentando progresivamente el número de coches fabricados, pero prevé que tardará entre 12 y 16 semanas en alcanzar el ritmo de producción normal. Así que, durante ese tiempo, la mayoría de la plantilla no tendrá trabajo.
La legislación permite a Volkswagen solicitar al Gobierno foral un ERE por razones técnicas para abaratar el coste de tantas semanas sin trabajo para la plantilla, aunque también cabe la posibilidad de que dirección y comité negocien un nuevo calendario de vacaciones distribuidas en función de las necesidades de producción, así como la aplicación de días de jornada industrial. No sería la primera ocasión en la que dentro de la planta se habla de una amenaza de ERE que después no se lleva a efecto tras acordar cambios en el calendario laboral.
Sin ir más lejos, este año UGT, CCOO y Cuadros alcanzaron un acuerdo con la dirección para modificar el calendario 2016 y aumentar la producción de la fábrica en 11.000 coches. Un acuerdo que ha supuesto que los viernes de agosto y septiembre, los trabajadores no vayan a su puesto por “cierre técnico”, más otros cuatro días que ocurrirá lo mismo en diciembre. Eso sí, los trabajadores han aceptado 12 sábados de trabajo obligatorio entre abril y junio, así como trabajar el 31 de octubre. Para los sindicatos, aceptar estas condiciones suponía “evitar el ERE” para los días de cierre técnico que reclamaba la empresa.
En esta ocasión, sin embargo, el cierre técnico durará al menos tres meses. Y es mucho tiempo para distribuirlo entre vacaciones y días de jornada industrial. Así que los trabajadores dan ya por asumido que el próximo verano tendrán que tirar de su prestación por desempleo. Lo que está por ver es hasta qué punto estará dispuesta la empresa a completar esos ingresos de sus trabajadores.
A finales de junio, con ocasión del 50 aniversario de la planta de Landaben, los reyes de España visitaron la factoría y aplaudieron la creación de nuevos empleos en la fábrica por ser, dijeron, “una prioridad nacional”. El vicepresidente del grupo Volkswagen, Francisco Javier García Sanz, presumió de una importantísima inversión en la planta hasta el año 2019, de en torno a 1.000 millones de euros para la producción de la nueva generación del Polo y del anunciado segundo modelo. Todos se hicieron una gran foto de familia para recordar el momento, con las autoridades en primera línea, incluida la presidenta Uxue Barkos, y una veintena de trabajadores en la fila de atrás. Nadie habló entonces de cierre técnico, de ERE, o de vacaciones repartidas a lo largo de todo el año. Era el momento de los grandes eslóganes, como el que presidía el escenario: “Volkswagen Navarra, 50 años creando empleo”.