Hartazgo y preocupación. La plataforma Yesa+no, formada por vecinos de zonas como Sangüesa, Cáseda o Yesa contrarios al recrecimiento del embalse, se preguntan qué hubiera pasado si el nuevo derrumbe o deslizamiento sufrido en la ladera derecha del pantano se hubiera producido con las obras finalizadas. Este nuevo inconveniente, no obstante, parece augurar, según denuncia el presidente de la entidad, Iker Aramendia, un nuevo retraso en unas obras “que ni van para atrás ni para adelante”. Con todo, este portavoz cuestiona que este vaya a ser el último deslizamiento del proyecto.
Estos trabajos han vuelto a generar polémica después de que, en apenas quince días, colectivos como Yesa+no y Río Aragón denunciaran la aparición de nuevas grietas en la ladera derecha del embalse, tres meses después de que la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) asegurara que el deslizamiento en la zona, ya problemática, se había detenido. Y, durante la tarde de este martes, se produjo un nuevo desprendimiento que, según los vecinos, tiene alrededor de 70 metros de altura (y un volumen de unos 30.000 metros cúbicos) y afecta a una zona de paso habitual de maquinaria y donde, en teoría, “se asentaría el estribo derecho de la presa si estuviera construida”, apunta Aramendia. De ahí que desde Yesa+no se pregunten qué hubiera pasado de haber estado terminado el recrecimiento.
Desde la CHE, por el contrario, han asegurado a través de un comunicado que las garantías de seguridad en la zona se mantienen, así como la estabilidad de la ladera derecha, ya que los movimientos en este punto siguen siendo “imperceptibles”. La Confederación ha insistido, de esta forma, en restar peso a este “derrumbe de un talud”, ya que no ha afectado a la seguridad de la obra. No obstante, en este punto se realizarán unas obras de “saneo y excavación”. Desde el Parlamento foral, grupos como EH Bildu (que apuesta por la paralización de las obras) e Izquierda Ezkerra ya han solicitado una visita a la zona, una sesión de trabajo con los vecinos y conocer más información por parte de la Confederación.
Desembalse y más control
Estas explicaciones de la CHE no han contentado a organizaciones como Yesa+no, que insisten en que la CHE oculta información, no se creen que un inconveniente de este tipo sea casual y piden otras medidas de protección. Para empezar, un desembalse cautelar para que “haya la menor cantidad de agua posible” y, para seguir, que se conforme un grupo de de trabajo con técnicos independientes (en el que, por ejemplo, también estén representados los gobiernos de Navarra y Aragón, además de otros expertos ajenos a la construcción) que garanticen el control de la obra. Porque, según apunta Aramendia, desconfían de que un deslizamiento como el ocurrido tenga tan poca importancia y, lo que es más importante, temen que no sea el último, por lo que “no sé a qué esperan para actuar”.