UPN acelera su estrategia electoral para elegir en 20 días su cabeza de lista para 2019
No han esperado a primavera, como estaba previsto. Nada más comenzar el año, UPN ha abierto una convocatoria de elecciones primarias para que sus afiliados puedan elegir su cabeza de lista para las elecciones de 2019. En menos de 20 días, los regionalistas habrán resuelto la elección de su líder electoral a más de un año vista de la cita con las urnas. Posiblemente, los militantes ni siquiera tengan que votar para elegir a su cabeza de lista, ya que nadie optará a rivalizar con su actual presidente y candidato, Javier Esparza.
Salvo sorpresas de última hora, que dirigentes del partido no descartan del todo (“En UPN puede ocurrir cualquier cosa”, ironizan), Esparza enfilará el curso político proclamado candidato regionalista para sustituir a Barkos en la presidencia del Gobierno. Para cuando las cuatro formaciones que apoyan al Gobierno comiencen sus procesos internos de designación de candidatos, los regionalistas tendrán ya más que resuelto el asunto y podrán dedicarse a endurecer su labor de oposición sin enredarse en cuestiones internas.
El comité de listas de UPN, integrado entre otros por el propio Esparza, ha dado un plazo de una semana para que los aspirantes a encabezar la lista de UPN presenten sus candidaturas. Cualquier afiliado puede hacerlo, no necesita ni siquiera avales para presentarse, e incluso cualquier persona no afiliada puede optar a ser cartel electoral de UPN si presenta el aval de dos afiliados. Con todo, lo más probable es
que sólo el propio Javier Esparza confirme su candidatura. De ser así, el día 17 de enero se procederá a su proclamación provisional y el día 19 se elevará a definitiva.
Si hubiera un candidato alternativo, se abrirá una semana de plazo para hacer campaña y los afiliados podrán votar en primarias el día 28 de enero. Sería la primera ocasión en que UPN elige a su cabeza de lista por el procedimiento de primarias. Aunque, probablemente, los afiliados tengan que esperar una legislatura más para tener la posibilidad de acudir a las urnas del partido.
Primeras primarias
Desde los tiempos de Miguel Sanz, los regionalistas presumen de militar en el partido político más asambleario: “Un afiliado, un voto” ha sido su lema insignia durante los años de ejercicio del poder en Navarra. Y sigue siéndolo ahora que UPN trabaja desde la oposición, aunque el mensaje ha perdido fuerza. Los regionalistas se subieron al carro de las primarias en su congreso de 2016, el de la “moderación” y la “apertura” del partido. Aunque hubo voces que consideraron innecesaria la implantación de primarias por el carácter asambleario de la formación política, la reforma de los estatutos para la elección directa de candidatos terminó aprobándose por unanimidad.
La nueva dirección que había sustituido a la ex presidenta Yolanda Barcina en la cúpula de UPN tuvo así el titular que buscaba. El anuncio de que los regionalistas elegirían por primarias a su líder y a sus candidatos a las Cortes Generales otorgaba a UPN el aura de renovación y modernización que los nuevos dirigentes veían precisa para marcar distancias con sus predecesores.
El estreno fue un éxito. Siete aspirantes regionalistas para ocupar los puestos 1, 2 y 4 de la lista conjunta con el PP al Congreso y una de las tres plazas para el Senado. Votaron 1.022 afiliados de los cerca de 2.500 que, UPN asegura, configuran su censo de militancia. Resultaron ganadores los candidatos a los que apoyaba la dirección, Iñigo Alli (con 802 votos) y Carlos Salvador (con 727) y revalidaron su cargo de diputados. “Hemos dado una lección de democracia interna al ser el único partido que ha celebrado primarias”, presumía la secretaria general de UPN, Yolanda Ibáñez. También sacó pecho el líder regionalista, Javier Esparza: “Otros partidos que hablan de participación seguramente no están haciendo las cosas como las hacemos nosotros”.
El líder regionalista se muestra ahora más escueto en valoraciones. El proceso express de la convocatoria de elecciones para renovar el liderazgo del partido podría desembocar en su proclamación como presidente sin que medie votación de los afiliados, de manera que este sucedáneo de primarias no le aporta mucho de lo que presumir.
La reválida
La verdadera reválida para las primarias en UPN llegará este año, cuando los regionalistas se pongan manos a la obra para configurar sus listas electorales. Serán las primeras que se constituyan de acuerdo al nuevo estatuto aprobado en 2016, que trae algunas novedades llamativas. Por ejemplo, los afiliados regionalistas podrán elegir con su voto a un representante por merindad para la candidatura al Parlamento, dentro de los 15 primeros puestos. Teniendo como referencia los 16 parlamentarios que otorgaba a UPN el último ‘navarrómetro’, y que el líder regionalista encabezará la plancha electoral, cinco de los 15 primeros puestos de esa lista serán elegidos por los afiliados de UPN. A su jefe de filas se le estrecha de 15 a 10 el margen de puestos para los que elegirá a sus colaboradores.
Los nuevos estatutos regionalistas traen todavía más limitaciones. Al fijarse el tope de dos mandatos u ocho años naturales para los cargos de, entre otros, parlamentario foral o alcalde de ayuntamiento de más de 10.000 habitantes, habrá
nombres que se descuelguen automáticamente de las listas. En el Parlamento, históricos como Carlos García Adanero (portavoz desde 2004), Alberto Catalán, Juan Luis Sánchez de Muniáin o Sergio Sayas tendrán que renunciar a ocupar asiento en el hemiciclo, a no ser que la Asamblea de UPN les conceda una excepción a la limitación de mandatos.
También en el panorama municipal se avecinan primarias para UPN. Los candidatos a alcaldías con más de 10.000 habitantes podrán elegirse por votación directa de los afiliados si existe más de un aspirante. UPN se juega mucho en sus listas municipales, para las que también rige la limitación de mandatos. Los regionalistas tendrán que optar entre volver a presentar a candidatos que ya perdieron el poder en localidades importantes (Pamplona, Tudela, Barañáin, Estella o Tafalla) o renovar sus listas para intentar arrebatar el poder local que logró EH Bildu.