La preocupación por el medio ambiente llega a la crianza: pañales reutilizables, jabón sólido y tarros de cristal
¿Cuántos pañales gastamos al día? ¿Cuántas toneladas de toallitas al año? Abra el cajón y diseccione los juguetes: plástico, más plástico y plástico a todo color. De plástico es el biberón, la tetina y el chupete. Y una vez usado... rápidamente a tirar. Las datos de Greenpeace producen escalofríos: solo el 9% de todo el plástico consumido se ha reciclado, el 12% se ha incinerado, y la gran mayoría, el 79%, ha terminado en vertederos o en el medio ambiente. Se estima que una botella tarda más de 500 años en desintegrarse, los cubiertos de plástico unos 400, una bolsa simple de supermercado 55 años y un globo más de seis meses. ¿Es sostenible? ¿Podemos seguir consumiendo como si los recursos fueran infinitos? Robert Swan es abogado y trabaja en favor de la protección de la Antártida, además es conocido por su defensa de las energías renovables, y dijo: “La peor amenaza para nuestro planeta es la creencia de que alguien lo salvará”.
La psicóloga infantil Rosa Jové (Lleida, 1961) afirma que la solución “empieza por un paso individual de cada habitante de este planeta” y cree que una sucesión de “individualidades” puede presionar a los gobiernos para que legislen a favor y en protección al medio ambiente. Grandes pasos: emplear cero plásticos o los mínimos, consumir y comprar solo lo necesario, gastar la menor energía posible y cuidar el consumo de agua. “No tenemos que mirar por nosotros, sino por el planeta, porque si lo hacemos por nosotros, el día que no ahorremos nada, no lo haremos”, dice. Jové lleva años concienciada y ha escrito un manual práctico para una crianza cuidadosa con el medio ambiente. El objetivo de La crianza sostenible (La Esfera de los libros, 2022) es compartir ideas “para evitar, reducir y reciclar todo aquello que genere residuos durante la infancia”.
Asegura que hay seis pilares básicos para conseguir un hogar de residuo cero: “Rechazar, reducir, reutilizar (y regalar), reparar, reciclar y recuperar la basura”. Al capitalismo de comprar y amontonar hay que ponerle freno. Sobre “rechazar”, la psicóloga dice que antes de adquirir es necesario rechazar aquello que genere residuos efímeros. Ejemplo: en lugar de un paquete de garbanzos, un paquete de lentejas y otro paquete de plástico de alubias, comprar a granel y llevar pequeñas bolsitas de tela. En lugar de biberones de plástico buscar uno de cristal, y las tetinas mejor de caucho natural o silicona. Y a poder ser, dar el máximo tiempo lactancia materna: “La teta sí que es zero waste”.
Sobre “reducir”, Jové anima a volver a las bolsas de tela para ir a por el pan y siempre que un objeto pueda reutilizarse “dar voces a familiares y conocidos para que aprovechen”. ¿Y si todas las amigas y amigos del grupo pudieran aprovechar una misma cuna, carro y trona? ¿O por qué no regalamos artilugios de segunda mano, como los primeros cuentos de bebés o pañuelos de porteo? La idea principal de Rosa Jové es consumir lo justo para que se produzca lo justo: en lugar de flores regalar plantas, y en lugar de adquirir ropa de tallas justas hacerlo de tallas más grandes para que se aprovechen más tiempo.
Propone trucos como “utilizar el pan duro para empanar y la carne que se ha puesto mala emplearla para compost para las plantas del balcón”. El aceite usado es posible reciclarlo haciendo pastillas de jabón. “Se puede hacer hasta tus propios discos de lactancia que no sean de usar y tirar. Dos trozos de tela que empapen doblados con un pedazo de bolsa de plástico biodegradable”. Lo mismo para los empapadores de la cuna: en lugar de comprarlos, utilizar como sábanas las bolsas de plástico que nos dan en el supermercado. Jové es enemiga total del plástico así que utiliza servilletas y baberos de tela: “Hay madres que ponen un trozo de bolsa compostable debajo del babero de tela”.
Ideas sostenibles para los primeros cuidados
Hasta el siglo XX los pañales no eran un problema para el medio ambiente porque eran de tela. “A mitad del siglo XIX es cierto que se empezaron a hacer cobertores de plástico, que ya no eran reciclables, pero las madres lo reutilizaban durante toda la infancia”, señala. Para Jové los pañales actuales no son respetuosos ya que la fabricación de los materiales requiere un consumo elevado de agua, los blanqueantes para fibras son tóxicos en su vertido, se producen emisiones de gases a la atmósfera en su fabricación y su empaquetado genera un plástico no reciclable. Así que considera que la solución es volver a los pañales reutilizables. Aquello de “a la lavadora y punto”. Hay de tela y de fibra de bambú. “También se pueden fabricar. Mi madre lo hacía. Se coge tela que funcione como empapador y encima se ponen unas braguitas plastificadas. Se pueden hacer hasta con cortinas de baño”.
Jové invita a reflexionar: ¿Necesitan los bebés cremas, botes de geles y champús y colonias? No. La famosa canastilla tiene que sustituirse por tarros de cristal y que sean lo justo y necesario. “Las cremas del culito pueden ser en tarro de vidrio. Yo no las he visto en tiendas y supermercados, pero sí en farmacias y establecimientos de cosmética natural”, afirma. “Hay que erradicar las toallitas porque el planeta no se las puede permitir”, así que recomienda limpiar el culo con esponja, agua y jabón. La esponja vegetal o de lufa, y el jabón en pastilla. Como alternativa a la esponja de plástico propone también una manopla de tela de toalla: “Es barata, dura un montón y se lava en la lavadora”. A la hora del baño, cuidado con el agua que se desperdicia: “Aprovecha el agua de la bañera de tu bebé para lavar la terraza o el coche”, y otra idea: “Cuando tu hijo pide agua y se deja correr hasta que baje el agua fresca, ese agua es cien por cien limpia. Si dejas una botella al lado del grifo puedes ir rellenando botellas para la nevera”.
Además de escribir libros sobre crianza y atender a sus pacientes, Jové hace sus propios jabones y productos de limpieza. En el libro cuenta sobre distintos productos que le funcionan bien: “Hay un vinagre para limpieza que es incoloro. Es bueno para quitar la grasa y si lo combinas con bicarbonato hasta que se haga una pasta, mucho mejor”. Ella emplea vinagre para las manchas de las ollas o como antical para el baño, además dice que el vinagre quita perfectamente las manchas de óxido. “El bicarbonato sirve para reblandecer las manchas y también como suavizante de la ropa y el agua oxigenada funciona mejor que la lejía”. Y en el caso de la ropa propone sustituir el jabón por nueces de lavado. “Son unas nueces especiales que tienen entre uno y dos centímetros de diámetro y son uno de los mejores detergentes naturales”. La cáscara tiene saponina, una sustancia que le sirve a los árboles para luchar contra las plagas. “Para los niños es inocua y no contiene nada nocivo. Será la alternativa a los jabones del futuro si se consigue ampliar el cultivo”, cuenta.
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