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Los problemas inmunológicos estaban detrás de sus abortos espontáneos: ser madre después de 12 pérdidas

Lea Collignon, madre tras 12 abortos espontáneos

Noelia Casado

17 de febrero de 2022 17:29 h

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A los 20 años, Lea sentía un deseo muy fuerte de ser madre. No le costó quedarse embarazada, pero perdió al bebé. Al acudir al ginecólogo le dijeron que no se preocupara, que era muy joven y que la próxima vez lo conseguiría. Pero no fue así. Lea tuvo cinco pérdidas gestacionales más, aunque las respuestas de su médico de cabecera y de su ginecólogo no fueron diferentes: era una mujer muy joven, podía seguir intentándolo, tenía mucho tiempo por delante. Pero para entonces ella ya estaba convencida de que lo que le ocurría no era normal y comenzó a exigir respuestas.

“Tuve que insistir, me costó mucho, pero me derivaron a la Unidad de Fertilidad del Hospital Clínico San Carlos en Madrid”, cuenta Lea Collignon a elDiario.es. Fue entonces cuando, tras una sucesión de pruebas y un nuevo aborto espontáneo, descartaron que su problema fuese de origen ginecológico. “Tanto mi pareja como yo estábamos bien, había algo más”.

Ahí comenzaron las sospechas de que el problema podría ser inmunológico. Sospechas que se confirmaron al ser finalmente derivada a esta unidad, donde le diagnosticaron la enfermedad de Crohn, síndrome antifosfolipídico obstétrico, trombofilia y una inmunodeficiencia, entre otras alteraciones.

Inmunología y aborto

Desde 2018 la planta de Ginecología y Obstetricia de este hospital cuenta con un espacio para esta especialidad, la Unidad de Inmunología Reproductiva, donde se ofrece una atención multidisciplinar y personalizada. Silvia Sánchez-Ramón, jefa de Inmunología del hospital, indica que se trata de la única unidad en el país con este nombre, aunque en otros centros se atienden algunos de estos casos en las unidades de Inmunología general.

“A partir de dos abortos de los que se desconoce la causa, se debería hacer un estudio inmunológico”, apunta Sánchez-Ramón. Aunque en el caso de Lea inicialmente no se actuara así. “A través de pruebas en sangre, generalmente, estudiamos todas las causas que se han descrito asociadas o causantes de abortos. Y según lo que vemos, ponemos un tratamiento para prevenir que se pierda la siguiente gestación”.

La doctora Sánchez-Ramón explica que se trata de una disciplina relativamente reciente, “tiene unos 40 años y yo me dedico a ello desde hace 25. Al principio era algo muy extraño para los propios obstetras, pero ahora los resultados nos dan la razón y hay un gran consenso internacional al respecto”.

Gracias a este trabajo, 254 mujeres que habían sufrido dos o más pérdidas gestacionales han conseguido llevar sus embarazos a término. El 88% de ellas, en el primer intento, y el resto, en el segundo. Entre ellas, Lea, que a sus 28 años está en la semana 37 de embarazo y tiene otro niño a punto de cumplir los tres años.

La inmunóloga celebra que esta unidad especializada ofrezca la oportunidad de que los tratamientos sean cada vez más efectivos, gracias a la colaboración entre ambas especialidades.

“Hay problemas inmunológicos que se conocen desde hace más de treinta años”, explica. Este es el caso de la tiroides, el síndrome antifosfolípido obstétrico, que puede originar microtrombos en la placenta y poner en riesgo el aporte de sangre necesario para el desarrollo del feto, o los anticuerpos antifosfolípidos, que son responsables de que lleguen menos oxígeno y nutrientes al embrión.

El problema es que haya actividad inflamatoria y coincida con el embarazo

Pero también existen causas más inespecíficas, de tipo inflamatorio. “Hay mujeres que tienen una situación proinflamatoria, que muchas veces no supone tener una enfermedad autoinmune porque están en remisión”. El problema, señala, se da cuando “hay actividad inflamatoria y coincide con el momento del embarazo”.

Entre los últimos descubrimientos, están los relacionados con el estudio del código inmunológico de la gestación, que tiene que ver con las células 'natural killer' (asesinas naturales) que reconocen al embrión en el útero materno y desencadenan la formación de la placenta. “Hay combinaciones de los receptores de estas células 'natural killer' maternas y los antígenos de histocompatibilidad con los que se unen, que se sabe que son causas de fallos gestacionales y patologías de la placenta. Estos se manifiestan muchas veces después de la semana 20, como es el caso de la preeclampsia o fallos de implantación”.

Doce pérdidas gestacionales

Sin embargo, identificar su problema no hizo el proceso de Lea necesariamente sencillo. Tras la derivación a esta especialidad, unos años antes de que la Unidad de Inmunología Reproductiva funcionara como tal, tuvo un nuevo intento fallido. “Pensé: 'se acabó, no puedo'. Es muy duro, no dejar de ver médicos, que te hagan mil pruebas y tratamientos y que no funcione... es desmoralizador”, recuerda.

Después de este aborto afrontó una depresión durante tres años. “Hasta este momento nunca me ofrecieron ayuda psicológica”, reprocha. Mientras, en su círculo cercano tampoco encontraba la comprensión que necesitaba. “Muchas veces se minimiza lo que es tener una pérdida. A veces lo ven como menos importante por el hecho de estar de poco tiempo. Es un embarazo que deseas y buscas y lo pierdes. No son únicamente las consecuencias físicas, sino psicológicas de ver que tú lo intentas y acaba en aborto otra vez”, explica.

Muchas veces en tu entorno se minimiza lo que es tener una pérdida.

Por ello, Natalia Valverde, Directora de la Unidad de Salud Mental Perinatal de Gimeno, Prado y Valverde, considera que es vital dar la importancia que merece a este proceso emocional. “Lo más adecuado es que pase un tiempo prudencial, elaborar el duelo, pasar por la tristeza, poder cerrar una etapa y despedirse del bebé que nunca nacerá para poder dar paso a la ilusión del siguiente embarazo”.

Embarazo a término

En el caso de Lea, fue en 2018 cuando se sintió preparada para volver a intentarlo, coincidiendo con la creación de la Unidad de Inmunología Reproductiva. Recuerda que al conocer a la doctora Sánchez-Ramón se sintió escuchada por primera vez: “Ella empatizaba, se veía que de verdad sentía que yo estaba mal y que su objetivo era ayudarme”. En esta ocasión también tuvo un seguimiento psicológico.

Estaba embarazada, pero no me atrevía a celebrarlo

Tras tres intentos fallidos, vivió el primer embarazo que llegó a término con mucho miedo, “cada semana que pasaba era un logro”. “Fue muy complicado, estaba embarazada de gemelos, perdí uno y estuve todo el primer trimestre sangrando y desde la semana 18 con contracciones. Tuve un montón de brotes debido a mi enfermedad y hubo que ajustarme la medicación”.

“Estaba embarazada, pero no me atrevía a celebrarlo, ni a creérmelo porque está el miedo de la pérdida dentro de ti”, confiesa. “Pero una vez que nace es como un milagro, todos los miedos, toda la inseguridad que has tenido durante el embarazo desaparecen”.

Después de doce pérdidas, y un embarazo a término, esta decimocuarta gestación fue inesperada, sin embargo, la ha podido disfrutar más. “Llamé a Silvia cuando me enteré, estando de cuatro semanas, y me dio mucha seguridad que al día siguiente retomasen mi seguimiento. Mi hijo es gracias a ella, le estoy muy agradecida”, afirma.

Lea tiene la esperanza de que dar a conocer su historia pueda ayudar a otras mujeres que puedan estar pasando por la misma situación y tengan la posibilidad de recibir la ayuda que necesitan. “A veces, aunque cuentes con el apoyo de tu pareja, los abortos, los cambios hormonales, el tomar medicación, pincharte, hormonarte, es algo que vives tú como mujer. Es importante que sepan que no están solas”.

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