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¿Puedo vacunarme contra la COVID si estoy embarazada?, ¿me pongo la vacuna aunque tenga previsto estarlo?, ¿y si doy la teta?

No está claro el procedimiento de vacunación contra la COVID en mujeres embarazadas.  EFE/Paolo Aguilar/Archivo

Patricia Gea

29 de diciembre de 2020 22:17 h

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El Ministerio de Sanidad de España y otros organismos sanitarios internacionales han publicado los primeros planes de vacunación contra la COVID. En ellos se especifica que pacientes de riesgo y profesionales de la salud deben ser los primeros en recibir las dosis, tal y como está sucediendo. Sin embargo, no está tan claro el procedimiento con otros grupos en los que la vacuna diseñada por las empresas Pfizer y BioNTech no se ha testado lo suficiente, como las mujeres embarazadas y las madres lactantes.

Las referencias en este sentido en los documentos son escasas y se irán actualizando a la luz de las evidencias científicas que vayan surgiendo. Pero, ¿qué se sabe hasta ahora?

¿Puedo vacunarme si estoy embarazada?

En resumen, lo que recomiendan tanto Sanidad como la Agencia Europea del Medicamento a nivel comunitario o la OMS a nivel internacional es que, antes de tomar la decisión de administrar la vacuna a una mujer embarazada, se analice “caso por caso” con un profesional sanitario para que evalúe los beneficios y riesgos de forma individual.

La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) dice que las vacunas no han mostrado ningún efecto dañino en el embarazo, según los estudios de laboratorio en modelos animales, pero que se deben tomar estos resultados con cautela ya que la información de la que se dispone sobre sus consecuencias en el proceso de gestación es muy limitada, e inexistente en el caso de la lactancia. La ausencia de evidencias en estos grupos cuando ya se ha aprobado la distribución de la vacuna, explica Sanidad en su documento, es lo habitual ya que “la experimentación clínica en estos casos se inicia cuando la eficacia y seguridad se ha confirmado ya en otros grupos”.

En nuestro país, algunas Comunidades Autónomas ya han elaborado a partir de estas directrices sus propias recomendaciones. Todas coinciden en lo mismo: por norma general no se suministrará a las embarazadas la vacuna y de hacerlo será con la consulta de un profesional. Pero existen entre ellas algunas diferencias. Por ejemplo, Andalucía y Asturias señalan que en ciertos “casos especiales” se estudiará su uso, “si hay transmisión comunitaria elevada, riesgo de exposición no evitable (como el personal sanitario) o riesgo de enfermedad grave alto”. En Madrid sólo podrá administrarse si la mujer “pertenece a un grupo de riesgo” y previa valoración con el personal sanitario. Por otro lado, Cataluña no fija ninguna excepción: recomienda no vacunar a las mujeres embarazadas.

En principio, y en términos generales, la vacunación a embarazadas no sería prioritaria porque los estudios realizados en este terreno han demostrado que no son especialmente vulnerables ante la COVID y que la mayoría han superado la enfermedad asintomáticas, aunque sí podrían sufrir consecuencias más graves si llega a complicarse o si pertenecen a un grupo de riesgo.

¿Pero y si estoy embarazada y pertenezco a un grupo de riesgo?

De nuevo la recomendación de los expertos es analizar cada caso de manera individual para hacer un balance de riesgos y beneficios.

El Comité Americano sobre Prácticas de Inmunización (ACIP / CDC), dice al respecto que “las mujeres gestantes y las que dan el pecho a sus hijos y que pertenecen a los grupos de riesgo establecidos pueden elegir entre demorar la vacunación hasta disponer de más información, o aceptar vacunarse”. Aunque los datos sobre la cuestión son muy escasos, “no hay razones para esperar problemas de seguridad en este tipo de vacunas”. En el mismo sentido se han pronunciado el Colegio Americano de Obstetricia y Ginecología y la Academia de Medicina de Lactancia Materna de EE.UU.

También la Sociedad de Obstetricia y Ginecología de Canadá apunta que “si bien no puede hacerse por el momento la recomendación de vacunación universal de las mujeres embarazadas, no debe excluirse a las de mayor riesgo de exposición y enfermedad grave de los probables beneficios de la vacunación basándose en un riesgo teórico no documentado”. Por tanto este grupo de gestantes debe recibir información sobre su nivel de riesgo y las características de las vacunas disponibles, y tener la opción de recibirla.

¿Qué pasa si estoy dando la teta?

En el caso de la lactancia, las pautas son similares. La Sociedad de Obstetricia y Ginecología de Canadá explica que considerando la importancia de la lactancia materna y la experiencia acumulada con otras vacunas, “se debe valorar iniciar con normalidad y no interrumpir la lactancia en mujeres que reciban la vacuna contra la COVID, y no demorar la vacunación, si está indicada, por este motivo”.

En los documentos publicados por las comunidades, Asturias y Andalucía dejan abierta la posibilidad de vacunar a madres lactantes con riesgo alto frente a la COVID, mientras que Cataluña lo desaconseja en todo momento. En este sentido, en el texto de la Comunidad de Madrid no consta ninguna recomendación.

La web dedicada a evaluar la compatibilidad de los fármacos con la lactancia materna, e-Lactancia, apunta que la vacuna es “probablemente compatible” y que supone un “riesgo bajo para la lactancia”. Aclara que como las madres lactantes han sido excluidas de todos los ensayos realizados no hay datos publicados sobre su excreción en leche materna ni de sus efectos. Sin embargo, añade, consideran “altamente improbable que los componentes de las vacunas contra la COVID puedan excretarse en leche materna” y, en cualquier caso, serían digeridos en el intestino del lactante. “Parece razonable pensar que si el virus es compatible con la lactancia, más lo será la vacuna ya que ni siquiera contiene el virus vivo”.

¿Y en el caso de las madres lactantes que pertenezcan a un grupo de riesgo?

En este caso, la web de e-Lactancia apunta que “no está justificado demorar la vacunación por el hecho de estar dando de mamar a su lactante”. Los colegios de obstetricia internacionales, como el americano o el canadiense aconsejan también que no se excluya a las mujeres de mayor riesgo de exposición y enfermedad grave de los probables beneficios de la vacunación “basándose en un riesgo teórico no documentado”.

Por tanto, este grupo de mujeres debe recibir información sobre su nivel de riesgo y las características de los tratamientos disponibles, y tener la opción de recibir la vacuna de la COVID“.

Estoy planeando quedarme embarazada, ¿puede afectar la vacunación?

En este escenario, los planes de Navarra, Cataluña y Andalucía recomiendan que haya un espacio de dos meses entre la administración de la segunda dosis de la vacuna y el inicio del embarazo. Más estricto es el sistema de salud público de Reino Unido, que aconseja en su ficha técnica “evitar siempre la vacunación” en caso de estar planeando quedarse embarazada“ y, si se plantea, que sea en un plazo de 3 meses desde que se recibe la vacuna. De la misma forma, recomienda no administrar la segunda dosis si ya se conoce el estado de gestación después de la primera.

Sobre esta cuestión también se ha pronunciado el Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría: “En los casos de las mujeres en edad fértil que planean un embarazo, se recomienda esperar, al menos, un mes entre la administración de la vacuna y el comienzo de la gestación, basándose en el principio de prudencia”.

Con la intención de resolver todas estas cuestiones de manera definitiva, la OMS ha organizado una reunión extraordinaria del Grupo Asesor Estratégico de Expertos en Inmunización (SAGE) el próximo 5 de enero de 2021.

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