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Cuando la víctima del 'caso De Miguel' se convierte en acusada: los duros interrogatorios de los defensores de los imputados

De derecha a izquierda, Gonzalo Susaeta, Jesús Villegas, Carlos Chacón y otros letrados del 'caso De Miguel'

Ainhoa Alberdi, empresaria y abogada, llama con ironía “día D” a cuando, a finales de noviembre de 2008, el entonces diputado foral Alfredo de Miguel le convocó en su despacho en la planta noble del Palacio de la Provincia de Álava y le dijo textualmente “tienes que pasar por caja”. En su intevención del lunes en este juicio de corrupción Alberdi respondió a la Fiscalía durante casi cinco horas y este martes la denunciante del 'caso De Miguel' ha dedicado otro tanto a responder a los defensores de los imputados. A sus preguntas, a sus acusaciones e incluso a algunas o varias intervenciones que han rozado la mofa.

-Usted, antes de esa reunión, antes de esa reunión, ¿había estado varias veces en el despacho oficial del señor De Miguel?

-Alguna vez.

-Alguna no. Varias. Varias es plural.

-Yo considero que alguna. Varias es una vez a la semana.

El interrogatorio es un extracto de los alrededor de 60 minutos de cuestionario de Gonzalo Susaeta, letrado de De Miguel y que cuenta con todo un equipo de profesionales como apoyo para este macroproceso. A las preguntas, el togado ha añadido una imitación del tono de voz de la testigo con la frase “en el despacho del diputado foral, en el despacho del diputado foral” para tratar de quitar hierro al encuentro entre el político y la empresaria en el que el primero, según ha repetido hasta la saciedad ella, le exigió el pago de una comisión tras la adjudicación de un contrato, 'mordida' que finalmente se cifró en 100.000 euros. Susaeta, del bufete Cuatrecasas y que en varios escritos ha acusado a la Fiscalía de imaginarse toda la trama, ha asegurado que su comentario era una “broma” para “desdramatizar un poco” el ambiente, aunque finalmente ha tenido que pedir disculpas por su intervención.

La estrategia de Susaeta ha buscado en todo momento hallar grietas en la comparecencia de Alberdi, que en este juicio explica los hechos por quinta vez y sin contradicciones. “En su día dije que me iba a ratificar en todo y no he venido a este juicio sin revisar la documentación”, le ha retado la testigo al letrado hasta el punto que le ha tenido que corregir algunas fechas fundamentales para interpretar los hechos. “Mezcla hechos y momentos”, le ha espetado al defensor.

Susaeta también ha intentado encontrar algunos problemas con Hacienda u otras irregularidades en la trayectoria personal y profesional de Alberdi, pero el presidente del tribunal, Jaime Tapia, ha cortado esa vía. “Suele ser un clásico poner en duda la credibilidad del testigo. Esto está rozando un poco...”, ha intervenido Tapia, que ha garantizado a Alberdi que “no se le iba a hacer un juicio a ella”.

“No he tenido ningún problema psiquiátrico”

Pero no ha tenido éxito Tapia. Jesús Villegas, defensor de Tellería, ha aludido a las consecuencias sobre su vida personal que citó la denunciante -concretamente depresión y ansiedad- para una de sus preguntas. “¿No es más cierto que esa tratamiento psiquiátrico o psicológico ya lo tenía con anterioridad?”, ha inquirido. “¡Yo no tengo tratamiento psiquiátrico! Y previamente no he tenido ningún problema psicológico o psiquiátrico. Y si el tribunal lo desea aportaré toda la documentación”, ha replicado Alberdi.

Villegas, a cuyo cliente Alberdi también señala en la exigencia de comisiones, sí ha tratado de desmontar la versión de la testigo, a diferencia del letrado de De Miguel, con preguntas más centradas en el asunto central del juicio y que no han recibido ninguna protesta por parte de la Fiscalía o del tribunal. El abogado ha tratado de establecer que el dinero que reclamaron los dos dirigentes del PNV era una deuda contraída por Kataia Consulting -la sociedad de ambos y de Koldo Ochandiano- para con el grupo Loizate de Jon Iñaki Echaburu, socio de Alberdi en un primer momento hasta que le compró el 100% de la asesoría que gestionó el contrato que dio origen al caso, el de ampliación del parque tecnológico de Miñano. Alberdi ha respondido que las cifras son claras y que la cuantía que Kataia Consulting aparentemente reclamaba a Loizate eran “30.000” cuando la mordida exigida eran “100.000”. “Es imposible que se pueda entender eso”, la ha dicho Alberdi a Villegas sobre su teoría.

Villegas también ha reclamado a Alberdi que detalle por qué se sintió “presionada” o “coaccionada” por De Miguel y Tellería. Ella ha sido muy contundente en su réplica: “Si a usted le parece poco que llamen a mi padre, se presenten en mi oficina, se me manden 'mails', se me vete en contratos, .... Yo no conozco el concepto técnico de coacciones. Amenazada físicamente no me he sentido en ningún momento, pero esto me parece cuanto menos una coacción”, ha apuntado.

“A mí nadie me ha regalado nada”

El 'as' en la manga de Carlos Chacón, abogado de Koldo Ochandiano era buscar una supuesta cercanía o familiaridad dentre Alberdi y el fiscal que lidera la acusación, Josu Izaguirre. Y todo porque ella le envió un fax con pruebas dirigido a “Jesús María” y no a “su ilustrísimo señor”. Chacón ha preguntado también si su denuncia fue una “venganza” contra los imputados. “No actué como venganza. Decidí no pagar. La venganza es que ellos me vetaran [en otro concurso posterior]. Yo voy a la Fiscalía porque esto no cesa”, ha abundado la declarante, que ha insistido en que su idea inicial al acumular grabaciones y pruebas no era denunciar, sino “protegerse” por si un tercero lo hacía, aunque las consecuencias de no “pasar por caja” le empujaron a ello.

El último de los interrogatorios tensos de la jornada ha sido el del letrado de Jon Iñaki Echaburu, Mikel Zuloaga, cortado en no menos de una decena ocasiones por el presidente del tribunal. La teoría de esta parte es que Alberdi no puede considerarse perjudicada en lo económico porque adquirió por “2.000 euros” el 100% de Urbanorma Consulting y a los pocos días recibió una de las facturas del contrato de Miñano, de más de 100.000 euros. “Le regaló 98.000 euros”, ha llegado a sostener el letrado, a lo que Alberdi ha respondido, visiblemente molesta: “A mí nadie me ha regalado nada. Y menos el señor Echaburu”.

Balón de oxígeno para Arriola: “No me ha pedido nada”

Tras un receso después del duro cara a cara con la defensa e Echaburu, la sesión se ha reanudado, ya con menos tensión. Han intervenido los letrados de Alfonso Arriola y Julián Sánchez Alegría. Arriola era el gerente del parque tecnológico de Miñano y Sánchez Alegría era presidente de la red de parques de Euskadi. En su declaración, la testigo sostiene que Arriola conocía la 'intervención' de De Miguel y Tellería y que puso en conocimiento de Sánchez Alegría la extorsión. Argumenta que este alto cargo no sólo no lo denunció, sino que previno a los dirigentes del PNV para que fueran más discretos en sus “gestiones”.

En el juicio, Alberdi ha repetido que Arriola al menos no le solicitó dinero.

-¿Se sintió coaccionada por Alfonso Arriola?

-No. Por Alfonso en ningún momento. Nunca me ha pedido nada ilegal. Entiendo que conoce los hechos. pero a mí directamente no me ha coaccionado en ningún momento.

Sobre el papel de Sánchez Alegría, ha pedido que sea su padre, Juan Antonio Alberdi, el que aclare en el juicio -comparecerá este miércoles- cómo De Miguel le explicó la llamada del presidente de los parques tecnológicos advirtiéndole de que la empresaria estaba investigando qué ocurría. Ha admitido Alberdi, eso sí, que sus grabaciones no eran de muy buena calidad. Ha bromeado incluso que se le coló una de la visita al veterinario con su perro. “No valgo como espía”, ha ironizado en uno de los pocos momentos de distensión de la jornada.

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