La escultura y el mar
“Tu, l’escultura, pols avui,/
pàl·lida, al grat d’un aquiló de gestos/
admiratius. Sense conèixer els jocs/
ni els lleures infantívols, et llançares,/
tu, la ‘dumb blonde’, víctima innocent,/
cap l’enorme trampa de la vida.“
Miquel Dolç, 1973
Hace diecisiete años, en 2002, un grupo de personas decidieron conmemorar el primer centenario de la Asociación Naviera Valenciana. De tal forma, que quedara patente el papel desempeñado por una de las entidades empresariales con mayor solera. Ni CEV, ni Femeval, ni AVE. Entre ellos el presidente, Pedro Navarro Zorraquín, el gerente, Gabriel Cobo y algunos de los asociados más relevantes—Alfredo Arlandis, Salvador Furió, Francisco Roca, José Vicente Martínez, amigos entrañables-- permitieron participar a un equipo de profesionales, en un proyecto apasionante.
BARCOS Y MERCANCÍAS
Se quiso conseguir que la ciudad de València valorara y apreciara la importancia que tiene la actividad comercial marítima para la urbe y para el conjunto de la economía. Los puertos son estratégicos. El de València una perla para Puertos del Estado. Caja de resonancia de la economía valenciana. Para conseguirlo se editó un libro conmemorativo, se celebró una gala memorable y encargó una escultura, en acero corten – rudo e indestructible como la vida en el mar— que ensamblara en tres planos unidos por los efectos de las olas, el viento y la voluntad humana. Compendio de lo que significa la actividad portuaria para el conjunto de los valencianos con proyección europea y mundial.
VISIBILIDAD
La idea de realizar la escultura cuajó en el seno de la Junta directiva de la Asociación Naviera Valenciana (AVN) a cuyas reuniones asistía como persona de confianza. Se seleccionó a un artista que presentó un boceto junto con un presupuesto que incluía la producción e instalación de la escultura principal. Se ubicó en mayo de 2002, con el beneplácito y colaboración de la Autoridad Portuaria de València (APN) frente al Edificio del Reloj, en homenaje a la entidad centenaria que ha reunido a los principales operadores portuarios de varias generaciones con 17 presidentes. Representantes de consignatarios y empresas estibadoras, protagonistas de la supervivencia, auge y proyección del comercio naviero y marítimo en Valencia. Se optó por el proyecto escultórico que presentó el artista Francisco Sebastián Nicolau, para una pieza original de cuatro metros, sobre pedestal de piedra. Para mayor repercusión se hicieron réplicas en aluminio.
AL FONDO EL MAR
València, a pesar de los esfuerzos realizados, permanece de espaldas al mar. En el aspecto físico, porque nada en la ciudad, en el acontecer habitual, focaliza la trascendencia que el entorno y la significación marítima tienen en la personalidad abierta y cosmopolita de la urbe. Desde el ángulo conceptual, València no puede vivir ajena al mar para configurarse y ser comprendida. Instituciones centenarias como el Tribunal y Llibre del Consolat de Mar, la Llotja dels Mercaders, les Drassanes, la Taula de Canvis, los ateneos Mercantil y Marítimo.
SIN NAVEGACIÓN
Hasta la Cámara de Comercio, a la que alguien eliminó en su denominación la navegación. ¡Qué vergüenza! Los legisladores contemporáneos, tienen interés en despersonalizar y homogeneizar. Eliminan en sus señas de identidad los factores que conforman la esencia y razón de ser. ¿Si a Valéncia, se le quita su sabor marítimo, su carácter de ciudad plural, su personalidad comercial y exportadora, qué quedaría de ella? ¿Sus calles principales del Mar y de las Barcas? ¿El recuerdo brumoso del italiano Roger de Lauria, del judío Lluís de Santángel o del almirante Gabriel Ciscar o el poeta Aguirre i Matiol? El novelista, Vicente Blasco Ibáñez, hombre de acción, cuando agotó su ciclo valenciano, se entusiasmó en “Los Argonautas” y “Mare Nostrum”, con el protagonista legendario Ulises Ferragut. Porque València sin el mar no se entiende.
DESAPARECIÓ
La escultura de la centenaria Asociación Naviera Valenciana fue eliminada por los fastos de la Copa del América y la Fórmula 1, cuyas cuentas han traído cola. Fue retirada de su enclave original, donde molestaba a los organizadores. Acabó arrumbada en unos almacenes de la Autoridad Portuaria de València, a la que se entregó para su custodia. Pasados los años y tras el fiasco de la Fórmula 1 para València, el artista-autor Francisco Sebastián y yo reparamos en que la escultura no se había repuesto en su emplazamiento inicial y se ignoraba su paradero. Su pedestal había resultado dañado en el traslado y la obra estaba deteriorada por el paso del tiempo en condiciones precarias. Se había alterado el estado del acero en la obra de arte que estaba pensada para permanecer a la intemperie. Al habla con la Asociación Naviera, a través de Quico Romeu (Romeu y Cia) y con el director de La Marina, Vicent Llorens, éste último localizó la pieza escultórica.
EXPIACIÓN
Puso en contacto a sus propietarios, responsables, patrocinadores y personas con sensibilidad para reponer la obra conmemorativa en un emplazamiento idóneo, próximo al que ocupó en su inauguración en 2002. La segunda colocación se celebró el 12 de julio pasado, con motivo del 117 aniversario de la ANV. Así se recuperó una escultura digna en su concepción, factura e intencionalidad. Se reparó la desidia de quien la mandó quitar de su sitio. La actividad comercial marítima y naviera expió la prepotencia de una ignominia.
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