Estimado director general de Coordinación de la Asistencia Sanitaria de la Comunidad de Madrid:
Cuál fue nuestra sorpresa, como la de tantos otros compañeros, cuando ante la información sobre la problemática saturación de las Unidades de Críticos Pediátricos por el aumento de la bronquiolitis usted respondió así a la Cadena Ser: “Cuando hay tantas fiestas seguidas como ocurre esta semana, como no está la plantilla de pediatría al completo, está sólo la guardia, si hay camas libres en las UCIS meten bronquiolitis para que los niños estén más vigilados pero, en realidad, si hiciera falta la cama porque llega un niño grave, el niño con bronquiolitis se va a planta y se ingresa al que se encuentra en estado grave”.
Usted muy bien reconoce el problema, y justifica que es “como todos los años”. Por tanto, creemos que ya deberían tener en cuenta la situación y administrar los recursos necesarios para ponerle remedio (del tema de la falta de personal, ya hablaremos más adelante).
Tendrá usted asistentes que le mantendrán informado de lo que sucede en las gerencias asistenciales de atención hospitalaria que se encuentran bajo su ámbito, pero lo que usted dice es una inexactitud y difamación. Y, además, muestra una absoluta falta de respeto y consideración hacia el trabajo realizado en las plantas de pediatría por parte del personal médico y de enfermería que en esta época se encargan de niños que tendrían que estar en la UCIP (Unidades de cuidados intensivos pediátricos), y lo hacen con menos recursos materiales y humanos. No hay cierres de camas, al revés, tienen que habilitar más puestos en planta para poder dar cobertura a niños que deberían estar en cuidados intensivos.
En la UCIP pediátrica en la que estamos, en el Hospital La Paz, actualmente más del 50% de los niños ingresados son casos de bronquiolitis, todos menores de un año. Garantizamos que necesitan un soporte y vigilancia que no es viable en planta, tanto por los recursos materiales (respiradores, alto flujo...), como por la asistencia médica (medicaciones, necesidad de intubación, canalización de accesos vasculares centrales…) y de enfermería (aspiración de secreciones, fisioterapia respiratoria, manejo de dispositivos como monitores o respiradores…). Todo esto sólo es posible en unidades de críticos.
Enhorabuena por ser capaz de simplificar un problema de salud tan grave como son las epidemias de bronquiolitis, tanto para las plantas de pediatría como para las unidades de cuidados intensivos pediátricos. Sus comentarios no tienen desperdicio. La realidad es diferente: por un lado, vivimos la ausencia de sitio físico para atender estos niños y, además, la precariedad de la situación laboral en sectores sanitarios como el personal de enfermería, por culpa de las políticas de contratación (como, por ejemplo, cubrir bajas por enfermedad a partir de un mes).
Llevamos cubriendo incidencias, desde hace meses, con la pérdida de días libres que supone (y para comprobarlo tienen los historiales de días trabajados, vacaciones y libranzas, hoy en día informatizados). Además, también perdemos el periodo de tiempo personal necesario para descansar: estamos en una situación general de agotamiento tanto físico como mental, un factor más a tener en cuenta al realizar nuestro trabajo. Las condiciones actuales de trabajo nos ocasionan estrés, miedo e inseguridad sobre las tareas que realizamos, y ya no porque acabemos agotados, si no por el miedo de que a los niños ingresados les pase algo por un error, por un fallo durante la jornada laboral, que sería evitable si el entorno de trabajo fuera el adecuado.
Nuestra máxima preocupación es la seguridad de los niños, por eso queremos respaldar y defender nuestro trabajo, y ya hemos puesto en conocimiento del riesgo para la seguridad de los pacientes a nuestros responsables superiores. También hemos notificado las posibles consecuencia de dichas situaciones (como la falta de recursos humanos, personal no preparado o trabajadores sobrecargados) informando a todos, incluida la Conserjería madrileña de Salud.
Opinamos que es necesario una remodelación de los tiempos de enfermería, un nuevo enfoque, porque las circunstancias cambian: es imperiosa una reserva de personal formado para determinadas unidades que dada su complejidad (tanto por la patología del paciente como por el aparataje, la necesidad de intervención rápida o procedimientos y técnicas) son necesarias habilidades, aptitudes y actitudes específicas. Además y por supuesto, queremos que se tenga en cuenta no sólo el número de personal por turno, sino su capacitación para llevar niños de esta complejidad. Porque lo más importante y eje de nuestro trabajo y profesión son las necesidades de los niños, su bienestar y por supuesto su seguridad.
Dr. César Pascual Fernández, trabajamos con personas, las curamos y cuidamos día a día, acompañamos, enseñamos, aprendemos ,y también hay que decirlo, sufrimos y lloramos en ocasiones. Son el eje fundamental de nuestro trabajo. Hay conceptos como la humanización de los cuidados, la calidad de la asistencia sanitaria y la seguridad de los pacientes que, gracias al personal insuficiente, se ponen en peligro día tras día.
Usted trabaja con presupuestos, estadísticas, proyectos, etc., labor que no se cuestiona, pero sitúese en nuestro lugar: dé la cara con pacientes y padres, quítese el traje y póngase el uniforme de hospital y realice una guardia de 24 horas con los compañeros médicos que tienen que decidir qué niño ingresa y a cuál dan el alta. Informe después a los padres, dé la cara y cargue en sus espaldas la carga asistencial de los demás pacientes (que en nuestro hospital, no es nada desdeñable por la gravedad y variabilidad de situaciones que encontramos).
Gracias de nuevo Dr. César Pascual Fernández, y a su superior, el titular de la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid, el Dr. Jesús Sánchez Martos, por su falta conocimiento y poco respeto hacia el trabajo que se realiza en las unidades de Cuidados Intensivos Pediátricos. Y, por supuesto, queda usted invitado a nuestra unidad, y que decida allí a pie de cama, a qué niños les da el alta para que ingresen otros.
Enfermeras de la UCIP del Hospital La Paz