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Cifuentes “destapa” la corrupción del Canal igual que Esperanza Aguirre “destapó” la Gürtel

Juan Lobato

Diputado del PSOE en la Asamblea de Madrid —

El cinismo no tiene límites en política. Cristina Cifuentes pretende hacer creer que gracias a ella se conoce e investiga la corrupción del Canal de Isabel II. Se trata de una evidente imitación de la “táctica Esperanza Aguirre”, que consiste en dar la vuelta a la realidad cuando tienes el muerto encima. El nuevo PP de Madrid es el PP de siempre.

¿Qué ha pasado en el Canal de Isabel II?

En enero de 2016 la Comisión de estudio de la deuda del Parlamento Madrileño comienza a investigar la actividad del Canal en América, liderada por la portavoz socialista Mercedes Gallizo y con la intensa colaboración de los grupos de oposición PSOE y Podemos, y también del grupo Ciudadanos.

Durante los meses de enero a junio de 2016 se producen numerosas peticiones de información, comparecencias de directivos del Canal y un intenso estudio sobre las operaciones de compra y venta del Canal en América. Fruto de esta investigación tenaz y minuciosa, y pese a la opacidad del gobierno que deniega y retrasa numerosa información, se descubre el grave quebranto patrimonial producido por la compra por parte del Canal de Isabel II de la empresa brasileña Emissao, en el año 2013.

Esta empresa brasileña se adquiere, a través de una sociedad interpuesta en Uruguay y con pagos realizados a través de cuentas suizas, por un importe de 21,5 millones de euros que paga el Canal de Isabel II con el dinero de todos los madrileños. Unas semanas después de la compra, la propia contabilidad del Canal refleja un valor patrimonial de esta empresa de tan solo 10 millones de euros, y un año después de tan solo 5 millones. En menos de un año todos los madrileños perdimos 15 millones de euros al comprar una sociedad absolutamente sobrevalorada. Esta es la razón por la que Ignacio González está en el calabozo.

Esta compraventa sucede en 2013, un año después del nombramiento de Cristina Cifuentes como miembro del Consejo de Administración del Canal de Isabel II, que se produce el 9 de marzo de 2012.

¿Es posible que una persona perspicaz e inteligente como Cristina Cifuentes no se preguntara el porqué del nefasto resultado de esta operación en el año 2013? Hasta julio de 2016 o no se enteró o no dijo nada, más de un año después de ser presidenta.

Una vez que los grupos de la oposición destaparon este escándalo, entre los meses de enero y junio de 2016, los medios de comunicación comienzan a hacerse eco del asunto. Y sólo es a partir de este momento, ya en julio de 2016, cuando el consejero de Presidencia y presidente del Canal anuncia, precisamente en una comparecencia forzada por la oposición, que ponen en conocimiento de la Fiscalía las “anomalías” descubiertas y denunciadas por PSOE, Podemos y Ciudadanos en los meses anteriores.

Cristina Cifuentes es responsable o bien de no haber tenido la capacidad suficiente para conocer los hechos (lo cual es grave) o bien de no haber informado a la justicia cuando debía y hacerlo años después tras meses de denuncias públicas y reiteradas de la oposición.

Una vez anunciado por parte del Gobierno el traslado de las “anomalías” a la justicia la oposición solicita copia del escrito para comprobar si se comunica toda la información relevante. El Gobierno, en un nuevo alarde de transparencia, deniega radicalmente el acceso a dicho escrito. Ante estos hechos la portavoz socialista, Mercedes Gallizo, elabora y presenta un borrador de documento recogiendo los hechos e irregularidades acreditados en la comisión. Este documento se presenta por parte de los grupos PSOE, Podemos y Ciudadanos ante la Fiscalía.

Meses después se detiene a Ignacio González y a otras 11 personas relacionadas con la compra de Emissao. El día siguiente a la detención se celebra un pleno de la Asamblea de Madrid en el que PSOE, Podemos y Ciudadanos exigen la comparecencia del Consejero de Presidencia y Presidente del Canal. El PP de Cifuentes se niega.

Una cosa es impedir el acceso a la información a la oposición, o retrasar y entorpecer comparecencias, o negarte a dar la cara el día siguiente a hechos tan graves como la detención del último Presidente del Gobierno Regional, pero además de todo esto decir que tú has destapado la corrupción del Canal de Isabel II es cínico, manipulador y torpe.

La trasparencia es mucho más que un bonito titular en una moderna página web. La transparencia es una filosofía de gestión que consiste en confiar plenamente en la honestidad de uno mismo y de su equipo. Pero la transparencia implica además confiar en la oposición, en la sociedad civil y en la ciudadanía, para entre todos administrar con eficacia y buen hacer los recursos públicos.