Todo y nada. Festival de la luz, Cañada sin luz
Llega el Festival de la luz a Madrid, ya lo venía anunciando la concejala Levy desde principios del mandato como una de sus grandes aportaciones a la cultura de nuestra ciudad, aunque por el camino haya destruido equipamientos públicos y programas culturales imprescindibles para nuestro ecosistema. Ya lo hemos denunciado hasta la extenuación, pero quien quiera saber exactamente a qué nos referimos, un rápido repaso por las demoliciones de RadioM21, Centro de artes vivas, Medialab Prado, participación en el Consejo de cultura, adiós buenas prácticas y sigue un rosario que merecería un artículo entero.
Ahora, oportunamente, el área de cultura del Partido Popular rentabilizará los aplausos de este gran evento arrogándose los éxitos de LuzMadrid (cuidado, que Festival de la Luz ya hay uno y es el que se desarrolla en Boimorto -Galicia- en un trabajo solidario entre el municipio y la artista Luz Casal). Pero ni con todos los leds del mundo podrán desviar la atención sobre el hecho dramático de la Cañada Real que lleva más de un año sin luz. Cuatro mil personas, casi la mitad niños, no tienen luz en el mismo Madrid. Y la paradoja de que coincidan estas dos realidades hace inevitables y dolorosas las comparaciones. Parece casi una broma pesada.
Recordemos que para que se lleve a cabo LuzMadrid hacen falta una extraordinaria cantidad de recursos municipales: el área de obras deberá tramitar a tiempo los permisos para el enganche a las tomas de luz, cableado, etc. El área de medio ambiente deberá hacer un esfuerzo significativo para establecer el dispositivo de corte del tráfico, prever y corregir la afección de estos cortes a la circulación de los autobuses de EMT, establecer el vallado, etc. El área de seguridad, lo mismo, tendrá que realizar un importante despliegue de medidas para evitar aglomeraciones y ordenar la afluencia. Además se habrán tramitado contratos a ritmo acelerado, así por ejemplo, casi 100.000€ para generadores silenciosos. Hay detrás un ímprobo trabajo que implica que el gobierno de una ciudad apuesta con todo su músculo para que la gente disfrute dos días de un gran festival de iluminación desaforada.
Y ¿qué ha hecho, sin embargo, este mismo gobierno, para resolver el problema de Cañada Real sin luz desde hace más de un año? ¿Dónde están los esfuerzos ímprobos? ¿Dónde el presupuesto para contratar los generadores que necesitan esas familias y que han pedido desesperadamente? La palabra que nos viene a la cabeza ya la sabemos, la hemos escuchado todos estos días referida a la gestión municipal de nuestro alcalde: NADA.
En 2017 se firma el Pacto Regional por la Cañada Real con unanimidad de los partidos políticos representantes de la Asamblea y las Administraciones. Este pacto pivotaba sobre los ejes de derecho a la vivienda, a la ciudad y la legalidad de Cañada, comprometiéndose a garantizar suministros básicos de agua, electricidad y saneamiento. Esta administración del partido popular ha dejado morir el pacto regional: ni mesas de concertación ni escucha vecinal. No ha avanzado NADA.
Conviven en el mismo tiempo estas dos realidades: una, la del Festival que ha recibido todos los esfuerzos administrativos para sobre-alumbrar tres días una zona de Madrid y la otra, Cañada Real, que no ha recibido ninguno para que se devuelva la luz para la supervivencia y vida digna de la gente.
Luces de puro entretenimiento y hay luces de pura necesidad, que sin llegar a encenderse señalan, como un faro, la pobreza, la injusticia y el frío.
¿Dónde debe encender un servidor público las luces de este invierno?
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