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Lorca muerto, Lorca asesinado

Ana García D'Atri

Diputada socialista en la Asamblea de Madrid —
''Yo denuncio a toda la gente que ignora a la otra mitad''

Federico García Lorca



La deformación de la realidad no da igual. No da igual honrar una muerte natural que un asesinato. No es lo mismo decir fusilamiento que muerte. Y la Comunidad de Madrid se refiere al asesinato de Federico García Lorca, en todos sus órganos de difusión, como la muerte de Lorca.

Y no es justo. Ni razonable. Ni equidistante. Ni verdadero. Es una tergiversación de la Historia. Ninguna de las múltiples hipótesis pone en cuestión que Lorca fue asesinado. Por tanto, todos los actos que quieran conmemorar esa fecha, la de hace 80 años, deberán mencionar el hecho o no hacerse.

Así es la verdad. Así es la información. No es lo mismo ser muerto que ser matado como no es igual estar vivo que seguir vivo después de muerto, como lo está Federico para sus lectores. Así es la muerte cuando uno es matado y no muere de muerte natural. Así es o era este país en el que hubo una guerra provocada por unos y no por otros. Además, está el informe de la policía, el informe del año 1965. ¿O también hay que olvidarlo?

En el caso de Lorca, inmenso poeta y dramaturgo arriesgado y vanguardista donde los haya, autor de alguno de los versos más importantes de nuestra literatura, memoria viva de la lucha por la cultura de todos y para todos pero con los desfavorecidos siempre, sería tan indigno no reconocer cómo murió que no podemos ni debemos permitírnoslo, ni como sociedad ni como seres individuales y sensibles.

No es raro que este gobierno, el de Cristina Cifuentes, vote en contra de una Ley de Memoria Histórica en la Comunidad de Madrid, proteja unas placas franquistas y hable de la muerte de Lorca. Todo guarda una coherencia absoluta. La coherencia de quien quiere transformar la historia, revestirla.

Pero aquí hay otras voces. Una familia. Recuerdos. Documentos. Obligada decencia. Y es imprescindible y doloroso recordar, es decir volver a pasar por nuestro corazón, que Lorca, el autor que tan desgarradora y profundamente y con tanto vuelo supo hablar de la soledad de las madres, de la incendiaria luz y oscuridad del deseo, del teatro bajo la arena, del amor en toda su magnitud, Federico, el de todos, murió asesinado a los 38 años y en Granada y allí sigue enterrado en fosa común y no sabemos dónde, todavía. En los libros de texto de 4º de la ESO dice así: García Lorca murió asesinado al comienzo de la guerra civil. Lo mínimo.

Guardar su legado, por supuesto es necesario, tras un debate imprescindible, por cierto, pero siendo honestos con la Historia, al menos con la del propio Federico García Lorca, y con el dolor que sufrió en su propio país. Recientemente, la película  española 'La novia' nos ha devuelto la belleza y la vigencia de Lorca, ese apellido internacional que conforma un punto y aparte en el teatro y la poesía en lengua castellana.

Ese apellido es leído en todo el mundo. Es nuestra cultura. Nuestra cultura española más luminosa, que en ese tramo de nuestra historia fue arrasada. Seamos consecuentes con su palabra. La palabra de Federico, pocos autores son conocidos tan sólo con su nombre. Seamos consecuentes con la verdad. Seamos puros y honremos bien su pena y su alegría. Un poco de respeto.

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